?Me falta una partida de 300.000 euros!
Cuando no les salen las cuentas, se les ocurren cosas locas, como si fueran el conejo blanco de Alicia
Me notar¨¢n raro, pero es que todav¨ªa no acabo de ser yo. Ustedes est¨¢n acostumbrados a ver a un tit¨¢n de las cordilleras, a un atleta cicl¨®peo, a un gal¨¢n maduro bien trajeado y mejor peinado, a un tibur¨®n de las finanzas; a un tipo imponente, en definitiva¡ Pero aqu¨ª todav¨ªa ando haci¨¦ndome a mi nueva condici¨®n. El abrigo todo arrugado, que a¨²n no s¨¦ c¨®mo quit¨¢rmelo, y tampoco puedo salir de G¨¦nova, aunque ya me ha dicho el fantasma de El Fary que pronto podr¨¦ coger un taxi¡ Me pasan cosas tremendas, como que no logro hablar con Suiza, qu¨¦ digo con Suiza, es que ni con mi Rosal¨ªa¡ Aqu¨ª, en la fantasmagor¨ªa, dicen que no me preocupe, que ya llegar¨¢ el momento¡ F¨ªjense que tampoco puedo decirle a mi secretaria, que la tengo ah¨ª a un palmo, eso de ¡°hazle pasar dentro de media hora, que espere un poco¡±, que me encantaba hacerlo con los que tra¨ªan la pasta, que era de relamerse verles acariciar el malet¨ªn de ejecutivo, como si fuera a quit¨¢rselo alguno de los conserjes¡ o de los ministros que pasan por all¨ª, que si yo hablara de alguno¡ Por ejemplo, recuerdo uno que¡
S¨ª hago mis pinitos, que conste. Intento aparecerme, que eso me har¨ªa mucha ilusi¨®n, qu¨¦ quieren que les diga. Me planto delante de la gente y pongo caras amenazadoras. Fracaso. Pero ya me han advertido que se tarda, que no es cosa de llegar y ya est¨¢. Les he dicho aqu¨ª a unos colegas que si es cosa de pasta se puede arreglar. Los ahorros del trabajo honrado, ya saben¡ Pero me han dicho que no, aunque no vendr¨ªa mal que les fuera soltando alg¨²n sobre, por si pueden interceder¡ Van dados estos, si creen que me van a tomar el pelo. Ser¨¦ nuevo en la fantasmagor¨ªa, pero llevo m¨¢s de treinta a?os en el PP. Y llevando cuentas. Desde Fraga. A m¨ª con cachondeos¡
Ayer me lo pas¨¦ muy bien, que un fantasma tambi¨¦n tiene que tener sus ratos de esparcimiento, que aunque Tip y Coll nos hacen el n¨²mero del agua alg¨²n d¨ªa que otro en la fantasmagor¨ªa, no hay nada como tener bromas propias. As¨ª que decid¨ª llegarme a mi antiguo despacho, en la planta sexta, y all¨ª estaba mi sustituta, la pobre. Pill¨¦ a Carmen Navarro rodeada de todo el departamento de contabilidad, en el trance de querer comprobar las cuentas de 2007 y 2008. ?chale, el 2007 y el 2008. As¨ª que me puse detr¨¢s de ella, con suficiente visi¨®n de los papeles. Fue un momento duro, de esos que forjan el car¨¢cter de un fantasma, que ver aquellos asientos contables me hizo revivir tantas y tantas cosas: las comidas con ese desconocido Correa, los sobres marrones, los viajes a Ginebra. Uno, a veces, es un sentimental. Pero me sobrepuse, que un B¨¢rcenas Guti¨¦rrez es un B¨¢rcenas Guti¨¦rrez, por muy incorp¨®reo que se est¨¦, y me dediqu¨¦ a prestar atenci¨®n a lo que estaba sucediendo a mi alrededor.
?Qu¨¦ jolgorio, oigan! Dec¨ªa la pobre, que todav¨ªa estaba en la primera p¨¢gina del Excel, a ver esta partida de 300.000 euros, con qu¨¦ cuadra. Y all¨ª todos a buscar, que si pod¨ªa ser de proveedores, o de amortizaciones de locales de las sedes provinciales y cosas por el estilo, que ya se sabe que a los contables, cuando no les salen las cuentas, se les ocurren cosas locas, como si fueran el conejo blanco de Alicia. ?Y si se corresponde con un error de un euro en 300.000 apuntes? ?Y si se trata de un viaje a Bali para que Feij¨®o buscara emigrantes gallegos con la inestimable ayuda de Dorado? ?Una jaca para Arias Ca?ete? ?Un jaguar para Ana Mato?
Ve¨ªa a Carmen morder desesperadamente el bol¨ªgrafo, ya algo desgre?ada, una cierta mirada extraviada, y me dec¨ªa: tira, tira, que ya ver¨¢s cuando avances en los papeles, que entonces s¨ª que va a ser una fiesta. ?Y todav¨ªa les quedan 20 a?os por repasar! ?Para matarse a re¨ªr! Una partida de 300.000 euros de 2007, dice. Como si no supiera yo de d¨®nde vienen esas monedillas. Y sobre todo a d¨®nde van. Ya les digo. Porque sepan que lo tengo todo anotado. Lo tiene guardado a buen recaudo el B¨¢rcenas corp¨®reo, que lo suyo es ejecutar ¨Ccon perd¨®n-, mientras lo m¨ªo es m¨¢s de espiar. Y de v¨¦rmelas, como fantasma, con la Cospe. Es que nos hemos repartido el trabajo, que todav¨ªa no s¨¦ si se lo he dicho a ustedes. Nos hablamos raro de uno a otro, como si fueran whatsapps, pero sin tel¨¦fono, que a ver d¨®nde me guardo la Blackberry. As¨ª que sigan con los 300.000, que les queda un rato para entender algo¡
La verdad es que poco a poco ya me voy encontrando y empiezo a cogerle el tino a esto de ser incorp¨®reo, que enseguida se pierde, entre otras cosas, la finura en el tacto. Hoy he decidido ejercitarme, y he subido en el ascensor con mi buen amigo ?lvaro Lapuerta, todo un se?or, y ni cuenta se ha dado de cu¨¢ndo le he chorizado la cartera. Y eso que ¨ªbamos solos. Me ha reconciliado mucho conmigo mismo eso de saber que sigo siendo el de siempre y que no he perdido facultades. Conste que se la he devuelto al mismo bolsillo.
Que honrado, a carta cabal. Como todo el PP sabe.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.