Garc¨ªa-Alix expone por primera vez en Portugal partiendo de Asturias
El fot¨®grafo retrat¨® la comunidad por un encargo de la Fundaci¨®n Mar¨ªa Cristina Masaveu Peterson
Hace dos a?os, la Fundaci¨®n Mar¨ªa Cristina Masaveu Peterson hizo un encargo al fot¨®grafo Alberto Garc¨ªa-Alix: que recorriera a su gusto Asturias y que la fotografiara m¨¢s a su gusto todav¨ªa. El artista acept¨® porque en la encomienda no hab¨ªa m¨¢s que una condici¨®n: la geogr¨¢fica. ¡°Que estuviera en Asturias. Que acotara all¨ª mi territorio de caza. Esas eran las reglas. El resto era pura libertad. No me obligaban a que me centrara en la sidra, ja ja¡±. As¨ª naci¨® un trabajo Asturias patria querida en el que el fot¨®grafo de 56 a?os, premio Nacional de Fotograf¨ªa, recorri¨® el paisaje, las ciudades, los montes, los caminos y las romer¨ªas de esa regi¨®n para encontrar lo que ¨¦l denomina ¡°revelaciones¡±. Ahora, una cincuentena de esas revelaciones, esto es, de esos instantes o cosas o seres (un perro, una esquinazo, una monta?a, la mirada de un tipo, el calendario de una t¨ªa en bolas en una taquilla¡) en que el fot¨®grafo percib¨ªa que ah¨ª lat¨ªa algo que dec¨ªa algo, se exponen en Lisboa, en el Museo da Electricidade, en la Funda??o EDP, hasta el 18 de agosto (entrada gratuita) en una antigua factor¨ªa reconvertida en centro cultural situada a la orilla del Tajo.
Garc¨ªa-Alix es t¨ªmido frente a un auditorio. Pero explica sonriendo, mientras camina y pasea frente a sus fotograf¨ªas, que hab¨ªa viajado muchas veces a Asturias pero que nunca hab¨ªa fotografiado all¨ª nada. ¡°Y uno hasta que no se cuelga la c¨¢mara no adquiere esa otra visi¨®n que es necesaria, no se pone a dialogar con las cosas¡±, dice. Le llamaron la atenci¨®n la diferencia de escalas del paisaje monta?oso, las diferencias de altitud, las brumas, los paisajes neblinosos. ¡°Yo soy de Madrid, de Castilla, donde todo es m¨¢s plano¡±, dice. Trat¨®, con todo, de reflejar ese mundo algo alejado de ¨¦l a su estilo fragmentario. ¡°Yo no soy un reportero¡±, se encoje de hombros. Trat¨® cada objeto (un poste de la luz erguido y solo frente al cielo gris, un columpio abandonado¡.) como si fuera una persona, como si retratara a una persona. ¡°Lo m¨ªo es el retrato. El columpio, por ejemplo, ?Qui¨¦n no ha jugado a un columpio de esos alguna vez? Hay cierta melancol¨ªa que vive en ¨¦l que yo he querido sacar¡±, dice. ¡°Y el poste: la soledad de ese palo es Asturias¡±, a?ade. El comisario de la exposici¨®n, Nicol¨¢s Combarro, a?ade que Garc¨ªa-Alix ¡°es probablemente el ¨²ltimo fot¨®grafo rom¨¢ntico¡±. Garc¨ªa-Alix trabaj¨® durante cuatro semanas espaciadas, llevadas a cabo en cuatro viajes diferentes, hechos en coche y en moto, donde se iba parando seg¨²n el coraz¨®n le indicaba. Hay fotos de monta?as de carb¨®n que parecen cuadros abstractos y bloques de pisos solitarios en medio de espacios abiertos formando equilibrios impactantes. ¡°Eso es lo distinto. En Madrid no te encuentras esos bloques de pisos as¨ª, aislados, con ese espacio inmenso detr¨¢s¡±. Y casas perdidas en laderas, que impactaron tanto en el ojo de Garc¨ªa Alix porque ¡°son como las construcciones diminutas de un Bel¨¦n¡±.
Trat¨®, con su estilo, con sus retratos de todo en blanco y negro, de comprender un poco Asturias. ¡°Los que saben qu¨¦ es Asturias son los asturianos. Y en los mensajes que me mandan me dicen que s¨ª, que Asturias es as¨ª, tal y como yo la he visto¡±, explica. ¡°Por eso creo que un trozo de m¨ª est¨¢ unido ya para siempre a esa regi¨®n. Por eso estoy tan orgulloso de esta exposici¨®n¡±.
El fot¨®grafo comenta que la muestra de Lisboa, ¡°es la mejor montada de este tema, con una iluminaci¨®n ejemplar¡±. Luego, cuando sale a fumar un cigarro al sol del mediod¨ªa, comenta que conoce el pa¨ªs, que ha viajado por el norte de Portugal varias veces, con la moto, pero que no ha visitado mucho el sur. Y que le gusta Lisboa: sus calles, sus gentes, su luz. Tanto como para pensar en mudarse. ¡°Tal vez venga y me quede unos meses por aqu¨ª¡±, confiesa, mientras apura el cigarrillo.
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