Ub¨² reina en Venecia
Declan Donnellan y su compa?¨ªa, Check by Jowl, revisan el mito de Alfred Jarry ?lex Rigola dirige una Bienal de Teatro sin concesiones a lo f¨¢cil
Declan Donnellan, director de Check by Jowl, la compa?¨ªa que comparte con el escen¨®grafo Nick Ormerod, acaba de cumplir los setenta en Venecia, soplando las velas de la tarta que le ofreci¨® ?lex Rigola, el director de la Bienal de Teatro, el pasado domingo; y parece haberse renovado con un Ub¨² rey que es el menos donnellan de sus montajes, ya desde la imponente escenograf¨ªa en blanco que recrea el sal¨®n burgu¨¦s de un matrimonio con hijo adolescente. Donnellan inserta la f¨¢bula sobre la innobleza del poder pol¨ªtico de Alfred Jarry a lo largo de una cena de los anfitriones con amigos, y la convierte en toda una lucha generacional. En un estilo a menudo cercano a Haneke, por la tensi¨®n, y con estupendos recursos dom¨¦sticos y gui?os como la pieza de Jarry que escenifican todos, a cual m¨¢s grotesco, en la mente del hijo, que se dedica a grabar la velada con una c¨¢mara de video siguiendo los movimientos de sus padres durante los preparativos; el paso de la cena a la guerra por la corona del rey Wenceslao se origina por el rechazo que el chaval siente ante el afecto que se profesan sus padres.
Esta f¨¢bula sobre la innobleza tiene
Este Edipo moderno acabar¨¢ bailando el tema de La merde Trenet con su madre en un ingenioso juego fon¨¦tico, y asesinando en su mente a todos los presentes, pistola y c¨¢mara en mano. Una eficaz iluminaci¨®n y, por supuesto, el trabajo de los int¨¦rpretes, actores franceses con los que Donnellan ya hab¨ªa trabajado, marcan la diferencia entre las dos realidades, la cena y la obra de Jarry, que se van intercalando con absoluta fluidez. El montaje, que se ha presentado en el teatro de la Fenice, podra verse en septiembre en el Mar¨ªa Guerrero de Madrid.
Otro gran protagonista de este primer fin de semana de la Bienal de Teatro, que se desarrolla hasta el pr¨®ximo domingo, ha sido el tambi¨¦n muy esperado Wajdi Mouawad y su Seuls, obra escrita, dirigida e interpretada por ¨¦l mismo, y estrenada en Avi?¨®n en 2008. La identidad es el tema que aborda en esta ocasi¨®n, junto con el de la memoria, siempre presente en sus trabajos. La historia de Seuls es la de Harwan, un universitario de origen liban¨¦s afincado en Montreal que trabaja en una tesis sobre la ¡°sociolog¨ªa de lo imaginario¡± dedicada a Robert Lepage y que ha de cruzar medio mundo para poder entrevistarse con ¨¦l. Con una escritura que pasa h¨¢bilmente de la profundidad de sentimientos del protagonista a la iron¨ªa con la que afronta las dificultades que ha de sortear para cumplir su objetivo, Mouawad, que comparte sus or¨ªgenes con el protagonista, resuelve la trama con un sorprendente giro final y un delirante ep¨ªlogo pict¨®rico un tanto dilatado. El montaje ir¨¢ al Valle-Incl¨¢n de Madrid en octubre y al Lliure de Barcelona en febrero.
Wajdi Mouawad aborda la identidad como tema central en ¡®Seuls¡¯
Guy Cassiers y Dirk Roofthooft, el int¨¦rprete de Sunken red (Rojo reposado), son otros dos grandes nombres de la escena europea que, sin embargo, se vieron ensombrecidos por el insufrible calor que hac¨ªa en la sala, Teatro alle Tese, por expresa petici¨®n del actor de apagar el aire acondicionado durante la funci¨®n. Su mon¨®logo, una adaptaci¨®n de la novela hom¨®nima de Jeroen Brouwers, narra la relaci¨®n del protagonista con su madre en un flashback con el que recuerda su infancia en un campo de concentraci¨®n en Indonesia. Un texto dur¨ªsimo, magn¨ªficamente servido por Roofthooft, que desgraciadamente no se pudo disfrutar.
Varios de los montajes que Rigola presenta en esta Bienal no son nuevos para el espectador espa?ol, pues ya se han visto en el Teatre Lliure de Barcelona, del que Rigola fue director de 2003 a 2011, o en el Teatro de La Abad¨ªa de Madrid, con el que el Lliure siempre ha tenido gran sinton¨ªa, o en el Festival Temporada Alta de Girona, que tambi¨¦n ha establecido v¨ªnculos con el director catal¨¢n. Es el caso del de Cassiers, El a?o de Ricardo (Ang¨¦lica Liddell), Ritter, Dene, Voss (Krystian Lupa), El viento en un viol¨ªn (Claudio Tolcachir) y 32 Rue Vandenbranden (Peeping Tom),
Ninguno de ellos, a excepci¨®n quiz¨¢s del concierto de Ute Lemper, busca establecer lazos amables con el espectador. En estos tiempos en que el alcance de la cultura en general y del teatro en concreto se mide m¨¢s que nunca por el n¨²mero de entradas vendidas, Rigola insiste en la necesidad de ir m¨¢s all¨¢ del puro entretenimiento con montajes cr¨ªticos y duros. El montaje de los italianos Motus, Nella tempesta, por ejemplo, incita a los j¨®venes a la acci¨®n, ¡°a desencadenar una tormenta all¨ª fuera [en la calle]¡±, a partir de la pieza de Shakespeare y de sus personajes. El valenciano David Espinosa, por su parte, se postula como el deus ex machina de un miniuniverso en Mi gran obra; en un escenario de unos dos palmos cuadrados escenifica la vida misma, con sus tragedias, sus celebraciones y sus complots.
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