Esas voces
¡°Yo no vendo voz, vendo estilo¡±, afirmaba arrogantemente un tipo al que el convencionalismo mas vago y pedestre hab¨ªa bautizado como La Voz. Se llamaba Frank Sinatra
¡°Yo no vendo voz, vendo estilo¡±, afirmaba arrogantemente un tipo al que el convencionalismo mas vago y pedestre hab¨ªa bautizado como La Voz. Se llamaba Frank Sinatra. Ten¨ªa raz¨®n. Solo a medias. Pose¨ªa una gran voz, pero tambi¨¦n un inmenso estilo para transmitir los sentimientos que pretend¨ªa provocar esa voz privilegiada, la vuelta dolorida o alegre de tantas vueltas, la actitud sofisticadamente canalla de un hombre turbio que pod¨ªa enamorar a cualquiera susurrando a su manera las cosas de la vida y del coraz¨®n. Y siempre escritas por otros, pero da igual, ¨¦l las hac¨ªa suyas y tambi¨¦n nuestras.
Leonard Cohen es un poeta de altura y un profesional de la seducci¨®n, pero, aunque no lo fuera, su voz est¨¢ destinada a remover entra?as. Tambi¨¦n esa voz sin estridencias, tan de la vida misma, como era la del maravilloso Brassens. Brel y Ferr¨¦, adem¨¢s de grandiosos poetas, eran actores, su voz interpretaba. Y de acuerdo en que la de Dylan es nasal, o como a ¨¦l le d¨¦ la gana, pero siempre hipn¨®tica. Y la de que Serrat puede ser terciopelo, pero la de Sabina, que no s¨¦ si en origen es bonita o fea, le otorga a cada canci¨®n (tantas de ellas memorables) el tono, la vida, la amargura, el humor y el sentimiento que necesitan.
Nunca he tenido problemas con la m¨ªa, incluso cuando hablo solo. Pero gente que me conoce muy bien me cuentan que la imposto cuando me dirijo a un micr¨®fono o a una c¨¢mara de televisi¨®n. Lo cual revela inseguridad, necesidad grotesca de disfrazarse o afirmarse cuando sabes que gente a lo que no conoces te mira y te escucha. Tambi¨¦n pertenezco a esa raza de adultos pat¨¦ticos que les hablan a los beb¨¦s o a los ni?os con la voz est¨²pidamente deformada. O cuando estoy tan enamorado que me siento en la intimidad a salvo del rid¨ªculo, fingiendo voces como el payaso m¨¢s tonto.
Escribo esta masturbaci¨®n mental despu¨¦s de o¨ªr las atipladas, grotescas, insufribles vocecillas de dos dibujos animados que marcan la existencia de los que est¨¢n jodidos. Idiotas siempre sonrientes y con poder absoluto. Se llaman B¨¢?ez y Montoro. Siento lo mismo con las voces supuestamente proletarias de M¨¦ndez y Toxo. Dios, qu¨¦ grima. En el fondo, me quedo con mi preciosa voz impostada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.