De ¡®sidrinas¡¯ con David Simon
El autor de series como ¡®The wire¡¯ o ¡®Trem¨¦¡¯ prepara nuevos proyectos sobre la CIA y el porno
¡°Mi t¨ªo abuelo era un hombre muy tranquilo y escueto, nunca fue partidario de las emociones fuertes. Sin embargo, un d¨ªa mi t¨ªa abuela lleg¨® a casa y encontr¨® una nota: ¡®Me he ido a Espa?a, a luchar contra los fascistas en la Brigada Lincoln¡¯. Mi t¨ªa abuela se enfad¨® mucho y lo que hizo fue avisar a la polic¨ªa y decir que mi t¨ªo se hab¨ªa largado despu¨¦s de robar las joyas de la familia. As¨ª que en la primera parada del barco la polic¨ªa detuvo a mi t¨ªo abuelo y lo sac¨® de all¨ª esposado. El tipo nunca lleg¨® a luchar con la Lincoln, y ¡ªvisto lo visto¡ª casi mejor: me da la impresi¨®n de que la cosa no funcion¨® muy bien¡±. David Simon (Washington, 1960) resume as¨ª su relaci¨®n con Espa?a, reci¨¦n aterrizado de Nueva York, para participar en el pujante festival literario Celsius 232, que se celebra estos d¨ªas en Avil¨¦s. ¡°Eso es lo m¨¢s cerca que ning¨²n Simon ha estado de Espa?a hasta hoy. Ya s¨¦ que es raro que un tipo que se ha pasado meses en Namibia o Marruecos nunca haya pisado vuestro pa¨ªs, pero en los 15 a?os que pas¨¦ haciendo de reportero no ten¨ªa nunca ni un d¨®lar, y cuando lo ten¨ªa estaba tan comprometido con lo que hac¨ªa que no me acordaba de gast¨¢rmelo. Ahora estoy recuperando el tiempo perdido¡±.
Simon, padre de la mejor serie de la historia de la televisi¨®n, The wire, est¨¢ a punto de concluir su periplo de m¨¢s de una d¨¦cada con HBO con algo de incertidumbre: ¡°Mi contrato con HBO se acaba a finales de este a?o y, francamente, no s¨¦ lo que va a pasar. Tengo dos proyectos y precisamente hoy voy a acabar de escribir uno de ellos, as¨ª que no puedo beber demasiado. Ni se te ocurra emborracharme¡±, dice el escritor mientras mira de reojo a un camarero que escancia para ¨¦l un vaso de sidra. Informado del ritual, Simon apura la copa y se?alando con el dedo al periodista dice: ¡°Otra m¨¢s y basta¡±. Luego prosigue: ¡°Estoy trabajando con Ed Burns [coguionista de The wire] en una serie sobre la historia de la CIA, tomando como referente el libro de Tim Weiner [Legado de cenizas, publicado en Espa?a por Debate], pero teniendo claro que si funciona hay una docena de libros que pueden servir para continuar el show. Por otro lado, llevo tiempo persiguiendo un proyecto que habla de la eclosi¨®n del porno en el Nueva York de los a?os setenta, y especialmente del negocio en el que se convirti¨® la calle 42. Hemos encontrado a un tipo que regentaba un local y que de repente se convirti¨® en el jefe gracias a la mafia, que le puso al frente del negocio. Piensa que en aquellos a?os el porno pas¨® de ser una cosa absolutamente marginal a un negocio millonario: no se me ocurre nada que pueda ilustrar mejor la historia del capitalismo. De hecho, si yo fuera marxista (que no lo soy) nada me har¨ªa m¨¢s feliz que utilizar el porno para hablar del capital¡±. Mientras tanto, el camarero le ha acercado otra sidra: ¡°?Cu¨¢nto alcohol tiene esto? ?Seis grados? Ponme otra, entonces¡±.
¡°Bueno, esas que te he comentado son las dos series que voy a ofrecer a HBO. ?Que si creo que van a rechazarlas? No lo s¨¦, podr¨ªan. ?Por qu¨¦ no? Lo cierto es que no tengo ni idea¡±, comenta mientras juega con su sombrero.
M¨ªster Serie
A David Simon solo le conoc¨ªan unos pocos elegidos cuando estall¨® The wire, la serie que en cinco temporadas (del 2 de junio de 2002 al 9 de marzo de 2008) recorr¨ªa el paisaje de Baltimore desde los bajos fondos hasta el puerto, los colegios, la alcald¨ªa y el peri¨®dico local, con un fondo amargu¨ªsimo provocado por el tr¨¢fico de drogas y la corrupci¨®n moral. The wireha sido su gran obra, pero no la primera. Tras dedicarse al periodismo durante 13 a?os ¡ªen The Baltimore Sun, principalmente como redactor de sucesos¡ª, de su libro Homicide: a year on the killing streets naci¨® la serie Homicidio (1993-1999), y de su otro libro The corner: a year in the life of an inner-city neighborhood (coescrito con Ed Burns) surgi¨® la miniserie La esquina (2000), pr¨®logo de su obra maestra. Curiosamente, The wire no tuvo un ¨¦xito inmediato (solo logr¨® dos candidaturas al Emmy y tampoco tuvo grandes audiencias), sino que fue el boca oreja, sus emisiones en Europa y su lanzamiento en DVD los que lograron su actual estatus. El siguiente proyecto de Simon, la miniserie Generation kill (2000), sobre los primeros 40 d¨ªas de la invasi¨®n de Irak en 2003, supuso un ligero traspi¨¦. Mejores cr¨ªticas est¨¢ teniendo Trem¨¦, que recorre la vida en el Nueva Orleans pos-Katrina con la m¨²sica como hilo conductor, y cuya cuarta y ¨²ltima temporada empieza a emitirse el pr¨®ximo 1 de diciembre.¡ªG. B.
Considerado uno de los tipos m¨¢s combativos de la televisi¨®n moderna y directo responsable de la proliferaci¨®n de series ambiciosas, de largos arcos argumentales y desprovistas de complejos, Simon no es un gran seguidor de series aunque tiene claras sus prioridades: ¡°La llegada de Netflix es una muy buena noticia, quiz¨¢s no para HBO porque representa m¨¢s competencia, pero definitivamente buena para m¨ª porque me da nuevas posibilidades. La serie m¨¢s brillante que hay ahora en televisi¨®n es Orange is the new black. Jam¨¢s hab¨ªa habido una serie con tantos personajes femeninos brillantes: Jenki Kohan [la creadora de la serie] ha dado en el clavo. ?Breaking bad? Est¨¢ muy bien aunque no es para m¨ª: digamos que soy menos de Hamlet que de Ricardo III. ?Tiene sentido?¡±, asegura Simon mientras vac¨ªa el vaso. ¡°Sidra¡ Es muy dulce. Yo soy m¨¢s de grappa o whisky, pero no est¨¢ mal¡±.
?Y el cine? ¡°Bah, no tengo ning¨²n inter¨¦s en ello, el problema de hacer pel¨ªculas es que no puedes controlar el resultado final. Mira, escrib¨ª hace a?os un guion y se lo pas¨¦ a un estudio. Ellos se lo dieron a uno de sus guionistas, que lo reescribi¨®. Despu¨¦s, el estudio dijo que no lo ve¨ªa claro y lo mand¨¦ a otro estudio que a su vez volvi¨® a solicitar otra reescritura. He ganado un mont¨®n de pasta con ese guion, pero sin embargo s¨¦ que nunca lo van a llevar a cabo y que si lo ruedan no se parecer¨¢ en nada a lo que yo les entregu¨¦¡±. El camarero sigue escanciando sidra y el creador de La esquina, Generation kill o Trem¨¦ se r¨ªe cuando se le pregunta por el fracaso de esta ¨²ltima (que finaliza su recorrido con grandes cr¨ªticas pero baj¨ªsimos ¨ªndices de audiencia): ¡°El gran problema de Trem¨¦ es c¨®mo co?o vendes esa serie. En serio, es muy jodido tratar de vender algo donde no hay sexo, ni violencia planificada, ni nos dedicamos a volar mierda por los aires. En cierto modo tiene que ver con la cadencia del jazz: es una m¨²sica maravillosa aunque pocos m¨²sicos pueden vivir de ello y es un g¨¦nero desconocido para la mayor¨ªa del p¨²blico. Yo he podido grabar Trem¨¦ porque antes hice The wire. Y solo por eso, as¨ª que, en cierto modo, ya me doy por satisfecho¡±.
Hay muchos off the record en la conversaci¨®n (un g¨¦nero muy estadounidense) y algunas confesiones bastante sabrosas: ¡°No me gusta The newsroom. Cuando dicen que la serie es aspiracional y que es como les gustar¨ªa que fuera el periodismo no s¨¦ qu¨¦ cara poner. Lo que tengo claro es que a Aaron Sorkin le importa un pito el periodismo. Ese tipo sabe escribir, lo hace realmente bien, pero el periodismo le da absolutamente igual¡±, confiesa Simon, un periodista de raza (¡°Lo echo de menos, es un oficio maravilloso cuando pones todo lo que eres en ello¡±), que ahora pasar¨¢ un mes en Espa?a, en un pueblecito cerca de Barcelona: ¡°He pedido a todos mis colegas chefs, los peces gordos, que me consigan una mesa en El Celler de Can Roca, pero no ha habido manera: todo el mundo me dec¨ªa que s¨ª, que conoc¨ªan a alguien, que no hab¨ªa problema, pero nada. Malditos cocineros¡±. ¡°?Una ¨²ltima sidra?¡±, inquiere el camarero mientras el estadounidense se zampa un trozo de jam¨®n. ¡°Venga, la ¨²ltima¡±, contesta.
¡°?Sabes algo de lo que me siento muy orgulloso? En el gran diccionario del fuck, que es una especie de enciclopedia sobre el recorrido de la expresi¨®n fuck a lo largo de la historia, ya tengo mi propia entrada. ?Sabes qu¨¦ significa eso? Inmortalidad, t¨ªo, inmortalidad¡±. Luego se levanta, coge el sombrero, las gafas de sol, mira el vaso vac¨ªo y dice: ¡°Sidra¡ joder¡±.
Babelia
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