Lorca + Alhambra = ?duende!
Un espect¨¢culo recupera para Granada la hist¨®rica cita que el poeta organiz¨® con Manuel de Falla en 1922 para el primer concurso de cante jondo de la historia
Sabemos que Lorca fue ¡ªy es¡ª un poeta descomunal, que aun¨® ciencia, conciencia, vanguardia y ra¨ªces en el c¨ªrculo interminable de su obra, sabemos que el torrente de su expresividad teatral desborda todav¨ªa el asombro de las generaciones siguientes, que se convirti¨® en un inquieto alentador de juegos surrealistas en su ¨¦poca de la Residencia de Estudiantes, que le aterraba la muerte pero alcanz¨® la inmortalidad, sabemos qui¨¦nes eran sus amigos, de su di¨¢logo sistem¨¢tico con todas las artes, que dibujaba, cantaba, tocaba el piano, se mostraba abierto a beber de sus relaciones y conversaciones con poetas, m¨²sicos, pintores, sabemos que su paso por el mundo cambi¨® muchos par¨¢metros, que entraba a una fiesta e iluminaba los salones y que cuando sal¨ªa se apagaba la luz, sabemos que no sabemos c¨®mo muri¨®, cu¨¢l fue su rostro camino del cadalso helado hacia el barranco de V¨ªznar con parada en Alfacar, donde por alg¨²n lugar reposan sus restos, sabemos todo eso y m¨¢s, tanto como ignoramos cosas que visten diariamente su misterio. Entre otras, que fue un gran gestor cultural¡
Este aspecto es poco conocido entre el gran p¨²blico. Pero no en Granada ni entre los sabios del arte flamenco, donde a¨²n se recuerda que fue Federico junto a, entre otros, su amigo Manuel de Falla, quien mont¨® el primer concurso de cante jondo que se organiz¨® en el mundo. Fue el 13 de junio de 1922. Uno y no m¨¢s, porque, seg¨²n muchos, una parte de la burgues¨ªa de la ciudad ¡ªaquella que el mismo Lorca ve¨ªa como la m¨¢s siniestra de Europa¡ª torci¨® el gesto ante lo que sin duda fue todo un acontecimiento para la posteridad en el devenir de un arte tan at¨¢vico como deslumbrante.
Lorca flamenco
- Las relaciones de Federico Garc¨ªa Lorca con el arte flamenco fueron constantes. Su madre y su t¨ªa Isabel lo iniciaron desde ni?o en diversos cantes. Su t¨ªo abuelo, Baldomero Garc¨ªa Rodr¨ªguez, hac¨ªa pinitos en el cante.
- En 1909 empieza su formaci¨®n como m¨²sico con Eduardo Orense, organista de la Catedral y pianista. lleg¨® a tocar muy bien el instrumento.
- En 1919 conoce a Manuel de Falla, con quien entabla una incondicional amistad hasta su muerte.
- En 1920, la visita de Ram¨®n Men¨¦ndez-Pidal a Granada le impulsa a empezar a recopilar romances orales gitanos.
- Hacia 1920 conoce a La Argentinita.
- En 1921 comienza a componer su Poema del cante jondo, que se publica 10 a?os despu¨¦s, en 1931.
- En 1922 organiza el primer concurso de cante jondo en su ciudad. Es el primero del que se tiene noticia.
Al parecer no les gust¨® nada a los pudientes locales el jolgorio que se mont¨® aquellos d¨ªas. Ni la noble casta gitana de artistas que acudi¨® a la ciudad desde varias partes del pa¨ªs pisando con altivez las aceras y el polvo de su feudo para ver triunfar en el patio de los Aljibes de la Alhambra a Manolito Caracol, que entonces asombr¨® a sus 12 a?os. O a Diego Berm¨²dez, el Tenazas, que se vino andando ¡ªm¨¢s o menos 150 kil¨®metros¡ª desde C¨®rdoba para sacarle partido a la caminata e imponerse en el concurso, entre otros, a Antonio Chac¨®n.
Todo ese esp¨ªritu brillaba el martes pasado en los jardines del Generalife cuando se estren¨® Duende, un homenaje a aquella cita hist¨®rica del flamenco que quiere rescatar la honda presencia de tres figuras fundamentales en la ciudad: la de Garc¨ªa Lorca, la de Manuel de Falla y la de Enrique Morente, el ¨²ltimo transgresor de este arte que vive, pervive y labra hoy d¨ªa su futuro a base de abonarse sin medida al riesgo.
Dispuestos a desbaratar la luna llena que iluminaba a ca?¨®n anteanoche la Alhambra sal¨ªan al escenario La Moneta y Manuel Li?¨¢n, dos valores en alza del baile flamenco. Empe?ados en rasgar las guitarras, ese coraz¨®n malherido por cinco espadas, que dir¨ªa el poeta, acompa?aban al toque, entre otros, Luis Mariano. En la voz rasgada y grave de Rafaela G¨®mez o Jaime Heredia, El parr¨®n, se escuchaban los versos de Federico y varias coplas populares recopiladas por ¨¦l¡
A lo largo de m¨¢s de un mes permanecer¨¢n en el mismo escenario, hasta el 31 de agosto, junto con artistas invitados de la talla de Javier Latorre ¡ªal que le toc¨® aparecer el d¨ªa del estreno¡ª o Lola Greco, aportando la experiencia de ambos perfectamente combinable con la savia nueva y en¨¦rgica de La Moneta y Li?¨¢n, como el eje constante del espect¨¢culo.
Los dos son conscientes de la herencia lorquiana. Fuensanta Fresneda, La Moneta, hija de un taxista y una ama de casa, se subi¨® a un escenario a los ocho a?os y todav¨ªa, a los 29, no se ha bajado. Li?¨¢n, lo hizo a los seis. Hoy con 33 se siente fascinado por la simbolog¨ªa lorquiana. Ambos han comenzado sus carreras por el Sacromonte. A uno le fascina el Lorca apegado al campo, a la otra, el alma cosmopolita que urdi¨® en su d¨ªa Poeta en Nueva York.
Los dos rinden homenaje a ese acontecimiento de 1922, que ten¨ªa como jurado, entre otros, a La ni?a de los peines, cont¨® con algunos cuadros de Ignacio Zuloaga para decorar el escenario, recibi¨® como p¨²blico a Ram¨®n G¨®mez de la Serna o al cineasta Edgar Neville y el pintor Santiago Rusi?ol, fue cubierto por el Times de Londres y hasta atrajo la curiosidad del director de la Schola Cantorum de Par¨ªs, Kurt Schindler¡ Si aquello no fue un acontecimiento¡
¡°Lorca ha sido fundamental en la historia del flamenco. Es el puntal que nos ha inspirado despu¨¦s de que fueran los artistas de la ¨¦poca quienes le inspiraron a ¨¦l. Ahora nos toca a nosotros devolverle con nuestro arte todo lo que ¨¦l nos leg¨®¡±, asegura El parr¨®n, ataviado en el pecho con una camiseta que lleva la imagen de su hija, Marina Heredia.
No le falta raz¨®n. Porque si algo hizo el poeta fue arrancar de las cuevas un arte noble y regal¨¢rselo envuelto en las mejores esencias al gran p¨²blico. En cualquiera de sus formas. Hilvanado en la sangre de los versos del Romancero gitano, en el eco de muchas de sus obras de teatro, desde La casa de Bernarda Alba a Bodas de sangre, recopilando coplillas que le serv¨ªan de inspiraci¨®n o montando y presentando ante lo m¨¢s granado de la intelectualidad en su tiempo la fuerza de una forma de expresi¨®n ¨²nica, asombrosa, propia, aut¨¦ntica, sobrecogedora.
Tambi¨¦n lo ven as¨ª Ra¨²l Comba, productor ejecutivo de Duende y Mariano S¨¢nchez, coordinador del programa Lorca y Granada en los jardines del Generalife, una peque?a cita que cumple 12 ediciones explorando la conexi¨®n eterna entre el poeta, la Alhambra y la ciudad. Aquello empez¨® en 2002 con Antonio Gades y su m¨ªtica visi¨®n de Bodas de sangre, ha seguido con homenajes al Romancero gitano o aproximaciones hacia el verbo hecho carne de Poeta en Nueva York a cargo de Blanca Li e indagaciones muy personales como la que plante¨® Eva Yerbabuena en Federico seg¨²n Lorca. Toda esa cadena de espect¨¢culos ha superado ya los 500.000 espectadores en plena Alhambra.
Ahora, con Duende, Ra¨²l Comba asegura que quieren mostrar lo que ¨¦l denomina, ¡°esta edad de oro que vive el flamenco en la ciudad con figuras como Li?¨¢n y La Moneta¡±. Son dos artistas que, seg¨²n el propio Comba, se apostaron la vida por el baile dejando sus estudios en el bachillerato y est¨¢n ganando. Ante el fondo de los cipreses desnudos y rasgados por el fascinante juego de luces que acompa?a al espect¨¢culo bien que ambos lo demostraron el martes por seguiriyas, por tangos, por sole¨¢s, acompa?ados de un cuerpo de baile m¨¢s que a la altura.
En cuanto a la m¨²sica, elegida por Luis Mariano, y al cante, el espect¨¢culo cuenta con una fusi¨®n netamente granadina: ¡°Una muestra de lo que se hace en el Monte con otra que viene de la Vega, las dos referencias fundamentales de las voces que acompa?an Granada¡±, asegura Comba.
As¨ª es como echa a rodar Duende. Apostando con altura por el gran momento del flamenco. Entre la necesidad de clarificar los sonidos negros a los que alud¨ªa Lorca, la conveniencia de mostrar y refrendar esa importancia que le proporcion¨® don Manuel de Falla incorpor¨¢ndolo al repertorio eterno de la gran m¨²sica espa?ola o en conexi¨®n con la visi¨®n vigente y ultravanguardista que le ha aportado a finales del siglo XX y principios del XXI, imponiendo su vigor creativo a escala mundial, el gran maestro Enrique Morente.
Los tres han sido ejes hist¨®ricos en la evoluci¨®n del flamenco. Lorca lo normaliz¨®. Falla lo entroniz¨®. Morente lo condujo camino del futuro. El poeta coloc¨® entre los intelectuales la semilla que fue recopilando con los decires populares y los elev¨® a categor¨ªa de arte con sus poemas. Falla llam¨® tanto la atenci¨®n con sus composiciones, que no s¨®lo lo siguieron otros m¨²sicos espa?oles en el camino que fue abriendo, sino que influy¨® en franceses como Debussy o Ravel y conect¨® perfectamente con el esp¨ªritu de una ¨¦poca que buceaba en otros pa¨ªses entre sus ra¨ªces. Enrique Morente ha retado a las generaciones venideras a seguir en un camino de b¨²squeda irrenunciable sin el cual no puede sobrevivir, no s¨®lo el flamenco, sino cualquier arte que se precie.
Fue quiz¨¢s lo que trataban de demostrar aquellos artistas e intelectuales al organizar el primer concurso de cante jondo que se recuerda. Cuando aquellas voces brotaban del patio de los Aljibes en los a?os veinte no es dif¨ªcil imaginar el asombro ante el embrujo que provocaba El tenazas despu¨¦s de, al menos, una semana de caminata parando por posadas y tabernas. O la confianza en el futuro de dicho arte que debi¨® observar La ni?a de los peines al escuchar al ni?o Caracol por no hablar del impacto que causaron La macarrona o Manuel Torres, tal como cuenta en una cr¨®nica de la ¨¦poca Federico Garc¨ªa Sanchiz en la revista Nuevo mundo.
Dos generaciones se dan estos d¨ªas la mano en los jardines del Generalife tambi¨¦n, y el flamenco, como dice Jaime Heredia, El parr¨®n, desde esos tiempos en que Falla y Lorca lo rescataron de sus agujeros y lo transportaron en volandas hacia la luz, ¡°es una bola que no se puede parar¡±.
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