Expulsados de la Tierra 511 d¨ªas
El documental ¡®No place on Earth¡¯ rescata del olvido la historia de 38 jud¨ªos que sobrevivieron al nazismo escondidos en cuevas al oeste de Ucrania
Treinta y ocho jud¨ªos, de entre 2 y 76 a?os, sobrevivieron a la crueldad del nazismo escondidos durante 511 d¨ªas, entre 1941 y 1942, en cuevas al oeste de Ucrania. Este es el relato que rescata del olvido el documental No place on Earth (En ning¨²n lugar sobre la Tierra), que ha cobrado vida gracias a la incansable investigaci¨®n de Chris Nicola, un exfuncionario del Estado de Nueva York, y Janet Tobias, la directora del largometraje. El documental ha participado en el Festival Internacional de Documentales de ?msterdam (IDFA), se ha adaptado al teatro en Alemania y Canad¨¢ y llegar¨¢ a la peque?a pantalla en Latinoam¨¦rica a partir de enero en History Channel.
La recuperaci¨®n de esta historia arranc¨® en 1993, cuando Nicola acudi¨® a la llamada de un amigo espele¨®logo ucraniano y, de paso, indag¨® en el pasado de su propia familia en el oeste del pa¨ªs. En una de sus incursiones en la cueva conocida como la Gruta del Cura (Priest¡¯s grotto), el investigador criminal tropez¨® inesperadamente con una serie de objetos. ¡°Empec¨¦ a ver trozos de zapatos, alfarer¨ªa, muros excavados para evitar goteos¡ Alguien hab¨ªa vivido all¨ª durante un periodo largo de tiempo¡±. Aquellos restos no parec¨ªan, sin embargo, excesivamente antiguos, por lo que el neoyorquino comenz¨® a preguntar a los habitantes de la zona. Nadie sab¨ªa nada. ¡°Pensaban que pertenec¨ªa a la resistencia sovi¨¦tica y no les interesaba. En esos a?os los vecinos no quer¨ªan hablar conmigo porque era extranjero y por si fuera un familiar de un jud¨ªo que reclamaba sus tierras¡±, rememora.
La investigaci¨®n de Nicola no dio sus primeros frutos hasta 2002, cuando un familiar de un superviviente contact¨® con ¨¦l. As¨ª descubri¨® la desgraciada biograf¨ªa que los Stermer y Wexler atesoraban para ellos solos en forma de un libro en hebreo redactado por la abuela de ambas familias. ¡°Mi madre escribi¨® Luchamos por sobrevivir en 1960. Pero nadie se interes¨® por nuestra historia hasta que lleg¨® Chris [Nicola]¡±, se alegra la delicada voz de Sam Stermer (Korolowka, Ucrania, 1926) al otro lado del tel¨¦fono.
La ag¨®nica aventura de estas 38 personas comenz¨® en 1941 con la incursi¨®n del Ej¨¦rcito alem¨¢n en el este de Polonia y su paso al oeste de Ucrania. ¡°Fue entonces cuando realmente empez¨® todo. O¨ªmos que llevaban a cabo acciones, es decir, reunir a la gente en un pueblo y mandarlos a campos de concentraci¨®n¡±, cuenta a EL PA?S Sonia Dodyk (Korolowka, Ucrania, 1933), ¡°el Judenrat [autoridad jud¨ªa] nos dijo que ten¨ªamos que ir al gheto de Borschov, pero mi madre se neg¨® y nos mand¨® a construir refugios¡±. Tras zafarse de esos trenes, la matriarca de la familia empuj¨® a los suyos a esconderse en la cueva Verteba, cerca de la localidad Bilche Zolote, un peque?o municipio a 510 kil¨®metros al suroeste de Kiev. As¨ª, 28 personas entraron y convirtieron esta gruta en su hogar en octubre de 1942.

¡°Yo estaba muy contenta. Los refugios eran sitios muy peque?os para esconder a mujeres y ni?os peque?os. Aqu¨ª pod¨ªa cantar, saltar¡ Nos sent¨ªamos como ni?os otra vez¡±, afirma de forma desconcertante Dodyk. Aquel escondite era un lugar oscuro pero c¨¢lido y seco, donde la mayor parte del tiempo se ahorraban energ¨ªas y se permanec¨ªa en la cama. "Dorm¨ªamos casi todo el d¨ªa, unas 15 horas. Nos despert¨¢bamos de noche para cocinar e ir a por suministros y solo sal¨ªamos cuando la luna estaba baja para que hubiera menos luz¡±, destaca Stermer, jubilado del sector de la construcci¨®n, con la sorprendente capacidad de re¨ªrse de la tragedia.
Pero el peligro no solo lo encarnaban las tropas germanas, sino los habitantes de los pueblos de alrededor y la polic¨ªa ucraniana, conocida por sus cr¨ªmenes colaboracionistas durante la guerra. ¡°Eran tan malos como los alemanes. No nos dejaban vivir. Solo nos ayudaron un hombre polaco y un guardabosques¡±, lamenta el anciano. Esa crueldad, que lleg¨® hasta la ¨²ltima de las capas de la sociedad, se tradujo en el intento de enterrar en vida a las 38 almas que resid¨ªan en la cueva al tapar la salida. Tras cavar durante tres d¨ªas una nueva apertura, las familias huyeron a una segunda cueva donde permanecieron hasta el fin de la guerra.
El 12 de abril de 1944 los Stermer y Wexler fueron liberados por las tropas sovi¨¦ticas en un estallido de fervor y alegr¨ªa. La poblaci¨®n de la zona, no obstante, continu¨® persigui¨¦ndoles y acab¨® con la vida de cuatro de ellos, por lo que los supervivientes emigraron a Estados Unidos y Canad¨¢, donde residen actualmente. ¡°Nuestro amigo polaco nos dej¨® una nota en la entrada avisando de que los rusos hab¨ªan llegado, pero permanecimos dentro dos semanas m¨¢s. Cuando volvimos a Korolowka no sali¨® ni una sola persona a recibirnos. Ese es el tipo de gente con la que tuvimos que tratar¡±.
No place on Earth cuenta con un toque espa?ol de la mano de Eduard Grau. El director de fotograf¨ªa del documental -que tambi¨¦n lo fue de la pel¨ªcula Buried (Enterrado), dirigida por Rodrigo Cort¨¦s- decidi¨® junto a Janet Tobias trasladar la filmaci¨®n a Hungr¨ªa, donde introducir el material de trabajo en cuevas similares a la Gruta del Cura resultaba m¨¢s sencillo. ¡°La historia me fascin¨®", afirma Grau. "Me parec¨ªa que hab¨ªa un reto en esa oscuridad y en que la forma de contarlo fuera real y cre¨ªble¡±.

El documental ha participado hasta la fecha en el Festival Internacional de Documentales de Amsterdam (IDFA), se ha adaptado a un formato teatral en pa¨ªses como Alemania y Canad¨¢, y llegar¨¢ a la peque?a pantalla en Latinoam¨¦rica a partir de enero en History Channel. Esta historia, destacan sus protagonistas, espera contribuir a que nunca se repitan incidentes tan tr¨¢gicos. "Estamos en los ¨²ltimos a?os en los que alguien puede decir 'a m¨ª me pas¨® eso'. El impacto emocional es ¨²nico", subraya Tobias, "es un relato de c¨®mo somos mejores juntos que separados. Debemos asegurarnos de que no suceda otra vez a ning¨²n grupo de personas: ni tutsis, ni gitanos, ni jud¨ªos".
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