De nuevo el agente C-169

Ave Mar¨ªa Pur¨ªsima, dijo el ministro Jorge Fern¨¢ndez-D¨ªaz.

¡ª???Ave Mar¨ªa Pur¨ªsima!!!, respondieron el comandante Recio, el cabo Fuertes, los quinientos antidisturbios, las diez lecheras y los tres ca?ones de agua.

¡ª?Han llegado ya los jefes de la casa?

¡ªPues no, se?or ministro, no. El presidente ha dicho que avisen a Mar¨ªa Dolores, que ¨¦stas son cosas de intendencia. Pero claro, como estamos de vacaciones¡­ Hay un se?or ah¨ª fuera que dice que es muy jefe y que si le necesitan que est¨¢ a la disposici¨®n de ustedes. Lleva una corbata tremenda y dice que se llama Forl¨¢n, o Soriano, o algo as¨ª¡­

¡ªDeje, deje, d¨ªgale que no se preocupe, que uno es un santo, pero lo de aguantar a Floriano¡­

¡ªAve Mar¨ªa Pur¨ªsima, dijo Ignacio Cosid¨®, el director general de la Polic¨ªa.

¡ª???Ave Mar¨ªa Pur¨ªsima!!!, respondieron todos de nuevo.

¡ªBasta, comandante, basta. Diga a los sufridos agentes, incluso a su impedimenta, que no hace falta que nos muestren su gozo cada vez que saludamos el director general o yo mismo¡­

¡ª¡­Es que estaba en unos ejercicios espirituales aqu¨ª cerca, sigui¨® Cosid¨®, y como me han dicho que era cosa de Rubalcaba, he pensado eso es por el Fais¨¢n, y ya sabe el se?or ministro que trat¨¢ndose del Fais¨¢n¡­

¡ªAve Mar¨ªa Pur¨ªsima, salud¨® Alberto Ruiz Gallard¨®n, el ministro de Justicia.

¡ª??? Ave¡­!!!

-?Silencio en la tropa!, clam¨® el comandante Recio antes de que se precipitaran a responder los quinientos agentes¡­

¡ªEs que como vivo aqu¨ª cerca¡­ No s¨¦, Jorge, si crees que hay alg¨²n vac¨ªo de poder en el partido, yo mismo puedo sacrificarme y ocupar el despacho de la s¨¦ptima planta, que en estos momentos tan duros para esta Espa?a que tanto queremos¡­

¡ªComandante, grit¨® el cabo Fuertes, aqu¨ª llega Dolores de Cospedal¡­

¡ª???Qu¨¦ alegr¨ªa verte, Dolores!!!, dijo Gallard¨®n, le estaba diciendo yo al compa?ero Jorge, que menos mal que t¨² estabas a cargo de todo esto, que es la garant¨ªa de una soluci¨®n r¨¢pida y eficiente a cualquier problema que nos afecte...

¡ªVale, Alberto, vale. Ministro, el parte, dijo Dolores, que ven¨ªa con ese humor que se imaginan despu¨¦s de que le estropearan las vacaciones, con lo ricamente que se estaba en Guadalmina.

Cospedal no sal¨ªa de su asombro mientras Jorge Fern¨¢ndez le contaba el incidente. Miraba el despacho una y otra vez sin acabar de entender qu¨¦ es lo que pudo ocurrir.

¡ªA ver, vuelva a ponerme la cinta, dec¨ªa¡­

¡ªEs que es Alfredo, no hay duda. Si le tendr¨¦ o¨ªdo¡­ Alguien ha metido una cinta suya¡­ ?en mi propio despacho! ?Ya han hecho todas las investigaciones pertinentes, comandante?

¡ªNaturalmente, secretaria general. Pero lamento decir que sin ¨¦xito¡­

Aquello, la verdad, era todo un espect¨¢culo, que seguirlo en primera l¨ªnea no se pagaba con dinero. Bueno, depende de cu¨¢nto dinero, que s¨ª, que uno es muy desprendido, pero¡­ Ya sab¨ªa yo que el plan iba a dar resultado. Ahora ten¨ªa que mantener la tensi¨®n durante algunos d¨ªas para que se entendiera que aquello iba a seguir hasta que lo solucionara definitivamente. As¨ª que me sal¨ª al pasillo y empec¨¦ a gritar, ahora ya con voz de Elena Valenciano:

¡ª?A la b¨ª, a la b¨¢, a la bimbomb¨¢, Rubalcaba, Rubalcaba, y nadie m¨¢s! ?Rubalcaba es cojonudo, como Rubalcaba no hay ninguno!

Y luego:

¡ª?Arriba, parias de la tierra, en pie, fam¨¦lica legi¨®n¡­!

Que as¨ª iba yo con aquel abrigo, como un pobre. No me dio tiempo a m¨¢s, que enseguida salieron todos al pasillo, atropell¨¢ndose en la puerta y con la cara demudada.

¡ª?Guardias, guardias!, gritaba el ministro.

¡ª?Jes¨²s, Mar¨ªa y Jos¨¦!, dec¨ªa Cosid¨®.

¡ª?Jes¨²s, Jes¨²s!, recitaba Gallard¨®n.

¡ª?Panda de in¨²tiles!, musitaba Cospedal.

¡ªSe?ora secretaria general, dijo el ministro con tono de ministro. Llegados a este punto, solo se me ocurre volver a requerir los servicios del agente C-169, aquel agente secreto, pero que muy secreto, que tan buenos resultados nos dio para descubrir al autor del intento de asesinato del presidente el verano pasado¡­

¡ª?Y estar¨¢ disponible?

¡ªSeguro que para usted y el partido lo estar¨¢. Bueno, y m¨¢s si le damos algunos dinerillos, que con los recortes de Montoro, el hombre anda como anda, que se tiene que pagar las lupas, los espect¨®metros, y hasta los disfraces, que ya me dijo el otro d¨ªa¡­

¡ªVale, Jorge, vale, que venga.

¡ª?A las ¨®rdenes de su excelencia, mi secretaria general, no quedar¨¢ defraudada! Me pongo a resolver este inextricable caso, pero aqu¨ª le dejo mi tarjeta, Sinnombre's, Reparaciones y Mantenimiento del Hogar y Negocio, por si tiene alguna chapucilla en alguna secretar¨ªa provincial, que con esto de los recortes¡­

No me dio ning¨²n miedo el agente C-169, que ¨¦l estaba acostumbrado a lo corp¨®reo, y en esto de los fantasmas yo le sacaba mucho trecho¡­

Fue mencionar el corp¨®reo, y se conect¨® justo en ese momento¡­

¡ª¡­ A ver, Luis, necesitar¨ªa otras quinientas camisas m¨¢s, pero ahora de vestir, que estoy yo montando una cosa aqu¨ª de economato paralelo, que es lo que le he dicho al baranda, privaticemos, se?or director, privaticemos, como dir¨ªa el ministro Guindos, una cabeza privilegiada, liberemos al Estado de esta pesada carga de la administraci¨®n carcelaria¡­ Tengo yo un amigo, le dije, que adem¨¢s usted conoce porque ha estado tambi¨¦n por aqu¨ª¡­ Paco se llama, Correa, s¨ª¡­ que con una concesi¨®n por cinco a?os¡­

¡ªPara Luis, para, que ya he conseguido que regrese la bruja, que el plan va a seguir adelante¡­