Mejor el desierto que la ciudad
La primera jornada de la secci¨®n oficial no ha sido deslumbrante, aunque 'Tracks' destaca por encima de 'Via Castellana Bandiera'
Bernardo Bertolucci, cuyo cine representa una de las cosas m¨¢s hermosas que le han ocurrido al cine italiano y al cine en general a lo largo de su historia, es el presidente del jurado en esta Mostra. En una reciente entrevista declaraba que sent¨ªa una gran ilusi¨®n al aceptar esa responsabilidad. Adem¨¢s de hacer pel¨ªculas perdurables, este hombre siempre ha tenido ojos y o¨ªdos para las pel¨ªculas que hac¨ªan los dem¨¢s. Que volcara su admiraci¨®n y considere sus maestros a Godard y a Pasolini puede ser entendible, aunque ya quisieran estos disponer de una filmograf¨ªa tan poderosa como la de su disc¨ªpulo. Bertolucci, cuya salud est¨¢ gravemente deteriorada y se desplaza en una silla de ruedas, algo pavoroso para el que no solo fue el rey del cine europeo, sino tambi¨¦n el m¨¢s alto, elegante y guapo de su gremio, se merece disponer al final del festival de abundante material de calidad para elegir sus premios y que su ilusi¨®n por estar aqu¨ª haya sido ampliamente compensada, que encuentre talento nuevos y diversos, o que los excesos de directores con prestigio s¨®lido que concursan en esta edici¨®n hayan encontrado el estado de gracia en su ¨²ltima obra.
La primera jornada de la secci¨®n oficial no ha sido precisamente deslumbrante. Tracks, dirigida por John Curran, cuenta la proeza que realiz¨® en 1976 una mujer joven llamada Robyn Davidson, consistente en atravesar desde Australia hasta el oc¨¦ano ?ndico un desierto de 2.700 kil¨®metros acompa?ada ¨²nicamente por su perro y cuatro camellos. Lawrence de Arabia afirmaba en la inmortal pel¨ªcula de David Lean que amaba el desierto porque era limpio. Imagino que esa limpieza era una met¨¢fora sobre la paz que le proporcionaba el desierto a su atormentado esp¨ªritu. Y para el espectador era gozoso que durante tres horas en ese desierto ocurrieran infinidad de apasionantes cosas. Sin embargo, en Tracks, la ¨²nica batalla que vamos a ver es la de esa hura?a chica y sus camellos jug¨¢ndose la vida para satisfacer una obsesi¨®n.
Aunque las intenciones de esta mujer para cruzar en solitario ese extenuante desierto no est¨¦n centradas en lograr la fama ni en batir r¨¦cord, ella acepta en nombre de sus escasos recursos econ¨®micos que un fot¨®grafo de National Geographic aparezca de vez en cuando para hacer notar¨ªa visual de su haza?a y tambi¨¦n se dejar¨¢ ayudar en periodos breves por la sabidur¨ªa de los abor¨ªgenes que encuentra en su camino.
El contacto entre la dama de los camellos y esta gente el espectador tambi¨¦n lo agradece, ya que pasar dos horas en su ¨²nica compa?¨ªa y la de los animales, aunque reconozcas su tes¨®n, sacrificio y heroicidad, corr¨ªa el riesgo de que se nos hiciera muy largo y pesado. El director John Curran consigue mantener el inter¨¦s del receptor hacia la voluntaria odisea de esa mujer que logra en seis meses recorrer una inmensa aridez y llegar finalmente al mar. Las im¨¢genes son seductoras, el viaje resulta cre¨ªble, no te remueves interminablemente en la butaca, es una pel¨ªcula que se deja ver y o¨ªr. Lo cual tiene bastante m¨¦rito ante el peligro que ofrec¨ªa su argumento.
La italiana?Via Castellana Bandiera tiene el imprescindible detalle hacia los espectadores italianos de estar subtitulada al italiano. Aclaro este misterio. Se desarrolla en una barriada lumpen de Palermo y forzosamente hay que ser siciliano para comprender el lenguaje que utilizan los personajes. Dirigida e interpretada por Emma Dante, narra el disparatado enfrentamiento que se produce entre una familia de este barrio marginal y una pareja de lesbianas al encontrarse sus coches en un camino de un solo sentido y negarse ambas partes a retroceder para dejar pasar al otro coche. Si pretende ser una comedia surrealista ignoro d¨®nde reside su gracia. Y como retrato costumbrista tampoco percibo su encanto. Es una pel¨ªcula rara en el peor sentido. Y no me sirve el pretexto de que hay que ser nativo para entender y valorar sus claves.
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