Un espartano de las palabras
Mauricio Rodr¨ªguez Medano es un escritor boliviano de 28 a?os con dos antolog¨ªas publicadas Sue?a firmar la gran novela boliviana y cree que su pa¨ªs no pertenece a¨²n a la literatura universal
Cuando Mauricio Rodr¨ªguez Medrano (1985, La Paz) habla de escribir, prefiere evocar la Esparta de Le¨®nidas que la Arcadia con la que so?aron Virgilio o Cervantes. Para este boliviano de 28 a?os, la palabra es un campo de batalla, pues dice saber bien que ¡°la comodidad mata al arte¡±. Es tambi¨¦n un ¡°aprender a morir¡±, que afrontar con sentido del humor. Y es ante todo una labor de coraje, ¡°una vocaci¨®n ciega, a veces sorda o necia¡±.
La literatura es una vocaci¨®n ciega, a veces sorda o necia
Rodr¨ªguez tiene con quien repartir culpas por su guerra con la pluma. A su abuelo le debe el temor y el deseo infantil por un ba¨²l de la guerra del Chaco, la que libraron Paraguay y Bolivia en los a?os treinta, repleto de palabras prohibidas: ¡°All¨ª est¨¢ el infierno¡¯, me dec¨ªa. Ten¨ªa cuatro a?os. Esper¨¦ a que hiciera la siesta de las dos de la tarde. Rob¨¦ la llave y abr¨ª el ba¨²l. Y se convirti¨® en una especie de ritual de todos los d¨ªas: robar la llave, leer fragmentos de Las mil y una noches, El Quijote, Macbeth o Cien a?os de soledad¡±, recuerda el joven autor. Y de su abuela, aparte de ma¨ªz tostado con queso, palade¨® las historias de su querida Bolivia, cuentos ¡°de muertos en la dictadura, de los desaparecidos, de la sangre de los heridos que era lavada por las tardes, de la nieve, de las monta?as que ten¨ªan nombres de personas¡±.
De esa infancia de dos amores, literarios e hist¨®ricos, surgen obras como Jila?a, el cuento por el que Mauricio Rodr¨ªguez fue elegido para Se busca talento. Su primera frase es: ¡°Escap¨¦ de casa por amor¡±. La ¨²ltima: ¡°Y camin¨¦ sin mirar atr¨¢s, perdi¨¦ndome por alg¨²n sendero del altiplano¡±. Entremedias, un viaje laber¨ªntico por las quebradas del oeste boliviano. Aunque lo m¨¢s importante para el autor sea el secreto que encierra la palabra en aimara ¡ªlengua del pueblo americano que vive desde hace milenios a orillas del Titicaca¡ª que le da t¨ªtulo: Jila?a. Es decir: ¡°Madurar. Lo dif¨ªcil que es madurar. Lo inevitable del tiempo. Her¨¢clito¡±.
En Bolivia a¨²n no existe la gran NOVELA.?No somos parte de la literatura universal
Pero antes del tema, Rodr¨ªguez suele encontrar una imagen o una frase de la que parte todo el relato: ¡°Luego el proceso es lento. Est¨¢ la planificaci¨®n, encontrar la voz, la estructura, el juego. Est¨¢ el trabajo. Una necesidad de 15 horas diarias, sabiendo que apenas se tienen tres o cuatro horas. Una necesidad de tres o cuatros horas, sabiendo que solo se tienen minutos¡±.
De momento, este escritor latinoamericano se conforma con las distancias breves. De hecho, ha publicado ya dos libros: D¨ªas del oto?o (Nuevo milenio, 2010), una antolog¨ªa con sus relatos que ganaron ¡°premios de serie B o D¡± en homenaje al olvido, y Textos traicionados (Gente com¨²n, 2011), colecci¨®n de microrrelatos que fueron premiados en el certamen Mira Bolivia. Ambiciona llegar a vivir de esto. Pero su verdadera conquista ser¨ªa escribir no una novela, sino la Novela: ¡°A¨²n en Bolivia no existe la gran Novela (con may¨²sculas). No fuimos parte del Boom. No somos parte de la literatura universal. Mi inspiraci¨®n como escritor es el trabajo de la palabra. Es la b¨²squeda, tal vez en forma de derrota, de la Novela¡±.
"Para lo anormal, ya est¨¢ el sexo"
Cuando habla de su escritorio, Mauricio Rodr¨ªguez elige el ep¨ªteto menos comprometedor: "normal, porque para lo anormal ya est¨¢ el sexo". Eso s¨ª, reconoce man¨ªas a la hora de trabajar. Por ejemplo, dejar el diccionario abierto por la ¨²ltima palabra en la que trabaj¨® el d¨ªa anterior. Y escudarse en el silencio para encontrar envuelto en ¨¦l qu¨¦ decir.
A la hora de describir su cuarto, el autor no decepciona y tira de literatura: "Es un cuarto peque?o y fr¨ªo. Est¨¢ en el primer piso de mi casa. Se parece m¨¢s a una bodega donde se guardan papeles viejos. En el centro hay una computadora antigua sin parlantes, algunos bol¨ªgrafos. Tengo acceso a Internet que es otra forma de tener acceso a las bibliotecas del mundo. Todo lo organizo en documentos en la computadora o a veces en papeles que guardo en cajas de zapatos. Tambi¨¦n hay polvo".
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