Ser o no ser¡ la ballena blanca
El novelista Jon Bilbao narra un encuentro entre Shakespeare y ¡®Moby Dick¡¯
¡°Llamadme William¡¡±. ?Y si Shakespeare hubiese tenido la idea de escribir una obra sobre una ballena maligna y la obsesi¨®n por darle caza dos siglos y medio antes de que Melville alumbrara Moby Dick (1851)? Tal es la jugosa y estimulante premisa en la base de la nueva novela de Jon Bilbao (Ribadesella, 1972) Shakespeare y la ballena blanca (Tusquets). En el felic¨ªsimo pastiche literario, lleno de gui?os, sorpresas y aventuras, el autor de Romeo y Julieta se embarca ¡ªShakespeare in sea¡ª en un gale¨®n como parte de una embajada isabelina que viaja a la corte danesa en 1601. En el trayecto, el barco, que no se llama Pequod sino Nimrod, topa con una vieja ballena hostil cuyo lomo est¨¢ sembrado de arpones y cicatrices ¡ª?les suena?¡ª. El impacto de la visi¨®n del monstruo suscita en Shakespeare la ocurrencia de escribir una obra de teatro. Poco a poco, mientras la ballena acecha al barco y se organiza su caza, el dramaturgo va dando forma al argumento, que incluye un capit¨¢n maniaco y mutilado ¡ªal estilo de Ricardo III¡ªy que el cet¨¢ceo sea¡ blanco.
¡°Trabajaba en paralelo en dos relatos, uno sobre Shakespeare y otro sobre un personaje secundario de Moby Dick, el marinero Bulkington, y se me ocurri¨® combinar ambos mundos¡±, explica Bilbao. ¡°La novela que surgi¨® no tiene nada que ver con aquellas ideas, sino que es algo muy diferente¡±, recalca el autor. ¡°Me apetec¨ªa especular juntando a Shakespeare y Moby Dick, mi novela est¨¢ llena de gui?os a ambos¡±.
La historia, se?ala, adem¨¢s no es tan descabellada como pudiera parecer. ¡°Existi¨® una expedici¨®n enviada por Isabel I a la corte de Cristi¨¢n IV, e inclu¨ªa una compa?¨ªa teatral, aunque no consta que viajara Shakespeare. Hay dudas sobre si alguna vez sali¨® de Inglaterra, se especula con que pudo viajar precisamente a Dinamarca, donde se habr¨ªa inspirado para escribir Hamlet. En todo caso hay suficientes lagunas en su vida para inventarle episodios. Podr¨ªa haber pasado¡±.
Shakespeare tiene grandes escenas marineras, en La tempestad, por ejemplo, y domina el conocimiento y el lenguaje n¨¢uticos. El profesor Alexander Falconer, que hab¨ªa le¨ªdo mucho las obras del bardo a bordo durante su servicio como oficial de la Royal Navy durante la II Guerra Mundial, estaba convencido, como otros estudiosos, de que Shakespeare hab¨ªa servido en la marina durante sus a?os perdidos, por la exactitud de sus referencias navales y su uso de la imaginer¨ªa del mar (v¨¦ase Shakespeare and the sea, 1964, y A glossary of shakespearian¡¯s sea and naval terms inclouding gunnery, 1965). Hay muchos naufragios en sus obras, pertinentemente relatados, y no olvidemos la notable menci¨®n de una ballena en Hamlet (acto III, escena 2) ¡ªhay otra en Pericles (acto II, escena 1)¡ª.
No est¨¢ claro en todo caso que Shakespeare navegara y hubiera visto alguna vez una ballena, pero lo que s¨ª es seguro es que Melville utiliz¨® a fondo a Shakespeare en Moby Dick. El estudioso Julian Markels ha detallado hasta 491 marcas, anotaciones y subrayados dejados por Melville en su edici¨®n de las obras completas de Shakespeare antes y durante la redacci¨®n de Moby Dick entre 1850 y 1851. La impresi¨®n, que por otro lado tiene cualquiera que lea la novela, es que Melville se inspir¨® enormemente en el bardo. Hay mucho de Lear en Ahab, por ejemplo. Bilbao hace viajar con Shakespeare al conde de Southampton, su protector y supuesto amante, al que mata extempor¨¢neamente, ahogado por el peso de su coraza. ¡°Es lo que justifica que finalmente Shakespeare no escriba una obra sobre la ballena. Lo que m¨¢s me interesaba en realidad era enfrentar a Shakespeare a ese material para hablar de las dificultades de la creaci¨®n¡±. En cierta forma, al final Shakespeare caz¨® a la ballena¡ mediante su influencia en Melville. Shakespeare y Melville, ambos ¡°hijos de los dioses¡±, como dec¨ªa Ray Bradbury que escribi¨® el guion de Moby Dick para la pel¨ªcula de John Huston.
En la novela del asturiano, encontramos muchos pasajes similares a los de Moby Dick ¡ªla moneda de oro, la forja del arp¨®n¡¡ª; otros los subvierte con gracia.
Entre lo mejor del libro est¨¢ la argumentaci¨®n del Shakespeare de Bilbao sobre la blancura de la ballena. Es una blancura que proviene de los abismos m¨¢s profundos. La ballena es blanca como lo son las criaturas de las cuevas y simas donde no llega la luz...
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