?Para qu¨¦ leer?
El horno de hacer televisi¨®n no acepta ni pan ni libros, acepta lo que ya se ve que acepta
Escuch¨¦ a Jordi Gonz¨¢lez expresar en la radio su deseo, ahora que acaba El gran debate que a¨²n conduce en Telecinco, de poner en marcha un programa de libros en la tele. Se lo dec¨ªa a Roberto S¨¢nchez, en la SER; suger¨ªa, confes¨®, una utop¨ªa, ese programa no se va a hacer. Y no porque no haga falta, sino porque el horno de hacer televisi¨®n no acepta ni pan ni libros, acepta lo que ya se ve que acepta. Una pena. Si hubiera programas as¨ª, en todas las cadenas (y no solo en la que emite ese tan notable P¨¢gina 2 de ?scar L¨®pez), quiz¨¢ no se frotar¨ªan tanto las manos los que hacen de la profec¨ªa del final del libro uno de los t¨®picos de nuestra ¨¦poca. Jordi Gonz¨¢lez tendr¨ªa que insistir, como Bale para venirse al Madrid. Si insiste, esas cadenas que ahora no huelen los libros, sino cuando sus autores han muerto terminar¨ªan teniendo a un buen conductor para un programa ins¨®lito.
Pero no quieren programas ins¨®litos. Se han empe?ado en que no sea la lectura un objetivo de la tele y lo cumplen. Cuando la peque?a pantalla se hizo reina de las noches ya hubo algunos que profetizaron ese divorcio. En sus memorias (Llam¨¦mosla Random House, Trama Editorial) el editor norteamericano Bennett Cerf explic¨® c¨®mo empez¨® ese desistimiento: en los hoteles. Dec¨ªa Cerf que antes de la tele la gente que se iba de viaje se compraba unos libros de bolsillo o se los encontraba en su habitaci¨®n: ¡°Hoy en d¨ªa, cada habitaci¨®n de hotel dispone de un televisor, o, si no, hay uno en el vest¨ªbulo. Las personas que le¨ªan solo por desesperaci¨®n ahora pueden ver toda la basura que quieran en la tele. ?Para qu¨¦ iban a leer?¡±.
?l dict¨® esas memorias en torno a 1973. Ahora ya se sabe que el entretenimiento es la m¨¢s alta de las artes, pero no la m¨¢s bella, y sobre todo no tiene nada que ver, ay Jordi Gonz¨¢lez, con la lectura. ?Para qu¨¦ leer?, parecen decir los programadores. Pues a ver si Jordi los convence.
Un apunte final, para expresar una repugnancia. Ayer sufri¨® un accidente Cristina Cifuentes, ciudadana madrile?a que ocupa adem¨¢s un alto cargo. En funci¨®n de esto ¨²ltimo, unos desalmados dijeron (en Twitter) de ella y de su suerte todo lo que les vino en gana. Dijeron basura. L¨¢stima de Red, con lo buena que ser¨ªa para comunicar nobleza.
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