Gij¨®n, tenemos un problema
Laboral y DKV producen una instalaci¨®n de Karlos Gil inspirada en la misi¨®n del Apolo XII
Seg¨²n la historia oficial el Apolo XII fue la ¨²ltima nave tripulada que lleg¨® a la Luna. En ella tambi¨¦n viajaba el Moon Museum, un diminuto chip cer¨¢mico creado por el artista conceptual minimalista Forrest Myers, que conten¨ªa seis dibujos: uno suyo y los otros cinco de Claes Oldenburg, Robert Rauschenberg, Andy Warhol, John Chamberlain y David Novros. La idea de Myers era enviar a la Luna el embri¨®n del que ser¨ªa el primer museo en el espacio y por ello contact¨® con uno de los ingenieros del proyecto, cuya misi¨®n ser¨ªa colocar el chip en una pata del tren de aterrizaje, ¨²nico elemento destinado a quedarse en la superficie lunar. Las conversaciones entre los dos est¨¢n documentadas, pero no hay prueba de que finalmente el chip llegase a su destino. Como todo lo que rodea la misi¨®n del Apolo XII, tambi¨¦n el Moon Museum ha sido envuelto por las brumas de los documentos clasificados y de las diez r¨¦plicas que se realizaron, tres est¨¢n en paradero desconocido.
Es esta la premisa del proyecto de Karlos Gil (Toledo, 1984), ganador de la primera Beca de Producci¨®n DKV Seguros ¨C ?lvarez Margaride, convocada conjuntamente por la entidad aseguradora y Laboral Centro de Arte y Creaci¨®n Industrial de Gij¨®n. The Moon Museum, elegido entre m¨¢s de 70 propuestas, se produjo en Laboral donde se expone hasta el 22 de septiembre, ya que una de las condiciones de la beca era precisamente interactuar con los equipos tecnol¨®gicos del centro asturiano.
A partir del contenido del chip, Gil crea una instalaci¨®n constituida por seis elementos audiovisuales y escult¨®ricos, que establecen otras tantas referencias conceptuales y analog¨ªas formales con los seis dibujitos originales. As¨ª la aportaci¨®n de Warhol, un pene formado por las iniciales de su nombre, se transforma en dos piezas de neones publicitarios reciclados, bautizados Redundancia, mientras que el perfil de Micky Mouse de Oldenburg se convierte en Funciones de salida, una serie de fragmentos impresos en 3D, que a pesar de su completa inutilidad se ofrecen con todos sus planes de construcci¨®n. ¡°Son piezas que se mueven en la delgada l¨ªnea de lo que tiene sentido y lo que no, aunque sus propios t¨ªtulos desvelan pistas sobre su origen y proponen nuevos significados¡±, explica el artista, que con estos juegos alude a diversos debates fundamentales del arte contempor¨¢neo, como el rechazo de la noci¨®n de autor¨ªa y la reivindicaci¨®n de la autonom¨ªa de la imagen.
Continuando con las analog¨ªas, el cuadrado dibujado por Chamberlain como homenaje a la modernidad, se convierte en una cr¨ªtica de la manipulaci¨®n informativa, a trav¨¦s de tres monitors donde, en una eterna espera del programa que nunca llega, se proyectan las cortinillas de los canales que retransmitieron la misi¨®n del Apolo XII. Finalmente la l¨ªnea trazada por Rauschenberg se materializa en el hilo conductor de una performance interpretada por las propias piezas al comp¨¢s de un relato, que rebota de un altavoz a otro, obligando de ese modo el espectador a deambular por la sala. ¡°La alocuci¨®n, es decir la historia, es lo que activa la instalaci¨®n, cambiando la luces y las situaciones e involucrando el espectador en una especie de coreograf¨ªa que dura 18 minutos¡±, indica el artista. Y lo cierto es que no se trata de una obra que se pueda disfrutar sin explicaciones, aunque al final queda el interrogante inicial. ?Lleg¨® a la Luna el Moon Museum?
Babelia
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