'Homicidio', un libro para entender 'The Wire'
Vaya por delante que no hace falta ning¨²n libro para entender The wire. La serie -de la que se ha hablado m¨¢s que del asesinato de JFK y la llegada a la Luna juntos- es perfectamente capaz de sobrevivir sin ning¨²n tipo de ayuda externa o contexto complementario. Sin embargo es cierto que determinadas pel¨ªculas y libros convierten el visionado del show de HBO en algo ¨Cincluso- m¨¢s placentero, aunque solo sea por ese juego tan cin¨¦filo (y ¨²ltimamente tan cat¨®dico) de encontrar referencias hasta en la sopa.
Historia de dos ciudades, de Charles Dickens o La tempestad y Macbeth de William Shakespeare; el cine de John Ford o Akira Kurosawa; los cl¨¢sicos rusos, especialmente Dostoyevski; la saga de Derek Strange de George P. Pelecanos, la obra de Richard Price (y especialmente su ¨Capabullante- habilidad para los di¨¢logos) y Patrick Kenzie, el detective creado por Dennis Lehane; el Leviat¨¢n de Hobbes y el legado de Spinoza... En realidad, en tanto que obra transversal que habla de la pol¨ªtica, la libertad o el destino, los tent¨¢culos de The wire se extienden desde Arist¨®teles a Edward Murrow y hay pocos g¨¦neros (ya sean literarios o cinematogr¨¢ficos) que le resulten ajenos.
Pero, en tanto que hija de David Simon y Ed Burns, es l¨®gico buscar el quid de la cuesti¨®n en la cosecha de ¨¦stos, que se resume en dos libros: La esquina y Homicidio. El primero naci¨® del conocimiento que Burns ten¨ªa de las calles de Baltimore (en gran parte por su condici¨®n de polic¨ªa) y de la venenosa tinta de Simon, un periodista que era capaz de disgustar a todos al mismo tiempo por culpa de su inquebrantable prop¨®sito de cuestionar al poder, en todas sus acepciones y formas. De la mezcla de estos dos tipos, para los que callejear era una forma de vida, surgi¨® un libro que observaba con talante socio-pol¨ªtico (casi antropol¨®gico) la forma m¨¢s primaria de jerarquizaci¨®n de una ciudad deprimida como Baltimore: una esquina donde se distribu¨ªa droga. Ese intento (privado de toda tentaci¨®n creativa, nada hay de ficci¨®n en la obra literaria de Burns y Simon), creado por la necesidad de contar una historia ignorada a conciencia por los medios de comunicaci¨®n, gener¨® tal revuelo que acab¨® convertido en una magn¨ªfica mini-serie de HBO, The corner, que a su vez dar¨ªa paso a la ya mencionada The wire.
Siendo La esquina un libro maravilloso, un compendio de reflexiones sobre un sistema que permite que sus ciudadanos malvivan y que al mismo tiempo intenta impedir que estos sobrevivan, lo cierto es que hab¨ªa sido su obra anterior lo que hab¨ªa convertido a Simon en el cronista de referencia de un submundo mucho m¨¢s cercano a las fronteras de la normalidad de lo que muchos sospechaban. Homicidio vio la luz en 1991 y relataba la experiencia de Simon metido durante un a?o en la divisi¨®n de homicidios del departamento de polic¨ªa de Baltimore (el a?o en el que el periodista se mantuvo en la unidad se produjeron alrededor de 250 asesinatos).
Su relato, de estilo crudo, sin darse brillo ni sacar lustre a las palabras, segu¨ªa a tres miembros de la divisi¨®n: Donald Worden, un inspector veterano en modo crepuscular; Harry Edgerton, un inspector negro en un universo donde el negro es un color complicado; y Tom Pellegrini, el novato encargado del caso m¨¢s complejo del a?o, la violaci¨®n y posterior asesinato de una ni?a de 11 a?os. Combinando las voces de estos tipos y trazando un gigantesco arco argumental (las 700 p¨¢ginas del libro pueden dar una idea de lo que la palabra ¡°concienzudo¡± significa para el autor) Simon retrata a un grupo metido hasta el cuello en una emboscada continua: ¡°hacer m¨¢s con menos y hacerlo mejor (sic)¡±. Un mensaje que resultar¨¢ muy familiar a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n m¨¢s de 20 a?os despu¨¦s de la publicaci¨®n del libro de Simon, una aut¨¦ntica pica en Flandes en cuyas p¨¢ginas se esconden Stringer Bell, McNulty, Bunk, Daniels o Freamon.
Para entender The wire no hace falta ning¨²n libro, para disfrutarla ¨Cm¨¢s- igual s¨ª.
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