El experimento baila en Venecia
El core¨®grafo Virgilio Sieni, nuevo director de danza de la Bienal, apuesta por el retorno al concepto de la academia como laboratorio de futuro
Lleg¨® en 2013 la hora del cambio tanto generacional como de fondo en la secci¨®n de danza de la Bienal de Venecia. Es el apartado donde m¨¢s ha demorado el revulsivo, la intenci¨®n de dotar al evento de cimientos nuevos y disponibles a una ¨¦poca tan convulsa y de rigores como vertiginosa en su proyecci¨®n de movilidad est¨¦tica y conceptual.
Paolo Baratta, presidente de la Bienal, ya hab¨ªa colocado al catal¨¢n Alex Rigola (Barcelona, 1969) al frente de la secci¨®n de teatro y a Ivan Fedele (Lecce, 1953) en la de m¨²sica contempor¨¢nea. En danza, ha sido nombrado director Virgilio Sieni (Florencia, 1958), figura fundamental en el nuevo panorama italiano, ex bailar¨ªn y core¨®grafo.
Baratta ya dijo que quiere que los tres festivales dentro del ente Bienal de Venecia (m¨²sica, danza y teatro) interact¨²en entre s¨ª, que colaboren org¨¢nicamente bajo el prestigioso (y atrayente) paraguas del evento global que es ya la bienal en s¨ª misma. Este a?o, la danza se ha calzado entre las artes visuales y el teatro, que tendr¨¢n su momento en la primera quincena de agosto.
Las referencias al pasado son advertencias a los j¨®venes artistas
Esta primera edici¨®n de danza a cargo de Sieni, recortes y crisis interpuestos, se ha concentrado en tres d¨ªas bajo el t¨ªtulo Habitar el mundo: Transmisi¨®n y pr¨¢ctica, volviendo a la idea que ya en 1999 pusiera en marcha Carolyn Carlson de academia y laboratorio, concepto que se interrumpi¨® en 2003 y que en 2008 Ismael Ivo recupera como m¨®dulo con su propuesta Open doors.
En 2013 Sieni abre la danza reparti¨¦ndola por calles, plazas y sitios emblem¨¢ticos de la ciudad (espec¨ªficamente Arsenale y San Marco), incluido espacios dentro de la ¨®pera La Fenice. Han cambiado el nombre a la escuela y el espacio did¨¢ctico se llama ahora Biennale College. Es, en palabras de Baratta, ¡°un puente bien estructurado que ofrezca a los j¨®venes que quieren establecerse en alguna de estas artes las posibilidades mejores que la instituci¨®n pueda brindar¡±. Pero el nivel de los bailarines seleccionados es decepcionante por bajo y poco riguroso.
En la edici¨®n de 2013 dominan las mujeres por calidad y propuesta
Las referencias al pasado aparecen como llamadas enciclop¨¦dicas a los j¨®venes artistas, quiz¨¢s como sumaria advertencia que no se puede ir conscientemente hacia el futuro sin conocer, valorar y sentir ese pasado referencial e intenso en que tambi¨¦n, en otras ¨¦pocas y bienales, o en otras partes del orbe, las artes esc¨¦nicas (teatro y danza) y la m¨²sica de vanguardia se avecinaron y se mezclaron oportunamente, retroaliment¨¢ndose en la b¨²squeda de nuevos lenguajes y situaciones.
Es as¨ª que de la ma?ana a la noche los grandes monitores de la sede central de la Bienal veneciana, en el recientemente restaurado Palazzo Justiniani puede verse la Ant¨ªgona del Living Theatre (1979) o piezas datadas del mismo a?o de los hist¨®ricos e influyentes norteamericanos Steve Paxon y Lisa Nelson, maestros de la improvisaci¨®n y relacionados ampliamente con las tres ¨²ltimas generaciones de la danza moderna italiana.
Aparecen otra vez recurrentemente frases o conceptos familiares a las corrientes posmodernas o de los tiempos fundacionales de la performance tales como ¡°geograf¨ªa del cuerpo¡±. El texto introductorio del fil¨®sofo Giorgio Agamben habla de ¡°la ciudad y el cuerpo. La ciudad, lugar de la pol¨ªtica; el cuerpo: objeto (cosa) de la pol¨ªtica¡±.
El intento intelectual, aunque dise?ado con honestidad y esmero, de tejer una espesa cornisa de pensamiento y teor¨ªa en torno a la pr¨¢ctica experimental de la danza tiene precedentes y experiencias muy establecidas y datadas; es un terreno trillado incluso antes de Nietzsche, Adorno y Dorfles, hay mucha literatura de ese af¨¢n, y siempre ha sido, como en otras forma del arte, un discurso paralelo creador de las referencias (eso hay que agradecer) y no concluyente en muchos casos.
Ahora en 2013 han dominado las mujeres por calidad y propuesta. Lorena Dozio (Suiza, 1972) impact¨® con su solo Alibi. Aparece en escena semidesnuda y con su iPhone fijado a las caderas; un sofisticado sistema asocia sus movimientos a un programa remoto de sonido y crea su propia columna sonora. Dozio es parte de una abrumadora mayor¨ªa de pujantes core¨®grafas, int¨¦rpretes que salvan la papeleta desde las diferentes plantillas. Michele di Stefano (Mil¨¢n, 1963) usa siete mujeres y dos hombres; Thomas Lebrun (Wattrelos, 1974), cinco chicas, y Frank Micheletti (Cannes, 1966), nueve bailarinas.
Por su parte, Itamar Serusi (Rehovot, Israel, 1978) dispone de cuatro f¨¦minas en la Sala Apol¨ªnea de La ?pera La Fenice. Hay paridad, sin embargo, en Alessandro Sciarroni (San Benedetto del Tronto, 1976), en sus dos fallidas coreograf¨ªas y donde aparece la ¨²nica presencia espa?ola hasta ahora, con Pablo Esbert Lilienfeld, que se ocupa de la m¨²sica como compositor y ejecutor del sonido. Sciarroni sigue obsesionado con la repetici¨®n secuencial y la geometr¨ªa planim¨¦trica, pero con muy discutibles resultados.
Babelia
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