???Vota socialismo: vota Rubalcaba!!!
Me met¨ª en el despacho de la bruja, abr¨ª la ventana, sub¨ª el volumen a tope y atron¨¦ toda la calle G¨¦nova
¡ªSoy Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, y os convoco para refrendar mi programa con el voto en las urnas. Un proyecto de democracia plena, de honradez, de aut¨¦ntica justicia social, donde primar¨¢ la igualdad de oportunidades, un programa que acabar¨¢ con los privilegios de los de siempre. ???Vota decencia, vota socialismo, vota Rubalcaba!!!
No me llev¨® mucho tiempo redactarlo. Lo peor fue la voz, que al comienzo como que el cuerpo la rechazaba, que era una sensaci¨®n que no me hab¨ªa ocurrido con la de Arenas, ni con la de Rajoy¡ Luego, que me cost¨® dar con el tono, que al comienzo me sal¨ªa m¨¢s recia, como de Elena Valenciano, pero claro, el mensaje que se correspond¨ªa era de otro tipo, m¨¢s ?vota a Rubalcaba, co?o!, que no era lo que yo buscaba. Al final hice muchas comprobaciones. Hasta llam¨¦ a Madina.
¡ªHola, soy Alfredo. Dile a Elena que se ponga.
¡ªAhora mismo, Alfredo.
Hecha la comprobaci¨®n, me puse a buscar los instrumentos necesarios. Primero me hice con un meg¨¢fono de esos antiguos, que yo sab¨ªa que estaba por all¨ª porque era el que utilizaba Ana Mato cuando se empe?¨® en que todos di¨¦ramos clases de break dance de sal¨®n. ¡°Es muy saludable y se lleva mucho¡±, dec¨ªa. Acab¨® en el cuarto de los trastos, donde yo guardaba mis esqu¨ªes Carradan. Me pareci¨® poca cosa, como impropio de un tipo de mi condici¨®n, por mucho que est¨¦ convertido en fantasma y por mucho, que ya no s¨¦ qu¨¦ hacer, que est¨¦ hecho polvo con este abrigo¡
Finalmente ca¨ª en la cuenta de que hab¨ªa en G¨¦nova varios equipos de sonido, de la sala de televisi¨®n y radio y esas cosas, que se me hab¨ªa olvidado porque ya saben que a m¨ª eso de la publicidad me gustaba poco, que no era buena para mis cosas¡ As¨ª que esper¨¦ a que viniera alguno de los t¨¦cnicos para una rueda de prensa de Rafa Hernando. En realidad vino uno, el becario, pero como ¨¦l mismo se dec¨ªa: total, para este viaje¡ Me fij¨¦ mucho para aprender c¨®mo se enchufaba todo, que si el peringanillo rojo por aqu¨ª en el equipo y el peringanillo azul por este otro lado, en el micr¨®fono.
As¨ª que esper¨¦ a la noche, cuando ya no hab¨ªa nadie en G¨¦nova, excepto los de seguridad, me met¨ª en el despacho de la bruja, que en el del presidente me daba yuyu por si se aparec¨ªa Leandro, abr¨ª la ventana, sub¨ª el volumen a tope y atron¨¦ toda la calle G¨¦nova hasta la plaza de Col¨®n, por un lado, y la de Alonso Mart¨ªnez por otro:
¡ªSoy Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, y os convoco para refrendar mi programa con el voto en las urnas. Un proyecto de democracia plena, de honradez, de etc¨¦tera, etc¨¦tera¡ ???Vota decencia, vota socialismo, vota Rubalcaba!!!
Y una vez. Y otra. Y otra. Y otra m¨¢s¡ Los de seguridad subieron corriendo y solo vieron el aparato de sonido, claro. Pero ni cinta ni CD ni nada de nada. La polic¨ªa lleg¨® corriendo, y al mando un comandante reci¨¦n ascendido que vio la posibilidad de lucirse.
¡ªA ver, todo controlado, que ya hemos llegado las fuerzas del orden. Quiero a quinientos antidisturbios aqu¨ª abajo ahora mismo, con todos los hierros a punto, diez lecheras y tres ca?ones de agua. Soy el comandante Recio ¡ªy ni una broma con mi apellido¡ª y vamos a solucionar esto en un pisp¨¢s. B¨²squese ahora mismo en todo el edificio al intruso. Esa voz, por cierto, me suena, cabo¡
¡ªEs la del l¨ªder de la oposici¨®n, mi comandante.
¡ª?De qui¨¦n dice usted?
¡ªDe Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Seguro que le suena: bajito, barba rala, pelo escaso¡
¡ªAh, ya, pues le tengo un gato yo a ese, que como le trinque¡
¡ª?Qu¨¦ no est¨¢ en el edificio? ?Han buscado bien en todos los sitios? ?Arriba, abajo? ?En los despachos, en los pasillos, en los ascensores, en los v¨¢teres? Sobre todo en los v¨¢teres, que ya saben c¨®mo son estas gentes¡
La cosa ya se iba poniendo seria, que ve¨ªa yo al comandante Recio un poco nervioso.
¡ªA todas las unidades, a todas las unidades. Urge la inmediata localizaci¨®n del sospechoso Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Repito. Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Es muy urgente¡
La cosa no ten¨ªa mucho misterio, la verdad, porque Rubalcaba estaba donde siempre est¨¢ en vacaciones: al lado de Llanes, en Asturias.
¡ªLocalizado en Llanes, mi comandante. Localizado en Llanes.
¡ªComprueben que es ¨¦l. No se dejen llevar por la primera impresi¨®n. Repito: no se dejen llevar por la primera impresi¨®n. Les enviamos por correo electr¨®nico un test de reconocimiento. Lleva las preguntas y las respuestas. Es obligatorio hac¨¦rselo. Repito: obligatorio. M¨¢xima prioridad. Ah¨ª les llega.
Y el agente le hizo el test a Rubalcaba, a pesar de la mirada del l¨ªder socialista, que era para desanimar a cualquiera.
¡ª?Es usted Alfredo P¨¦rez Rubalcaba?
¡ªS¨ª, hijo, s¨ª.
¡ª?Qu¨¦ opina de Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n?
¡ªUn gran amigo y un socialista ejemplar.
¡ª?Y de Pere Navarro?
¡ªUn gran amigo y un socialista ejemplar.
¡ª?Y de Carme Chac¨®n?
¡ªUna gran amiga y una socialista ejemplar.
¡ªD¨ªgame la f¨®rmula del ¨¢cido ac¨¦tico.
¡ªCH3COOH.
¡ªConfirmado, mi comandante. El individuo en cuesti¨®n, bajito, barba rala, pelo escaso, confirma ser quien dice ser: Alfredo P¨¦rez Rubalcaba.
¡ªO sea, que ¨¦l no ha podido ser¡ Al ministro, voy a tener que llamar al ministro, y que me diga qu¨¦ se hace, que no quiero yo¡
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