Sobras
Para llegar a cerrar los canales p¨²blicos basta una estrategia combinada entre la austeridad y el discurso utilitarista
El cierre de la radiotelevisi¨®n p¨²blica griega se produjo por sorpresa y a pocos minutos de la medianoche. El cese de las emisiones propici¨® un negro intenso en las pantallas, el silencio de las radios estatales y la retirada de las p¨¢ginas en internet. Algunas poblaciones del pa¨ªs quedaron sin se?al, pues la ¨²nica que recib¨ªan era la institucional, ajenas las cadenas privadas a su orograf¨ªa complicada. En ciertos lugares fronterizos tan solo dispon¨ªan de cadenas en turco, detalle que en otro tiempo hubiera sido considerado un agravio al patriotismo, tan ¨²til en otros momentos hist¨®ricos y que ahora es un inc¨®modo recordatorio. Pero ya nada es lo que era y el nuevo dise?o de Europa permite que se reciba con cierta normalidad un acto tan simb¨®lico.
Para llegar a cerrar los canales p¨²blicos basta una estrategia combinada entre la austeridad y el discurso utilitarista, que convence a la poblaci¨®n de que cualquier servicio p¨²blico es superfluo y corrupto. Puede que la radiotelevisi¨®n griega estuviera inflada de personal y padeciera una gesti¨®n nefasta, pero forma parte de las instituciones del estado y bajo las mismas excusas podr¨ªa cerrarse ma?ana el Parlamento o los ministerios p¨²blicos y nos echar¨ªamos las manos a la cabeza. Entre tanto estratega de la austeridad, lo que se esconde de verdad es un modelo de pa¨ªs tan peligroso como da?ino, que niega el derecho colectivo a principios b¨¢sicos e igualitarios. La educaci¨®n, la sanidad, el transporte y la informaci¨®n forman una escalera esencial de la que un pa¨ªs no se puede desentender para rendirse al negocio.
Es f¨¢cil entender que las cadenas p¨²blicas necesiten m¨¢s personal y medios que las privadas. Basta pararse a pensar que un apreciable esfuerzo informativo requiere enviados especiales, subsedes y medios t¨¦cnicos. Claro, es mucho m¨¢s barato hacer tertulias sobre el coraz¨®n, emitir se?ales precocinadas de eventos deportivos o retransmitir la convivencia de unos j¨®venes dopados en una casa aislada. Contribuir a la informaci¨®n, la investigaci¨®n, la cultura y la igualdad requiere dinero. Por eso tras el cierre no hay m¨¢s que otro episodio de la degradaci¨®n continental, un pasito m¨¢s en la aceptaci¨®n de que no nos merecemos nada, que somos costosos y superfluos. Estamos de sobra en un negocio perfecto.
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