Homenaje al gran periodismo de Fuller
Samantha Fuller presenta en la Mostra el documental 'A Fuller Life', un viaje a la faceta period¨ªstica del gran cineasta

¡°He escrito art¨ªculos sobre tantos estadounidenses diferentes: de mineros de carb¨®n en Virgina a vaqueros en Oklahoma, de pescadores de cangrejos en Lousiana a recolectores de algod¨®n en Georgia, de productores de leche en Illinois a trabajadores del tren en Florida. Cuando era reportero en Nueva York fui testigo de una protesta racial en Harlem, vi gente robando comida en las tiendas. Aquella escena no era nada en comparaci¨®n con la desesperaci¨®n y p¨¢nico que se apoderaron de San Francisco durante la huelga de 1934: hab¨ªa cad¨¢veres en las calles que no eran recogidos por la morgue¡±.
De ese periodismo en primera fila que practic¨® Samuel Fuller (Worcester, 1911 - Los ?ngeles, 1997) habla ahora el documental de su ¨²nica hija, Samantha Fuller (Los ?ngeles, 1975), A Fuller Life, proyectado ahora en la secci¨®n Venecia cl¨¢sicos. Al cineasta, como a tantos, una infancia paup¨¦rrima lo empuj¨® a ganarse la vida como pudo. Y as¨ª, por casualidad, y desde muy abajo (como vendedor de peri¨®dicos) comenz¨® un oficio que m¨¢s adelante lo llev¨® a ser ayudante de redacci¨®n del diario New York Journal o, en 1929, redactor en el New York Graphic, para luego formar parte de la plantilla del diario San Diego Sun, escribiendo cr¨®nicas de sucesos y cr¨ªmenes que de manera directa influyeron en sus mejores pel¨ªculas.
Hoy las redacciones parecen? un call center, con los periodistas viendo pasar la vida desde un ordenador
Por todo esto, A Fuller life es un elogio al buen periodismo. Se retrata al gran cronista? a trav¨¦s de las voces de cineastas, escritores... todos c¨®modamente sentados en su silla de cuero y fumando puros, como sol¨ªa hacer el propio Fuller. ¡°En los a?os treinta, el jefe del American Wekly me envi¨® a la cuna del Ku Klux Clan, en Little Rock, Arkansas. Una noche me encontr¨¦ rodeado de 30 miembros del KKK vestidos con s¨¢banas blancas que caminaban alrededor de cruces blancas en llamas. Fue un espect¨¢culo que me dej¨® deprimido y desilusionado. No pod¨ªa pensar que existiera una cosa semejante en Estados Unidos. Escrib¨ª sobre sus palabras llenas de odio, contrapuestas con la imagen de una mujer que lactaba un nonato, tambi¨¦n vestida de KKK. Mi jefe cort¨® la parte de la mujer. Le pareci¨® poco real. Le llam¨¦ enfadado y le dije: ¡®He escrito exactamente lo que estaba sucediendo¡¯. Entonces, me respondi¨®: ¡®Ten¨ªas que haber fotografiado a la mujer con el beb¨¦¡¯, narra Fuller.
El periodismo marc¨® su cine, de Casco de acero (1950) al Corredor sin retorno (1963) o Los ladrones de la noche (1984). La historia se desarrolla en el estudio de Fuller, en la ¡°choza¡±, como el autor llamaba a este espacio, lleno de libros, cascos de la Segunda Guerra Mundial, cintas cinematogr¨¢ficas y peri¨®dicos. All¨ª escribi¨®, entre otros, el guion de White Dog. Su mujer, Christa y Samatha conservan todo tal y como ¨¦l lo dej¨®: las cartas, su adorada m¨¢quina de escribir Royal y sus c¨¢maras fotogr¨¢ficas. ¡°Es como si todav¨ªa estuviera all¨ª. Mi madre y yo nos preguntamos a menudo si hubiera sido mejor llevar todo el material a diferentes archivos, pero me alegro de haberlo conservado todo en casa. De este modo, pod¨ªa ir all¨ª cada vez que quisiera y de alg¨²n modo, pasar m¨¢s tiempo con mi padre. Quer¨ªa mantenerlo vivo y respirando. No pod¨ªa soportar la idea de meterlo todo en unos cajones y almacenarlo en b¨®veda¡±, cuenta Samantha, feliz de haber desembarcado virtualmente con su padre en Venecia. "Era", dice, "muy cari?oso. Me tuvo a los 63 a?os; no obstante. Pasamos mucho tiempo juntos. Me llevaba a todas partes¡±.
El filme se desarrolla a lo largo de 12 cap¨ªtulos, seleccionados de su autobiograf¨ªa, A Third Faces, escrita con su estilo preciso y lapidario, t¨ªpico de la cr¨®nica neoyorquina en la que Fuller se form¨® cuando era apenas un chaval. Para poner voz a sus palabras han sido llamados sus amigos, que fuman y fuman puros mientras hablan de ¨¦l.? Win Wenders, Monte Hellman, Constance Towers, William Friedkin (reci¨¦n premiado con el Le¨®n de Oro a la carrera en la Mostra), James Franco, Mark Hamill, James Toback, Jennifer Beals, entre otros. ¡°Fue una gran sensaci¨®n tener a sus amigos y admiradores hablando de ¨¦l, y en su lugar m¨¢gico. Fumamos cigarros y bebimos whisky. Sentimos su esp¨ªritu junto a nosotros. Fue un reto conseguir que todos estuvi¨¦ramos juntos al mismo tiempo y en el mismo lugar. Pero una vez all¨ª, todo surgi¨® con mucha naturalidad¡±, comenta Samantha Fuller.
Como confesi¨®n final, la hija explica que el documental naci¨® con la idea de mantener vivo el recuerdo de su padre, y adem¨¢s, comunicar sus ideas a quienes lo consideran una inspiraci¨®n period¨ªstica. El oficio, seg¨²n ella, tiene un gran futuro. ¡°Gracias a las nuevas tecnolog¨ªas, este es un momento maravilloso para los periodistas. Hoy en d¨ªa, gracias a Internet, los periodistas pueden conseguir que su art¨ªculo sea le¨ªdo por m¨¢s personas. Su sue?o era crear su propio peri¨®dico¡±. zanja.
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