El mundo literario celebra los 60 a?os de ¡®El llano en llamas¡¯, de Rulfo
Varios autores celebran los 60 a?os de la publicaci¨®n del libro de cuentos de Juan Rulfo y levantan con sus voces la cartograf¨ªa del escritor mexicano
El Tiempo son¨¢mbulo. Y en ¨¦l, personas que deambulan en un paisaje de polvo cuyo rastro viene de la miseria y va hacia lo fat¨ªdico. Ese fue el mundo con el cual Juan Rulfo abri¨® un nuevo y magistral territorio literario hace sesenta a?os bajo el t¨ªtulo de El llano en llamas, editado por el Fondo de Cultura Econ¨®mica. Un mosaico de quince piezas (en 1970 se sumar¨ªan dos m¨¢s) de la condici¨®n humana y de la vida situadas al sureste del estado de Jalisco (M¨¦xico) que abarca desde la Revoluci¨®n mexicana en 1910 hasta mediados del siglo XX. Con esos cuentos, Rulfo (1917- 1986) refund¨® la literatura en espa?ol que confirmar¨ªa dos a?os m¨¢s tarde con Pedro P¨¢ramo.
Pero hoy es el d¨ªa de la fiesta de El llano en llamas; y como las voces que suenan en esas historias, varios escritores levantan, poco a poco, con sus voces la cartograf¨ªa de ese llano en llamas que suena as¨ª:
¡°La esencia de Rulfo es que con sencillez y dignidad y sin folclorismo sentimental elev¨® temas regionales al nivel de tragedia griega¡±, afirma Luis Harss.
Sus cuentos est¨¢n escritos en un doble registro: las acciones son vertiginosas y la vida mental de los personajes es demorada, de una reflexiva intensidad. Esto establece una peculiar tensi¨®n: lo que sucede es r¨¢pido y su efecto es lento
"Con los cuentos logr¨® una nueva representaci¨®n del campo mexicano y la miseria en la que viven sus personajes. De manera emblem¨¢tica, uno de los relatos lleva el t¨ªtulo de 'Nos han dado la tierra'. La herencia que reciben no es otra cosa que un mont¨®n de polvo. Los ultrajes y la violencia de estos relatos revelan una realidad devastada por la injusticia social. Lo peculiar es que Rulfo narra estas desgracias con hondo sentido po¨¦tico. Sus cuentos est¨¢n escritos en un doble registro: las acciones son vertiginosas y la vida mental de los personajes es demorada, de una reflexiva intensidad. Esto establece una peculiar tensi¨®n: lo que sucede es r¨¢pido y su efecto es lento. En estos cuentos, Rulfo renov¨® el lenguaje de M¨¦xico. Ning¨²n campesino ha hablado como sus personajes pero ninguno ha sonado tan aut¨¦ntico. Un milagro de la autenticidad que s¨®lo puede ser literaria", explica Juan Villoro.
¡°El llano en llamas me permiti¨®, cuando era muy joven, imaginar una forma narrativa posible para las historias de la guerra y la postguerra espa?ola que hab¨ªa escuchado desde ni?o. No he dejado de leer esos cuentos desde que un amigo me los descubri¨®. Y algunos los he usado en clase una y otra vez para explicar cosas tan distintas como el peso que lo no dicho tiene en una historia y hasta la importancia del t¨ªtulo en el proceso narrativo. Cuantas m¨¢s veces los lee uno m¨¢s cosas sorprendentes descubre en ellos. Esos cuentos no se acaban nunca¡±, recuerda Antonio Mu?oz Molina.
El llano en llamas me permiti¨®, cuando era muy joven, imaginar una forma narrativa posible para las historias de la guerra y la postguerra espa?ola que hab¨ªa escuchado desde ni?o. No he dejado de leer esos cuentos desde que un amigo me los descubri¨®
"Es en muchos sentidos un libro mestizo. Un libro de cuentos que parece un enorme poema. Un testimonio cruento que parece un sue?o. Un pu?ado de vidas que parecen paisajes y paisajes que gritan, lloran y susurran. Nadie ha escrito despu¨¦s o antes as¨ª. S¨®lo Rulfo en Pedro Paramo lo intento y logr¨®. Despu¨¦s vino el silencio, el respetuoso silencio que sigue a todos los aut¨¦nticos milagros. Nadie que yo haya le¨ªdo escribe como Rulfo, todos los que lo hacemos en Am¨¦rica Latina no hacemos m¨¢s que dar vuelta alrededor de dos o tres im¨¢genes quemantes, un entierro, una mujer y unas gallinas, la sequedad m¨¢s seca de esa tierra de nadie que es nuestra¡±, reconoce Rafael Gumucio.
¡°Descubr¨ª a Juan Rulfo en orden inverso. Llegu¨¦ a ¨¦l por Pedro P¨¢ramo y me dej¨® asombrada. Luego le¨ª el llano en llamas, y fue como una prolongaci¨®n del entusiasmo que hab¨ªa tenido con su novela¡±, dice Cristina Fern¨¢ndez Cubas.
¡°Dos o tres cosas recuerdo de la primera lectura del ¡®El llano en llamas¡¯: la sensaci¨®n de encontrarme ante un texto fundacional retroactivo (porque, en la euforia de las lecturas latinoamericanas de mis a?os universitarios, conoc¨ª antes a los primeros disc¨ªpulos que al maestro), su novedad frente al canon espa?ol de los cincuenta y la contundencia narrativa basada en la econom¨ªa ret¨®rica, la invenci¨®n coloquial, la sequedad y la aspereza de la tramas y el paisaje. He o¨ªdo muchas veces luego la voz del propio Rulfo leyendo ?Diles que no me maten?, una grabaci¨®n sin duda acorde con su literatura: directa, obligada, sin efectismos especiales. No s¨¦, sin embargo, si Rulfo ha tenido al cabo del tiempo significaci¨®n inmediata, estrictamente ?rulfiana?, en la literatura en espa?ol, si, m¨¢s bien, dada la evidencia y la peculiaridad de su voz, su repercusi¨®n ha sido lateral o si, en fin, ha quedado como un referente cl¨¢sico y, en cuanto cl¨¢sico, un tanto remoto, aislado e inimitable¡±, admite Gonzalo Hidalgo Bayal.
¡°Fue absolutamente definitivo porque por ¨¦l escrib¨ª un primer libro de cuentos que luego nunca publiqu¨¦. Rulfo dio una lecci¨®n inmensa de austeridad y s¨ªntesis que le dio al cuento un tono muy contempor¨¢neo y muy latinoamericano que viene de nuestra tragedia del campo¡±, asegura Piedad Bonnett.
Pero no sab¨ªa que, adem¨¢s de contar esas historias de pueblos perdidos y polvorientos sin piedad y sin buenas intenciones, era posible adem¨¢s ese lenguaje escueto, riguroso. No sab¨ªa que cada palabra pod¨ªa ser como una piedra
"Entre otras cosas, Rulfo nos ense?a que las cosas m¨¢s terribles pueden ser contadas con un lenguaje que no cae en el melodrama. Los personajes de El llano en llamas suelen ser violentos porque es el modo que han encontrado para discurrir en el mundo y toman al mundo como viene. Esa especie de resignaci¨®n expresada en los t¨¦rminos m¨¢s precisos posibles -es decir: po¨¦ticamente- es la manera en que Rulfo habl¨® de un pa¨ªs en el que el estado de derecho era una fachada para la mayor¨ªa. Y esa no es la primera raz¨®n, pero es una raz¨®n m¨¢s por la que Rulfo sigue siendo vigente", reflexiona Yuri Herrera.
¡°Buenos Aires, 1969, Facultad de Filosof¨ªa y Letras. Una profesora de gram¨¢tica nos dicta un p¨¢rrafo extraordinario de un autor al que no conoc¨ªa. ?D¨®nde queda Comala? pregunta alguien. Comala, nos dice la profesora, es un pariente cercano que Macondo tiene en M¨¦xico. Corro a la librer¨ªa a buscar algo (lo que sea) de Rulfo. Me dan "El llano en llamas". ?Y yo no sab¨ªa que eso era posible! A los dieciocho a?os era obsesiva lectora del barroquismo popular de Garc¨ªa M¨¢rquez, del barroquismo culto de Carpentier. Pero no sab¨ªa que, adem¨¢s de contar esas historias de pueblos perdidos y polvorientos sin piedad y sin buenas intenciones, era posible adem¨¢s ese lenguaje escueto, riguroso. No sab¨ªa que cada palabra pod¨ªa ser como una piedra¡±, evoca Ana Mar¨ªa Shua.
?**? PARTICIPACI?N. Es tu turno: Dinos Por qu¨¦ te gusta Juan Rulfo en el blog Papeles perdidos
Babelia
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