Atenci¨®n: un cuentista
La reuni¨®n de los relatos de Jos¨¦ Hierro sit¨²a a un poeta can¨®nico entre los narradores significativos de los a?os cincuenta, una ¨¦poca de esplendor del cuento espa?ol
Hasta la aparici¨®n de este volumen, apenas sab¨ªamos nada de los cuentos de Jos¨¦ Hierro, y ello a pesar de que entre 1941 y 1963 hubiera escrito o publicado 17 narraciones, y luego una m¨¢s, siete de las cuales permanec¨ªan in¨¦ditas. Por tanto, sorprende su ausencia en todas las antolog¨ªas que se editaron a lo largo de la posguerra, pues ni siquiera aparece en la de Francisco Garc¨ªa Pav¨®n.
Buena prueba del inter¨¦s que Jos¨¦ Hierro mostr¨® siempre por la narrativa es que en una entrevista realizada en 1981, tras diversos alegatos en favor de la novela, afirmara que lo mejor que hab¨ªa escrito fuera el cuento ¡®Quince d¨ªas de vacaciones¡¯, opini¨®n dif¨ªcil de compartir. A su manera, Jos¨¦ Hierro fue un narrador realista (aunque no falten en sus relatos di¨¢logos absurdos, espacios simb¨®licos, escenas grotescas o alegatos en pro de la fantas¨ªa), y aun cuando no guarde semejanza con los narradores de las dos primeras d¨¦cadas de posguerra, debi¨® de sentirse m¨¢s cerca de los neorrealistas por su cuidada prosa y su manera a veces oblicua de encarar la realidad. De hecho, sus mejores relatos los escribe en los cincuenta. Unos cuantos parecen esconder un significativo componente autobiogr¨¢fico, seg¨²n se observa en ¡®Ciudad Lineal¡¯, sobre todo por la presencia y los efectos de la Guerra Civil, como se aprecia en ¡®Quince d¨ªas de vacaciones¡¯. E incluso en ¡®Par¨¢bola del viejo, el sol y la gaviota¡¯ alguno de sus baqueteados personajes que han pasado por la c¨¢rcel, sorprendentemente la a?oran, quiz¨¢ porque en la calle estaban peor si cabe. Y aunque sus historias nunca tengan un componente estrictamente pol¨ªtico, s¨ª nos muestran situaciones que los censores no hubieran tolerado, tal como sucede en ¡®Intimidad de ayer¡¯. Acaso por ello el autor descartara recogerlos en un volumen.
A su manera, Jos¨¦ Hierro fue un narrador realista
Las narraciones, que a veces recurren al desenlace sorprendente (¡®El teniente coronel o quien mal anda mal acaba¡¯), a menudo se valen del planteamiento cl¨¢sico y de tipos inamovibles. Al igual que en su obra l¨ªrica, aqu¨ª encontramos, junto a componentes documentales, ciertos ribetes po¨¦ticos, aunque en distinta proporci¨®n en cada caso (¡®El rival¡¯ se halla m¨¢s cerca del testimonio que de la mera ficci¨®n), adoptando a veces las hechuras del refr¨¢n, de los ¡°cuentecillos rom¨¢nticos¡± o de la par¨¢bola. As¨ª ocurre tanto en ¡®Fresas de Aranjuez¡¯ como en ¡®El parque¡¯. Este ¨²ltimo cuento, uno de los mejores del conjunto, transcurre en un simb¨®lico parque cuidado por un jardinero que, en ¡®un instante irreal¡¯, lo encuentra cambiado; no en vano durante la noche anterior ha habido una guerra. El resultado: han desaparecido ¨¢rboles, estatuas y fuentes; al tiempo que surg¨ªan cr¨¢teres en la tierra, cuerpos mutilados, armas ensangrentadas y jirones de banderas... Entre los despojos halla dos cuerpos aparentemente intactos que entierra juntos, con sus correspondientes banderas. Pero al llegar el amanecer, acuden al lugar partidarios de ambos bandos, quienes se dirigen a sus difuntos empleando las mismas palabras. Al fin, unos ni?os descubren entre risas que el jardinero hab¨ªa trastocado las banderas. Y sin embargo, el protagonista se siente satisfecho porque as¨ª ¡°estos hombres han rezado al muerto que no quer¨ªan. Gracias a ¨¦l una indescifrable armon¨ªa ha sido creada¡±. El relato cuestiona de manera simb¨®lica el sentido de la guerra entre espa?oles, y puesto que el texto se publica en 1958, podemos pensar que el autor apoyaba la pol¨ªtica de reconciliaci¨®n nacional que el PCE defend¨ªa desde 1956.
Los cuentos de Jos¨¦ Hierro muestran los avatares de la vida cotidiana, a la que el autor concede suma importancia, aunque siempre acabe surgiendo el conflicto, debido a la desconfianza, la ambici¨®n o el dinero, seg¨²n puede observarse en ¡®La esfinge¡¯. As¨ª, su literatura transmite la inutilidad de la rebeld¨ªa, ya que los personajes nunca alcanzan sus aspiraciones. Y aunque el conjunto resulte desigual, tambi¨¦n destacar¨ªa ¡®El obstinado¡¯, una especie de po¨¦tica en defensa de la imaginaci¨®n, cercano en el tono a los relatos que componen Los ni?os tontos, de Ana Mar¨ªa Matute. En ¨¦l se cuenta la historia de una venganza, la que lleva a cabo el ¨¢ngel que protege a los ni?os de los se?ores obstinados incapaces de entender los juegos infantiles, el mundo plagado de fantas¨ªa de los hijos.
Conf¨ªo en que, a partir de ahora, primero los lectores, pero tambi¨¦n los estudiosos de la narrativa breve y los de la obra de Jos¨¦ Hierro tengan en cuenta estas notables narraciones que habr¨ªa que comparar con su poes¨ªa, pues no ser¨ªa extra?o que compartieran formas expresivas, fraseos e inquietudes vitales. La aparici¨®n de este libro deber¨ªa convertirse en un acontecimiento literario, al situar a un poeta can¨®nico entre los narradores significativos de los a?os cincuenta, all¨¢ cuando el cuento espa?ol viv¨ªa una ¨¦poca de esplendor.
?Cuentos reunidos. Jos¨¦ Hierro. Pr¨®logo de Santos Sanz Villanueva. Universidad Popular. San Sebasti¨¢n de los Reyes (Madrid), 2013. 214 p¨¢ginas.16 euros
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