La noche de los cien m¨²sicos
Jorge Pardo present¨® su disco ¡®Huellas¡® en el festival Etnosur en un concierto ¨²nico Le acompa?a una banda de cornetas, una agrupaci¨®n local y una ¡®big band¡¯.
Jorge Pardo reparte besos y abrazos al bajar del escenario. No ha tenido tiempo ni de soltar el saxo y la flauta travesera, pero est¨¢ exultante despu¨¦s de las dos horas de concierto y en el backstage hay mucha gente a quien abrazar: los componentes de su band; los 16 de la Original Jazz Orquestra; la big band del Taller de M¨²sics, venida desde Barcelona; y los m¨²sicos del pueblo donde ha actuado, Alcal¨¢ la Real, Ja¨¦n, que son unos 80 si sumamos a los m¨¢s de 20 de la agrupaci¨®n de cornetas y tambores de Semana Santa que han bautizado como la Corneta Ensamble, los 60 de la banda de m¨²sica de la Asociaci¨®n Pep Ventura. Y adem¨¢s, personajes como el yogui de Moj¨¢car, que les acompa?a en sus bolos por Andaluc¨ªa y ejerce a ratos de profesor de yoga, a ratos de conductor de furgoneta, y que se ha puesto a meditar en pleno concierto en mitad del escenario.
?Han sido m¨¢s de 100 los m¨²sicos que han tocado en alg¨²n momento de esta noche. Aunque nadie, ni siquiera Jorge Pardo, sabe exactamente cu¨¢ntos. ¡°Calculamos que son 107, dos arriba, dos abajo. La banda es semiprofesional y a los ensayos cada vez ven¨ªa un n¨²mero distinto. Me encanta porque para ellos la m¨²sica no es un oficio, es una pasi¨®n¡±, dec¨ªa reci¨¦n duchado, en la terraza de su hotel, el ¨²nico de esta localidad de 20.000 habitantes, a la que se llega desde Ja¨¦n atravesando 80 kil¨®metros en los que los olivos cubren todo lo que abraza la vista.
Faltaban apenas tres horas para el espect¨¢culo y solo pensaba en cenar ¡°un filete enorme¡± antes de ir al recinto del festival Etnosur. La organizaci¨®n del certamen calcula que hab¨ªa unas 12.000 personas, usando el matem¨¢tico m¨¦todo del ojo de buen cubero. ¡°Aunque uno est¨¢ bregado en mil historias, impresiona el tama?o de lo que hay sobre el escenario y debajo. No es lo habitual. Yo soy m¨¢s bien tranquilo... bueno, no, soy nervioso, pero tambi¨¦n perro viejo y la cosa ahora es disfrutar. Es una noche ¨²nica. A m¨ª me gustan las formaciones peque?as. Cuartetos, como mucho quintetos. Es tan f¨¢cil ponerse de acuerdo: la hora de quedar, tomar una ca?ita, parar cinco minutos¡ Aqu¨ª hay que preverlo todo¡ Pero escoges al equipo adecuado y ellos lo hacen todo. Yo me he limitado a poner mi chispa para que prenda el fuego¡±.
Las cornetas de Semana Santa, seas creyente o no, erizan los pelos¡±
Horas despu¨¦s, a las tres de la ma?ana, cuando el proyecto en el que se ha invertido un a?o ha terminado, ese equipo se puede relajar por fin. Aficionados y profesionales se mezclan y se hacen fotos juntos. Especialmente felices parecen los miembros del grupo de Jorge Pardo, instrumentistas curtidos en mil batallas como el guitarrista Josemi Carmona, que saluda a cada uno de los m¨²sicos con los que se cruza; los mellis de Huelva, gemelos que ejercen de palmeros (¡°esos ya daban palmas dentro de su madre¡±, bromea Pardo). Tambi¨¦n andan por ah¨ª el contrabajista Pablo B¨¢ez; Bandolero, el bater¨ªa; el percusionista Marc Miralta, que esta noche tocaba la marimba, y el otro guitarrista, Diego Guerrero, con su llamativa americana de lentejuelas.
?Todav¨ªa queda desmontar el escenario y guardar el equipo, pero lo principal es alegrarse de que todo haya funcionado a pesar de que ha sido ¡°un quilombo importante¡±, en palabras del t¨¦cnico que ha controlado el sonido. Aparenta estar tranquilo, pero visto lo que le cuesta liar un cigarrillo, la procesi¨®n va por dentro. ¡°Hab¨ªa tantas cosas que manejar que cuando cre¨ªas que todo estaba bajo control te dabas cuenta de que algo no funcionaba. Nada importante, afortunadamente, dicen que ha sonado bien. Me alegro, porque ah¨ª arriba no ves m¨¢s que los fallos¡±.
De la banda me encanta que para ellos la m¨²sica no es oficio, es pasi¨®n¡±
Ha sonado bien, cierto. Por momentos, especialmente en la irrupci¨®n de las cornetas y tambores, espectacular. Durante el tema, con aire a marcha de moros y cristianos, Pardo y sus m¨²sicos se miraban c¨®mplices y sonrientes. Esa era la parte que m¨¢s ilusionaba al madrile?o, que, a pesar de ser el gran protagonista de la noche ¡ªtodo gira alrededor de su ¨²ltimo disco, el doble CD Huellas¡ª, se ha mantenido en una esquina, sin pisar el centro del escenario, sin reclamar m¨¢s protagonismo que el estrictamente necesario. ¡°Tenemos asociado el sonido de las cornetas a la tradici¨®n religiosa y eso puede producir cierto rechazo, pero el sonido es eso, sonido, y este en concreto es espectacular. Si eres espa?ol lo tienes metido dentro, aunque no seas creyente. Yo nunca he sido devoto, ni mi familia. Pero t¨² escuchas eso en las calles cerradas en Semana Santa y, creas o no, se te erizan los pelos. Y yo pens¨¦ que ten¨ªa que aportar algo al respecto, mezclarme con esa gente¡±, dec¨ªa el reciente ganador del premio a mejor artista europeo de jazz del a?o que en enero concedi¨® la Acad¨¦mie du Jazz de France, la m¨¢s antigua y prestigiosa del viejo continente.
Es el primer espa?ol que lo consigue: ¡°No me ha proporcionado m¨¢s dinero, ni m¨¢s actuaciones, pero s¨ª m¨¢s reconocimiento. No en los medios especializados, donde ya estaba presente, sino en los generalistas. De repente se encuentran con la noticia. ¡®Co?o, a m¨ª me importa el jazz un carajo, pero es espa?ol, es de los m¨ªos¡¯. Como la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol. Para los que ya me conoc¨ªan es una alegr¨ªa, la confirmaci¨®n de eso de ¡®?Lo sab¨ªa! ?Sab¨ªa que este t¨ªo era bueno!¡±.
Es ganador del premio a mejor artista europeo de jazz del a?o que en enero concedi¨® la Acad¨¦mie du Jazz de France, la m¨¢s antigua y prestigiosa del viejo continente.
Pero aunque adquiriera su actual estatus gracias al patrioterismo deportivo aplicado al jazz, Jorge Pardo lleva desarrollando una carrera excepcional desde hace nada menos que 40 a?os. Un 70% flautista y un 30% saxofonista, -en su propio c¨¢lculo-, entr¨® en el conservatorio de Madrid a los 14. En los setenta fue miembro de Dolores, ese colectivo con el que Pedro Ruy Blas renov¨® el jazz espa?ol. En 1979 particip¨® en la grabaci¨®n del m¨¢s m¨ªtico ¨¢lbum de flamenco del ¨²ltimo medio siglo: La leyenda del tiempo de Camar¨®n, al que todav¨ªa considera su m¨²sico favorito de todas las ¨¦pocas y todos los estilos. A principios de los ochenta se integr¨® en el Paco de Luc¨ªa Sextet, con el que grab¨® varios ¨¢lbumes. El fallecido Mario Pacheco le enrol¨® en la escuder¨ªa del nuevo flamenco heterodoxo que se agrup¨® en su discogr¨¢fica, Nuevos Medios, donde grab¨® nueve discos entre 1987 y 2001.
Ha girado y colaborado con m¨²sicos de todo tipo: de Lou Bennett y Chick Corea a Albert Pla y Mecano (suyo es el solo de saxo que suena en la famos¨ªsima Cruz de navajas). Hace muchos a?os que se mueve con soltura entre el jazz, lo latino y lo flamenco, porque, asegura, ¡°de lo que se trata es de impregnarse en los sonidos con paciencia y tenacidad, no quedarse en lo superficial¡±. Dice que hace tiempo derrib¨® los tabiques cerebrales y que la m¨²sica le entra por los poros. Toda la m¨²sica.
El premio no me ha proporcionado m¨¢s actuaciones, pero s¨ª m¨¢s reconocimiento en medios generalistas. De repente se encuentran con la noticia. ¡®Co?o, a m¨ª me importa el jazz un carajo, pero es espa?ol, es de los m¨ªos¡¯.
Por eso se ha embarcado en esta producci¨®n que naci¨® hace un a?o en la casa de Moj¨¢car de ?ngel Vicente, que se define como ¡°gestor¡± del proyecto. Una persona con un entusiasmo contagioso: ¡°Jorge tiene m¨¢s bandas, tr¨ªos, cuartetos que llevan otras oficinas. Yo coordino Huellas. No te das cuenta de lo grande que es hasta que bajas al comedor, ves que est¨¢ lleno y te das cuenta de que todos son tu grupo¡±.
El proyecto original, Huellas XL, ¡°solo¡± incumbe al sexteto de Jorge Pardo y la Big Band del Taller de M¨²sics. As¨ª se presentan hoy en Barcelona, dentro de la programaci¨®n del Grec, y el jueves en el Festival de Jazz de San Sebasti¨¢n. las dos ¨²nicas citas hasta el momento, aunque no descartan m¨¢s fechas en septiembre.
Lo de Alcal¨¢ la Real va un paso m¨¢s all¨¢, por eso se bautiz¨® como Huellas XXL. Ha costado 32.000 euros al festival Etnosur, que se lleva celebrando 17 a?os en el municipio y cuenta con un presupuesto de 180.000 euros aportado por el Ayuntamiento. ¡°Cada edici¨®n tenemos una producci¨®n propia. Para convencer a Jorge tardamos un minuto, quiz¨¢ minuto y medio¡±, dice Pedro Melguizo, director del certamen. ¡°Jorge ya hab¨ªa estado antes. Esa es la ¨²nica condici¨®n que ponemos. Es que esto es muy dif¨ªcil de explicar a alguien que no haya estado¡±.
Es cierto. Es una convocatoria peculiar que durante un fin de semana de julio ocupa el pueblo. Insisten en que no es un festival de m¨²sica, sino un festival con m¨²sica. Hay circo, cine y charlas. Un zoco y tatuajes de henna. Aulas de poes¨ªa y grafitis. Solo tres o cuatro grupos al d¨ªa, en un recinto al aire libre. Por la tarde, peque?as bandas de mestizaje tocan en el paseo de Los ?lamos, en pleno centro. No hay escenarios. Acaba una de ska y empieza una batucada, que da paso a una de swing. Muchas litronas y cigarrillos liados. Pies descalzos, rastas... Todo parece espontaneo, tiene algo de fiesta playera y el p¨²blico es muy joven, entre 15 y 25 a?os. ¡°Hay de todo. Ya ves que cuando empiezan los conciertos como el de Jorge baja el pueblo en masa. Treinta?eros y abuelos. El festival ha cambiado muy poco. Es muy parecido al primero. Nunca hemos tenido cabezas de cartel, no hacemos publicidad, nos vale con el boca oreja. Ha crecido solo, manteniendo su alma. Lo ¨²nico por lo que apostamos es por la calidad, como esto¡±, dice mirando al escenario, donde Jorge Pardo est¨¢ a punto de salir. ¡°No me digas que no es para estar orgulloso¡±.
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