Mark Fisher, arquitecto del entretenimiento
Materializ¨® en sus extraordinarios escenarios las fantas¨ªas de los Rolling Stones, Pink Floyd, U2, Madonna o Lady Gaga, entre otros muchos
En los a?os setenta, el negocio de de las grandes giras del rock dio un salto cuantitativo: de los teatros y los polideportivos se pas¨® a los estadios y otros recintos al aire libre. Al aumentar los p¨²blicos, se hizo necesario crear conciertos espectaculares que compensaran la cercan¨ªa perdida y proporcionaran una experiencia in¨¦dita. Ah¨ª brill¨® la creatividad de visionarios como Mark Fisher, que muri¨® en Londres el s¨¢bado 25 de junio, con 66 a?os.
Fisher, que hab¨ªa colaborado con el colectivo de arquitectos ut¨®picos Archigram, sali¨® de la universidad londinense dispuesto a arriesgarse. Decidi¨® que no hab¨ªa mucha creatividad en la edificaci¨®n de torres de oficinas o pisos; prefiri¨® trabajar en la escenograf¨ªa del teatro, en musicales como Jesus Christ Superstar. Hasta que conoci¨® a Pink Floyd. Aparte de ser m¨²sicos con ra¨ªces en la arquitectura, se trataba de un grupo que necesitaba visualizar sus fantas¨ªas: animales hinchables, un avi¨®n que se estrellaba, un muro real. Por aquel entonces, Mark trabajaba con Jonathan Park, en la empresa Park Fisher.
En realidad, Fisher ascendi¨® a la primera divisi¨®n de lo que ¨¦l llamaba la ¡°arquitectura del entretenimiento¡± con los Rolling Stones (a partir de 1989, con Steel wheels) y U2 (1992, Zoo TV). Ya no buscaba ilustrar la historia de un disco conceptual: urg¨ªa desarrollar un espect¨¢culo que impresionara a los clientes, que satisfaciera incluso sus ocultos deseos religiosos. Tuvo que colaborar con los resabiados Stones y los ambiciosos irlandeses de U2, que tambi¨¦n aportaban sus ideas.
Fisher insist¨ªa en que su obligaci¨®n consist¨ªa en a?adir una narraci¨®n, un clima, un impacto duradero a lo que esencialmente consist¨ªa en un recital de canciones. Todo era posible, respetando los condicionantes financieros y log¨ªsticos: se pod¨ªan construir tres versiones del mismo escenario, para permitir que se celebraran tres o cuatro conciertos a la semana. La facilidad para montar y desmontar era la exigencia primera.
Lejos de los d¨ªas de los andamios, ahora se trataba de colosales piezas modulares, que utilizaban tecnolog¨ªas punteras. Se bat¨ªan r¨¦cords regularmente, como la mayor pantalla LED, desarrollada para el PopMart de U2, que inclu¨ªa la aparici¨®n del grupo dentro de un inmenso ¡°lim¨®n¡± plateado, a modo de bola de discoteca. Participar en algunas de las giras m¨¢s rentables de la historia le atrajo todo tipo de clientes: Madonna, AC/DC, Tina Turner, Elton John, Robbie Williams, Muse, Cher, Janet Jackson, Genesis, Jean Michel Jarre, Juanes, Johnny Halliday, Laura Pausini.
A la hora de crear, se part¨ªa de sus dibujos. Una vez aprobadas, sus ocurrencias se llevaban a cabo con el equipo de su propio estudio, Stufish, fundado en 1994, reforzado si era necesario por expertos llegados de los campos m¨¢s insospechados: bomberos, militares, circos, especialistas de cine, pirot¨¦cnicos. Repasando sus comentarios, se aprecia el deleite de Fisher en hacer viable lo que inicialmente parec¨ªa imposible, su flexibilidad para adaptarse a diferentes presupuestos.
Inevitablemente, llegaron los encargos institucionales. No tuvo buena acogida el espect¨¢culo multimedia que organiz¨® con Peter Gabriel para el Millenium Dome londinense, pero s¨ª comprob¨® que sab¨ªa responder al reto de las ceremonias de inauguraci¨®n y cierre de Juegos Ol¨ªmpicos (Tur¨ªn, Pek¨ªn). Los videos de animaci¨®n por ordenador ayudaban a convencer a funcionarios o cargos pol¨ªticos dubitativos. Obtuvo incluso el reconocimiento del establishment brit¨¢nico, al ser nombrado miembro de la Orden de la Reina Victoria, tras el Concierto del Jubileo de Isabel II.
Casado con la arquitecta espa?ola Cristina Garc¨ªa, Fisher se dedic¨® en los ¨²ltimos tiempos a la construcci¨®n de edificios estables, como el teatro del Cirque du Soleil en Las Vegas y diversos elementos del parque tem¨¢tico de la ciudad china de Wuhan. Ya en 2008, en una entrevista con la revista especializada Total Production International, reconoc¨ªa que las giras ya no eran su ocupaci¨®n principal: ¡°solo representan el 15 % de nuestro negocio¡±. El mercado de la m¨²sica en directo segu¨ªa siendo robusto, explicaba, pero imaginaba un futuro en que consideraciones ecol¨®gicas pondr¨ªan l¨ªmites a las flotas de camiones que se mov¨ªan transportando escenarios.
DIEGO A. MANRIQUE
Mark Fisher, creador de escenarios. / gideon mendel (corbis)
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