Candelabro
El ¨¦xito de la emisi¨®n de 'Behind the Candelabra' en HBO, aqu¨ª en Canal +, ha despertado de nuevo las exageraciones un poco irrelevantes de que vivimos en la edad de oro de la televisi¨®n
El ¨¦xito de la emisi¨®n de Behind the Candelabra en HBO, aqu¨ª en Canal +, ha despertado de nuevo las exageraciones un poco irrelevantes de que vivimos en la edad de oro de la televisi¨®n. Uno nunca sabe d¨®nde estaban quienes afirman algo as¨ª cuando se fabricaban con regularidad productos como Enredo, los Muppets o Hill Street Blues sin que a nadie se le ocurriera relacionar la televisi¨®n con el oro. Pero sin duda la elecci¨®n de la pel¨ªcula para participar en el Festival de Cannes fue una haza?a quiz¨¢ solo al alcance de Steven Soderberg, un director mimado por el festival desde que lo ganara con su ¨®pera prima Sexo, mentiras y cintas de v¨ªdeo.
La pel¨ªcula cuenta la peripecia sentimental de un joven amante de Liberace, grandioso ejemplar del entertainment norteamericano, que coloc¨® el piano en espacios reservados a cantantes met¨®dicos, envuelto en trajes iridiscentes y una parafernalia asombrosa donde el candelabro apoyado sobre el lomo terso del piano de cola coronaba una declaraci¨®n de intenciones que una ni?a espa?ola defini¨® para siempre con un escueto ¡°antes muerta que sencilla¡±. La gozosa recreaci¨®n de Matt Damon y Michael Douglas, exprimiendo su disfraz a conciencia, no basta para sobreponerse al agotamiento que genera la an¨¦cdota. Liberace, como Elvis o Michael Jackson, tambi¨¦n fue un enigma sexual y psicotr¨®pico, encerrado en su propia jaula de oro, en otro Xanad¨² mas grande que la vida.
Habitual de los programas de tele, Liberace es retratado por Soderberg como un producto solo posible en los tiempos antes del sida y las webs de cotilleos. No es Sunset Boulevard, pero s¨ª un comentario rabioso sobre la explosi¨®n de la cirug¨ªa est¨¦tica y las anfetaminas. Y aparte de resultar un enternecedor canto de admiraci¨®n hacia cualquier persona que resiste e insiste en un estilo propio, deja asomar a dos personajes imprescindibles, la madre y el agente, interpretados con genial econom¨ªa, por Debbie Reynolds y Dan Ayrkroid. Los cuatro se hartar¨¢n de ganar premios cuando comience la temporada de galardones. Pero Liberace, una personalidad de telefilme, hubiera estado feliz de ver c¨®mo el argumento de su vida trasciende el formato. ?l invent¨® su propia edad de oro, sin esperar a que nadie se la concediera.
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