La gran noche de las mudanzas grandiosas
?Est¨¢s cada d¨ªa mejor, presidente! ?Qu¨¦ fortaleza, qu¨¦ agilidad, qu¨¦ tableta! Es que ni Schwarzenegger¡
Ya est¨¢, me dije. Un paso al frente, salga el sol por Antequera, a quien Dios se la d¨¦, etc¨¦tera, que cuando me pongo refranero no hay quien me pare. As¨ª que hice unas cuantas flexiones¡ Por cierto, c¨®mo echo de menos aquellos campeonatos que nos hac¨ªamos Aznar y yo a ver qui¨¦n llegaba primero a las cien, que siempre ganaba el presidente, que con el car¨¢cter que tiene a ver qui¨¦n le dejaba como perdedor.
¡ª?Est¨¢s cada d¨ªa mejor, presidente! ?Qu¨¦ fortaleza, qu¨¦ agilidad, qu¨¦ tableta! Es que ni Schwarzenegger¡
¡ªNo es nada, Luis, no es nada, que no veas c¨®mo dej¨¦ a mi amigo Bushhhh en el rancho, cuando empec¨¦ a hacer flexiones; a Blair se le puso una cara un poco rara, que ya sabes c¨®mo son los ingleses de estirados, pero Geoooorge bien que aplaud¨ªa¡ ?Grande ?nsar, grande ?nsar!, dec¨ªa¡
Que esa era otra, en cuanto te acercabas al entonces presidente, que yo iba todos los meses por la cosa de los gastos, ya saben, los gastos, repito, los gastos, iba y te dec¨ªa algo de Bushhhh¡
¡ª?Te he contado cuando¡?
Tengo comprobado que aqu¨ª en la fantasmagor¨ªa los espectros tenemos un derrape a la nostalgia que hay que controlarse, que el otro d¨ªa me imagin¨¦ de nuevo en Suiza, ese vuelo en primera, ese hotel de lujo, ese restaurante con estrellas Michelin, ese champ¨¢n franc¨¦s, que iba yo hecho un pincel, mi traje italiano, mis zapatos ingleses, y este abrigo, que vaya abrigo, cuando era nuevo, claro, que ahora est¨¢ hecho un asco, porque como no puedo quit¨¢rmelo¡
?Lo ven? Es que en cuanto me descuido¡ A lo que ¨ªbamos: esa noche organic¨¦ la de Dios es Cristo. Me pareci¨® divertido y de mucho lucimiento. La primera fue intercambiar muebles de todos los despachos¡ excepto del de Mariano, que hice un amago de tocar un cuadro, a ver qu¨¦ pasaba, y casi me vuelan el brazo de un bastonazo.
¡ª?Esa mano, Luisito, esa mano!, que ya te he dicho que al jefe solo le toco yo, o¨ª que me dec¨ªa Leandro, que el t¨ªo no perd¨ªa ripio.
As¨ª que le puse a Floriano el armario de tres cuerpos lleno de camisas blancas de Pons, a Arenas los 120 corbateros de Floriano, el afilador de navajas de Hernando se lo pas¨¦ a Esperanza Aguirre, y el armario de las armas de los chicos de seguridad se lo dej¨¦ a Mart¨ªnez Pujalte. Por darle una alegr¨ªa¡
Lo peor fue que no me di cuenta de que todav¨ªa andaba Floriano por all¨ª, que se le hab¨ªa encasquillado el discurso. Hab¨ªa tardado tanto que ahora ten¨ªa que decir otra cosa.
¡ªEs que as¨ª no se puede, se quejaba, que ya me ten¨ªa yo aprendido lo de Urdangarin y ahora tengo que hablar de B¨¢rcenas¡ no hay derecho, se creen que somos robots¡
Insist¨ªa, con el nudo de la corbata, ya de 11 cent¨ªmetros, y el texto de su intervenci¨®n.
¡ª?Qu¨¦ credibilidad puede tener Rubalcaba?, recitaba, ?si mientras jugaba al balonmano con B¨¢rcenas se aliaba con la Infanta¡? Creo que me he vuelto a liar¡
Fue justo en ese momento cuando le cambi¨¦ el espejo por una cabeza de Saura del despacho de Arenas, que es de entender el grito que dio el pobre¡ Fueron solo unos segundos, que enseguida me di cuenta y le devolv¨ª el espejo, que tampoco era cosa de levantar la liebre tan pronto. Cuando al abrir los ojos se encontr¨® consigo mismo, respir¨®.
¡ªNo puedo leer a estas horas tantos papeles en los que salga B¨¢rcenas¡
Una hora despu¨¦s, y cuando ya comprob¨¦ que estaba totalmente solo, pens¨¦ que para qu¨¦ andarse con menudencias¡ No serv¨ªa de nada cambiar una gitana de encima de la televisi¨®n, un Lladr¨®, un bodeg¨®n¡ Hay que ver qu¨¦ magn¨ªfico bodeg¨®n, por cierto, que lo ten¨ªa yo ¨²ltimamente en el despacho, se lo compr¨¦ a Naseiro hace ya 20 a?os, luego se lo revend¨ª, se lo volv¨ª a comprar, se lo vend¨ª, se lo recompr¨¦, se lo vend¨ª, se lo recompr¨¦¡ Total, de mil duros a dos millones de euros, que si una facturita por aqu¨ª, una firmita de un experto nepal¨ª por all¨¢, un certificado de un museo de Alaska, en fin, cosillas que uno va aprendiendo de sus antecesores con el paso del tiempo¡
Est¨¢bamos en lo de la decisi¨®n heroica, que otra vez me he ido. Todo, me dije en un momento de arrebato, hay que cambiarlo todo¡ Y cambi¨¦ el despacho de Cospedal por el de Arenas, el de mi cu?ado por el de Pons, etc¨¦tera, etc¨¦tera. Romp¨ª la esquina de alguna mesa, que las puertas son muy estrechas, pero me qued¨¦ muy contento del resultado final¡
Fue un hermoso espect¨¢culo la llegada de todos ellos a la ma?ana siguiente:
¡ª???Aaaaaaaaaaaaaaarrrrrggggggg!!!, grit¨® Floriano.
¡ª???Aaaaaaaaaaaaaaarrrrrggggggg!!!, aull¨® Arenas.
Muda, Cospedal se qued¨® muda.
O desmayada, no s¨¦.
(Telegrama recibido en G¨¦nova que pill¨¦ esa noche en el despacho de Cospedal. Lo firmaba Federico Trillo desde Londres. Intolerable. Stop. The Times. Stop. Madrid¡¯s ambassador to London was caught up yesterday in an escalating corruption scandal that has engulfed the Spanish Prime Minister. Stop. Federico Trillo-Figueroa, 61, was accused of receiving €128,000 (?110,000) from a secret slush fund while he served as Defence Minister in the Government of Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, the former Prime Minister. Stop. Ruego env¨ªes 100.000 euros para querellarme. Stop. Como siempre, secret slush fund. Stop)
Babelia
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