Al entierro con una gran carcajada

Frank Oz es un grande del cine. No solo como director, con t¨ªtulos como Cristal oscuro, Un par de seductores, In & Out, La tienda de los horrores o Bowfinder, el p¨ªcaro (por mencionar las buenas); no solo por ser el amigo de John Landis que le proporciona la buena suerte; no solo por haber crecido profesionalmente a la sombra de Jim Henson (fue el primer manipulador y doblador de Miss Daisyy del oso Fozzie en Los tele?ecos, y del Monstruo de las Galletas, Blas y Coco en Barrio S¨¦samo). Cuando Oz ¡ªnacido en Reino Unido de padres titiriteros pero criado en Estados Unidos¡ª fallezca, y esperamos que a¨²n pase mucho tiempo, lo primero que recordar¨¢n todos los aficionados ser¨¢ que ¨¦l es Yoda, maestro de jedis: Oz manipul¨® y puso la voz al mu?eco en la primera trilog¨ªa de Star wars, y dobl¨® a la creaci¨®n digital en la segunda trilog¨ªa. Oz es Yoda; Yoda es Oz.

Pero efectivamente Frank Oz ha hecho m¨¢s cosas en la vida. Y una de las mejores fue recuperar su pulso como director, tras la p¨¦sima Las mujeres perfectas, con esta Un funeral de muerte (2007), una delirante trama alrededor del entierro del patriarca de una familia brit¨¢nica de a¨²pa. El guion de Dean Craig es sencillamente fabuloso: rencores entre hermanos, novios de primas muy colocados a su pesar, todos los t¨ªpicos jaleos familiares que enturbian el luto. Finamente interpretados, bien dirigidos, con di¨¢logos armoniosamente engrasados. Y luego est¨¢ Peter.

Cuando Craig escribi¨® el personaje de Peter, solo lo describ¨ªa como el invitado sorpresa en el duelo: el amante secreto del fallecido patriarca familiar, que tras descubrir que no aparece en el testamento quiere chantajear a los hijos con unas fotos expl¨ªcitas. Ya era por s¨ª solo una joya cuando lleg¨® Peter Dinklage a las pruebas de reparto. Con su 1,35 metros de estatura, Dinklage ya era medianamente conocido gracias a V¨ªas cruzadas (The station agent) y Elf. Es un actor f¨¦rreo, muy serio, y su rostro duro y su peque?a estatura le dieron otra vuelta al papel.

El ¨¦xito de Dinklage ¡ªahora famos¨ªsimo gracias a su Tyrion Lannister de Juego de tronos¡ª, su fusi¨®n con el personaje sobrepas¨® la coincidencia de nombres. Cuando tres a?os m¨¢s tarde hubo versi¨®n hollywoodiense de Un funeral de muerte, Dinklage fue el ¨²nico del reparto que repiti¨®. El lamentable remake lo dirigi¨® Neil LaBute, en horas realmente bajas, y de aquella terrible pel¨ªcula ¡ªpor cierto, se hizo incluso antes otra versi¨®n en Bollywood¡ª solo se salvaba Dinklage. Por cierto, Frank Oz cuenta que el actor se meti¨® tanto en el personaje que nunca se ri¨® en plat¨®: de ah¨ª que en los t¨ªtulos de cr¨¦dito, en el que aparece todo el reparto carcaje¨¢ndose, el ¨²nico que falta es Dinklage.

Un funeral de muerte devuelve al espectador la rememoranza a la gran tradici¨®n de la comedia brit¨¢nica, a las obras de la productora Ealing, a Pasaporte a Pimlico, Whisky a go-g¨®, El hombre del traje blanco, Ocho sentencias de muerte o El quinteto de la muerte, una l¨ªnea c¨®mica que ha tenido estallidos aislados de genio como Un pez llamado Wanda o Despertando a Ned (Monty Python aparte), y que devolvi¨® a Frank Oz a sus ra¨ªces inglesas, a un humor que de puro especial deviene en universal.