Cervantes muere en T¨¢nger
El que fuera el mayor teatro de ?frica cumple 100 a?os Varias asociaciones locales reivindican su rescate tras 20 a?os cerrado

No figura en las gu¨ªas tur¨ªsticas de T¨¢nger, pero con un permiso del Consulado de Espa?a o por un pu?ado de d¨ªrhams el guardi¨¢n franquea la puerta. El conserje se ofrece incluso a acompa?ar al visitante con una l¨¢mpara unida a un cable de decenas de metros. Empieza entonces un viaje en el tiempo, en la historia cultural de la ciudad. El halo de luz desemboca en una platea con cientos de butacas desvencijadas cubiertas de polvo. Al fondo, en el escenario, donde ya no alumbra bombilla alguna, se amontonan decorados y sillas sobre un parqu¨¦ en parte arrancado. Del techo cae un tel¨®n sucio que debi¨® de ser rojo en su d¨ªa.
Los palcos y los camerinos se recorren tambi¨¦n a tientas porque las ventanas selladas con paneles de madera no dejan pasar los rayos del sol, pero en el vest¨ªbulo, los ba?os, el despacho de billetes y unas cer¨¢micas que representan a Don Quijote, s¨ª gozan de una tenue luz del d¨ªa. A trav¨¦s de las gruesas paredes del edificio apenas traspasan los ruidos de la ciudad bulliciosa de m¨¢s de 700.000 habitantes. Solo se oyen los pasos sobre el suelo polvoriento. El deterioro del edificio no es solo culpa del tiempo sino de todos aquellos que, a escondidas o pagando, se llevaron alg¨²n recuerdo, un grifo, una cortina, un azulejo.
Hace unas cuantas d¨¦cadas el Cervantes fue el mayor teatro de ?frica con sus 1.400 butacas y su c¨²pula que domina el viejo puerto de T¨¢nger. El pr¨®ximo 11 de diciembre cumplir¨¢ un siglo desde su inauguraci¨®n convertido ahora en una ruina que se hubiese podido desplomar de no ser porque el Estado espa?ol desembols¨® hace siete a?os 300.000 euros para apuntalar parte del edificio y reforzar el forjado.
Datos y fechas
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1913. Manuel Pe?a y Esperanza Orellana promueven el teatro, que se inaugura con 1.400 butacas.
1928. El matrimonio lo cede al Estado espa?ol, que sigue siendo el titular.
2013. Lleva 20 a?os cerrado. En diciembre cumple 100 a?os.
Durante las primeras d¨¦cadas de su historia pas¨® por all¨ª lo m¨¢s granado de los actores de teatro, de los cantantes de ¨®pera e incluso deportistas de lucha libre. Al escenario del Cervantes se subieron en sus primeros tiempos el tenor Enrico Caruso, el bar¨ªtono Tito Ruffo o la soprano Adelina Patti, y, m¨¢s tarde, Estrellita Castro, Carmen Sevilla, Imperio Argentina, Antonio Mach¨ªn, Manolo Caracol, Juanita Reina etc¨¦tera. Los cantantes se alternaban con actores como Mar¨ªa Guerrero y Margarita Xirgu y conferenciantes como Benito P¨¦rez Gald¨®s o Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n. Su p¨²blico eran los 27.000 espa?oles que llegaron a residir en la ciudad.
Aunque es de propiedad espa?ola, el teatro estaba abierto a todos en ese T¨¢nger cosmopolita que dur¨® 33 a?os (1923-1956). Por eso desfilaron por el estrado artistas como la parisiense C¨¦cile Sorel ¡ªlos franceses eran la segunda colonia extranjera despu¨¦s de los espa?oles¡ª y egipcios como Yousef Wahbi y F¨¢tima Ruchdi, que atra¨ªan a un p¨²blico marroqu¨ª. Los j¨®venes tangerinos que hab¨ªan formado el grupo teatral Al Hilal tambi¨¦n interpretaron all¨ª obras como Majnoun Leila, del escritor cairota Ahmed Wahbi. Los marroqu¨ªes se adue?aron adem¨¢s del teatro para celebrar m¨ªtines pol¨ªticos contra el colonialismo.
A medida que transcurrieron los a?os desde su inauguraci¨®n el teatro ampli¨® sus actividades. Sirvi¨® de cine y acab¨® acogiendo espect¨¢culos de lucha libre con sus consiguientes apuestas. A principios de la d¨¦cada de los sesenta apenas ofrec¨ªa ya representaciones. La ¨²ltima funci¨®n fue, hace ya veinte a?os, una exposici¨®n fotogr¨¢fica en un teatro que hab¨ªa perdido ya todo su lustre.
En la Espa?a de principios del siglo XX hab¨ªa matrimonios acaudalados, como el compuesto por Manuel Pe?a y Esperanza Orellana, que dedicaron parte de su fortuna a erigir un teatro y costear espect¨¢culos deficitarios. Encargaron su construcci¨®n, en 1911, al arquitecto Diego Gim¨¦nez. Acaso cansados de asumir p¨¦rdidas traspasaron el Cervantes, 15 a?os despu¨¦s de su inauguraci¨®n, en 1928, al Estado espa?ol.
M¨¢s en esta serie...
Ahora, tras varias peripecias, sigue siendo de su propiedad, pero est¨¢ alquilado al Ayuntamiento de T¨¢nger por un d¨ªrham simb¨®lico al mes. Ninguno de los dos dispone de los cinco millones de euros necesarios para rehabilitarlo. La Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional al Desarrollo tiene un programa de restauraci¨®n de edificios hist¨®ricos ¡ªel ¨²ltimo fue la Caixa Real Comayagua (Honduras)¡ª, pero, al ser espa?ol, el Cervantes est¨¢ excluido de su ¨¢mbito de actuaci¨®n.
¡°Los aniversarios son un buen momento para llamar la atenci¨®n¡±, explica Ahmed Benattia, un joven tangerino hispano-marroqu¨ª, que ha creado el grupo Sostener lo que se cae. Apuesta por convertir el teatro en un ¡°centro cultural que dispusiera de peque?as salas para usos m¨²ltiples¡±, al estilo del Matadero de Madrid o del Antic Teatre de Barcelona, junto con, por ejemplo, una escuela profesional de artes esc¨¦nicas.
Ese es tambi¨¦n el sue?o de Simon-Pierre Hamelin, director de la Librer¨ªa de las Columnas y de la feria literaria Les correspondances de Tanger. ¡°El 5 de octubre actores teatrales de Marruecos, Espa?a, Francia, EE UU o Reino Unido ¡ªcomo Kenneth Branagh¡ª leer¨¢n ante las puertas del Cervantes extractos de grandes obras¡±, anuncia Hamelin. ¡°As¨ª empezaremos a recordar el centenario¡±. ¡°Con ese motivo vamos a intentar recaudar algunos fondos privados para la rehabilitaci¨®n del teatro, que entregaremos a la asociaci¨®n T¨¢nger Acci¨®n Cultural!, prosigue Hamelin. ¡°A ver si las instituciones p¨²blicas se animan tambi¨¦n a aportar su parte¡±, concluye.
¡°Cuando hab¨ªa dinero apenas afloraban proyectos sobre qu¨¦ hacer con el teatro, y ahora que ya no lo hay surgen de todas partes¡±, se?ala, con una dosis de iron¨ªa, Cecilia Fern¨¢ndez, directora del Instituto Cervantes en T¨¢nger. ¡°El esfuerzo econ¨®mico que acaso se haga alg¨²n d¨ªa tiene que desembocar en un proyecto viable tanto desde el punto de vista cultural como en su gesti¨®n econ¨®mica¡±, a?ade. Eso pasa, probablemente, porque Espa?a pierda definitivamente un icono cultural y que sean marroqu¨ªes los que gestionen el que podr¨ªa ser el mayor espacio cultural de su pa¨ªs.
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