Un hombre irreparable
'Karoo' (Seix Barral) es una agria s¨¢tira sobre el mundo del espect¨¢culo El protagonista de la novela p¨®stuma de Steve Tesich es un guionista de cine con un dilema moral
En su art¨ªculo ¡®La cat¨¢strofe de todos los d¨ªas¡¯, publicado en el n¨²mero de septiembre de 2012 de la revista Caim¨¢n CdC, Adrian Martin reflexionaba sobre los motivos que han convertido a la nueva ficci¨®n televisiva en un espejo preciso de las ambig¨¹edades del sujeto contempor¨¢neo. Martin llegaba a la conclusi¨®n de que, para explicar la amoralidad contempor¨¢nea, las f¨®rmulas can¨®nicas del tradicional guion cinematogr¨¢fico ¡ªlas din¨¢micas de ascensi¨®n y ca¨ªda, o de corrupci¨®n sublimada en redenci¨®n/sacrificio¡ª ya no resultaban operativas.
Frente a ese modelo, series como Breaking Bad, Mad Men o Dexter propon¨ªan esquemas irresolubles para hombres irreparables: ficciones sustentadas en la idea del apa?o constante, aunque provisional, de las grietas que se abr¨ªan en existencias sustentadas en el simulacro y la doble vida. Quiz¨¢ Los Soprano podr¨ªa sumarse a la lista, con su radical desenlace que alteraba los c¨®digos cl¨¢sicos de la saga mafiosa, y que acaso implicaba la muerte simb¨®lica de un espectador manchado por seis a?os de interacci¨®n emocional con un personaje perverso.
En Karoo, novela p¨®stuma del norteamericano de origen serbio Steve Tesich, el protagonista, un reescritor de guiones cinematogr¨¢ficos, reflexiona sobre la divergencia entre el caos de la vida y el orden ilusorio de todo guion cerrado, partiendo de una constataci¨®n elemental que el posterior desarrollo de la novela acaba cargando de una densidad abrumadora: ¡°Por supuesto, s¨¦ que hay una gran diferencia entre la vida real y los guiones que reescribo. Las vidas de la mayor¨ªa de la gente no avanzan mediante la evoluci¨®n del personaje ni mediante la trama, sino por medio de corrientes al azar, caprichos y estados de ¨¢nimo. Se mueven m¨¢s por cambios de humor que por un argumento. Soy muy consciente de esto, pero el reescritor que llevo dentro desear¨ªa que a veces la vida tambi¨¦n se pudiera reescribir¡±.
Ganador del Oscar al Mejor Guion Original por El relevo (1979), responsable de la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de El mundo seg¨²n Garp que dirigi¨® George Roy Hill en 1982, dramaturgo y autor de una ¨²nica novela (Summer Crossing, 1982) previa a la monumental Karoo, Steve Tesich no vivi¨® para contemplar el singular destino de su obra mayor: publicada p¨®stumamente en 1998, dos a?os despu¨¦s del fallecimiento del autor a la edad de 53 a?os, Karoo recibi¨® los elogios de Arthur Miller y E. L. Doctorow, que firmar¨ªa el pr¨®logo de su reedici¨®n en tapa blanda en 2004, pero no llegar¨ªa a convertirse en un fen¨®meno editorial de culto hasta su traducci¨®n al franc¨¦s en 2012.
Un camino, en definitiva, tan sinuoso como el que, a lo largo de sus m¨¢s de quinientas p¨¢ginas, recorre su protagonista, el guionista c¨ªnico y cincuent¨®n Steve Karoo, un hombre irreparable, alcoh¨®lico condenado a la sobriedad pese a su ¨¦pica ingesta de bebidas espirituosas, mentiroso compulsivo atrincherado ante todo tipo de afectos, resistente numantino frente al supuesto amparo de un seguro m¨¦dico¡ pero, a pesar de todo, un tipo empe?ado en no dejar este mundo sin haber hecho una buena obra. Una buena obra cuya ejecuci¨®n se revelar¨¢ m¨¢s peligrosa que hacer malabarismos con nitroglicerina en una cornisa agrietada.
La fortuna p¨®stuma de Karoo ha motivado comparaciones con La conjura de los necios de John Kennedy Toole, que el tono c¨®mico y excesivo del primer tramo de la novela podr¨ªa seguir sosteniendo de forma equ¨ªvoca: la novela de Tesich se abre con fuerza sat¨ªrica, en su retrato de los tipos humanos y rituales sociales tanto de la burgues¨ªa neoyorquina como de la industria del espect¨¢culo de Los ?ngeles, que el autor contempla como ¡°esa religi¨®n que da unidad a nuestra ¨¦poca¡±, pero el tono deriva hacia la desolaci¨®n tragic¨®mica. Karoo es, definitivamente, una de esas novelas para temblar despu¨¦s de haber re¨ªdo.
Saul Karoo, dispuesto a romper todo lazo profesional con un productor siniestro, acepta un ¨²ltimo trabajo que le colocar¨¢ frente a un dilema moral de alto calibre: traicionar y corromper una obra maestra o dar visibilidad a una existencia que parec¨ªa condenada al cubo de material desechado en una sala de montaje. Por si escoger entre el arte o la vida no fuera suficiente, tambi¨¦n entran en juego en la decisi¨®n delicados v¨ªnculos con la vida personal del antih¨¦roe, que contempla el mundo a trav¨¦s de una t¨®xica mezcla de autodesprecio y ret¨®rica cinematogr¨¢fica (¡°es como mirar una cara con subt¨ªtulos¡±, ¡°la segu¨ª de todas maneras, como si fuera una l¨ªnea argumental en pleno proceso de escritura¡±). Tras dilatar un giro dram¨¢tico ¡ªevidente para el lector, pero no para el protagonista¡ª a lo largo de un centenar de p¨¢ginas, Karoo conquista la excelencia en el desenlace, pasando de la primera a la tercera persona: Steve Tesich transubstancia la ca¨ªda de su personaje en pura elevaci¨®n, utilizando como inesperadas herramientas clim¨¢ticas una ficci¨®n expiatoria donde misticismo, escatolog¨ªa, mitos fundacionales y fantaciencia se dan la mano.
Karoo. Steve Tesich. Traducci¨®n de Javier Calvo. Seix Barral. Barcelona, 2013. 556 p¨¢ginas. 19,90 euros
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