Apariencias
Al final, las distracciones siempre sirven para ir colando lo fundamental como si fuera un accidente
Si los experimentos en la privatizaci¨®n sanitaria de Madrid van a ser finalmente exportados al resto del pa¨ªs, como parece muy probable, no estar¨ªa de m¨¢s que las distintas regiones prestaran o¨ªdo y quiz¨¢ ojo a lo que sucede en la capital de la indiferencia. El ¨²ltimo episodio, chusco donde los haya, ha tenido como protagonista a uno de los responsables de empresas que aspiran a quedarse con la gesti¨®n hospitalaria en Madrid. En la radio, se atrevi¨® a proponer que una de sus maneras de incrementar ingresos ser¨ªa la de atraer turismo quir¨²rgico, vecinos extranjeros que se aprovecharan de nuestros estupendos profesionales a sueldo del Estado. Las correcciones posteriores no han acabado de convencer a nadie, as¨ª que se ha optado por el silencio, aliado indispensable en este aut¨¦ntico expolio.
Cansada ya la opini¨®n p¨²blica de ver a sus m¨¦dicos protestar, seducidos los usuarios de nuevo por la indiferencia, la cesi¨®n de nuestros hospitales al negocio puro y duro contin¨²a, mientras Eurovegas no acaba de aterrizar del todo con su promesa de colocar de crupier a nuestros licenciados en ingenier¨ªa. Al final, las distracciones siempre sirven para ir colando lo fundamental como si fuera un accidente. En la tierra prometida, rebosante de casinos y puter¨ªo, los hospitales carecen de glamour para atraer la atenci¨®n de los espectadores. El concurso privatizador es una chapuza que se perpetra tras la ocultaci¨®n, la falta de transparencia y un rigor del tama?o del hueso de una aceituna.
Cada vez que se despierta la conciencia ciudadana y se sorprende el paciente de ver en pie de protesta a todo el personal sanitario, desde la primera a la ¨²ltima bata blanca que se cruza en los pasillos, regresa la alarma econ¨®mica por todos los medios conocidos. En caso de duda, el pa¨ªs vuelve a estar en quiebra, los salarios de personal no se pueden afrontar y regresa la pol¨ªtica del ?qu¨¦ prefieres, morir con dulzura o a lo bruto? El p¨¢nico a la bancarrota es el mejor aliado del concurso de privatizaci¨®n, intolerable en otra ¨¦poca.
Pero deber¨ªan esforzarse un poco m¨¢s en las apariencias. Por ahora no enga?an a nadie, eso s¨ª, a la gente le importa ya todo un carajo.
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