¡°No me acuerdo de nada¡±, dec¨ªa Arenas
Tentado estuve de actuar, acercarme a su o¨ªdo y con mi voz de Luis B¨¢rcenas Guti¨¦rrez, decirle algo as¨ª como ¡°A m¨ª no me la das, Javierito"
No s¨¦ qui¨¦n soy, repet¨ªa Javier Arenas en su despacho.
¡ªPero hombre, Javier, c¨®mo no vas a saber qui¨¦n eres, campe¨®n, le dec¨ªa Pons con una sonrisa¡
¡ªNo lo s¨¦, no, es que no me acuerdo absolutamente de nada. Tengo amnesia. Mucha. Una amnesia tremenda. ?Y usted qui¨¦n es, estimada se?orita?
¡ªNo me vaciles, Javier, que soy la secretaria general, y la declaraci¨®n ante el juez ya ha pasado. Ahora ya te puedes acordar de lo que quieras, que est¨¢s entre amigos y compa?eros¡
¡ªNo s¨¦ qui¨¦n soy, insist¨ªa Arenas. Es un ataque de amnesia.
¡ªBueno, s¨ª, es verdad, que tampoco hay que exagerar, m¨¢s o menos amigos¡
¡ªDe nada. No me acuerdo de nada.
Y de ah¨ª no sal¨ªa.
¡ªY cuando me acuerdo de algo, poco, muy poco, no me consta.
Lo intentaron de todas las maneras, pero el ex secretario general se manten¨ªa firme.
¡ªFijaos ustedes vosotros si tengo amnesia, que no me acuerdo absolutamente de nada de cualquier cosa que tenga que ver, por muy remotamente que sea, con un se?or que se llama Luis B¨¢rcenas Guti¨¦rrez. Vamos, es que ni me acuerdo de su nombre. Es m¨¢s, es que tampoco me acuerdo de c¨®mo se llama ?lvaro Lapuerta y tampoco me consta que fuera el tesorero del partido¡ Incluso no s¨¦ ni siquiera de qu¨¦ partido me est¨¢is hablando.
¡ª¡ Javier, chico, terciaba Esperanza Aguirre, de algo tendr¨¢s que acordarte¡
Y es que Esperanza siempre ha tenido mucha mano para esto de la amnesia, que nunca se acuerda, por ejemplo, de que el PP de Madrid, el que ella preside cuando le deja libre su estresante trabajo de cazadora de talentos, es el que m¨¢s cargos del PP tiene implicados en la red G¨¹rtel, que ganas me dieron de dec¨ªrselo a la cara.
¡ªY este despacho tan bonito, ?de qui¨¦n es este despacho tan bonito?, segu¨ªa diciendo Arenas con cara de haberse fumado varios porros.
Tentado estuve de actuar, y para que se fuera despejando, acercarme a su o¨ªdo y con mi voz natural de Luis B¨¢rcenas Guti¨¦rrez, decirle algo as¨ª como ¡°A m¨ª no me la das, Javierito, que lo mismo cuento en alto algunas cositas y tienes que recuperar la memoria¡¡±. Decid¨ª no intervenir, a ver en qu¨¦ acababa la representaci¨®n, que prefer¨ª tomar nota de todo para luego cont¨¢rselo al corp¨®reo, que deb¨ªa estar bueno¡
Pero como uno es d¨¦bil, al final no pude contenerme y le met¨ª un viaje donde m¨¢s le duele:
¡ªAh¨ª vienen Chaves y Gri?¨¢n, que si te quieres presentar otra vez a las elecciones andaluzas¡ Le dije para sus adentros, que esto de que no se enteren los dem¨¢s de lo que hablas con uno de ellos es una gozada¡
Las convulsiones y la cara de terror, los ojos de un lado a otro esperando la aparici¨®n de alguno de ellos acab¨® con la paciencia de Cospedal, que cuando se pone es muy ejecutiva para sus cosas.
¡ªTodos quietos, que voy a llamar al presidente.
Se o¨ªa jadear a Mariano al otro lado de la l¨ªnea.
¡ªChica, es que no me dej¨¢is ni hacer deporte, que ando aqu¨ª de senderismo por las galicias profundas, en el fin del mundo, t¨², a ver si no me ve nadie, que no est¨¢n las cosas para exhibirse. Ya habr¨¢s visto las fotos, qu¨¦ porte deportivo¡ Por cierto, que t¨² y yo tenemos que hablar de lo de Ruz¡
¡ªS¨ª, bueno, pero es que ahora estoy muy preocupada porque Arenas tiene un grave ataque de amnesia¡
¡ª?Menos mal que hay alguien sensato en esa casa, y declara que no se acuerda de nada! Como debe ser, Dolores, como debe ser. De nada, no hay que acordarse de nada¡ Y si te aprietan, pues ya sabes: no me consta. Y a tirar. A ver, ponme con Javier¡
¡ª?Qu¨¦ pasa, campe¨®n? T¨² no fallas nunca, s¨ª se?or, as¨ª me gusta, ni palabra del contrato aquel que le hicimos a quien t¨² sabes, aquella reuni¨®n, bien, bien¡ Porque ya has visto a Dolores¡
¡ªNo me acuerdo de nada. ?Qui¨¦n eres?
¡ªVenga Javier, que soy Mariano¡
¡ª?Mariano? ?Quiz¨¢ Mariano Fortuny, o acaso Mariano Benlliure, o incluso Mariano Jos¨¦ de Larra¡? A lo mejor es Luis Mariano, s¨ª, eso, qu¨¦ bonita tonadilla aquella de ¡°Con el amor no se juega, ?ay, canastos! que es peor, porque el amor, cuando llega, es, ?canastos!, lo mejor¡±.
¡ªJavier, no me tomes el pelo, que est¨¢s hablando conmigo, y a¨²n sigo siendo el jefe, a ver si me vas a obligar¡
(Mano para tapar el auricular)
¡ªCalla, calla, Mariano, que esto me est¨¢ saliendo bordado¡
(Mientras, en un arriscado pe?asco de las brumosas tierras norte?as, Francisco ?lvarez-Cascos discute con un paisan¨ªn: Ya le he dicho que no me acuerdo de nada y yo a usted no le conozco. Pero hombre, don Francisco, si soy el que le pone los salmones¡ Nada, nada, no me acuerdo de nada. Y lo del salm¨®n no me consta. Y ahora, d¨¦jeme tranquilo, que estoy leyendo un discurso muy bueno de un ilustre gijon¨¦s: ¡°Los asturianos sabemos que a la ca¨ªda de la tarde las nieblas y las nubes surgir¨¢n de las entra?as de la tierra o desde la invasi¨®n de la mar. Hay quien dice que entre la densa niebla cabalgan las brujas¡±. Eso, brujas entre las nieblas de G¨¦nova, a?ad¨ªa Cascos para s¨ª. Y eso que no me acuerdo de nada, remachaba).
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