Un homenaje al genio de las Giselle de Alicia Alonso
Tras los pasos de la gran bailarina en un libro que conmemora el 70 aniversario de su primera encarnaci¨®n del personaje en la Metropolitan Opera House de Nueva York
Alicia Alonso ya hab¨ªa imaginado a una Giselle perfecta en su mente, antes de aquel 2 de noviembre de 1943 en que su interpretaci¨®n de uno de los roles cumbre del ballet cl¨¢sico en la Metropolitan Opera House supuso su entrada en la leyenda. Despu¨¦s de dos intervenciones quir¨²rgicas por un desprendimiento de retina, un accidente automovil¨ªstico la llev¨® a una tercera operaci¨®n y a un a?o de reposo en su Cuba natal. Acostada, con la cabeza inm¨®vil, fue recreando a Giselle y otros ballets; se dio cuenta de que recordaba cada paso. Alonso lo cuenta en Alicia Alonso o la eternidad de Giselle (Ediciones Cumbres), una edici¨®n homenaje a la fundadora y a¨²n responsable del Ballet Nacional de Cuba cuando se cumple el 70 aniversario de aquella primera actuaci¨®n en Nueva York. Maricusa Gorostiza, una cubana de 77 a?os que fue testigo de la velada, recibi¨® la felicitaci¨®n de un acomodador viejito que fue saltando ¡°de butaca en butaca¡± por el triunfo apote¨®sico de su compatriota. Este es otro de los testimonios que se pueden encontrar en el libro editado por Mayda Bustamante, periodista y fil¨®loga que estuvo a cargo de la comunicaci¨®n del Ballet Nacional de Cuba durante m¨¢s de 15 a?os. Textos de los cr¨ªticos de danza de mayor prestigio, ¡ªalgunos de ellos hasta ahora no hab¨ªan sido traducidos al castellano¡ª, comentarios de sus contempor¨¢neos, el relato de la propia protagonista, ensayos, una cronolog¨ªa que recorre el vuelo de la artista, fotograf¨ªas¡ componen un libro sobre el que ha sido el gran personaje junto con Carmen de una de las figuras m¨¢s enormes del ballet de todos los tiempos. Lo prologa el cr¨ªtico italiano Alfio Agostini.
¡°?C¨®mo puedes bailar Giselle, si Giselle eres t¨²?¡±. El cr¨ªtico de danza brit¨¢nico Arnold L. Haskell resum¨ªa as¨ª la poderosa uni¨®n entre Alonso y la campesina, a la que dio nueva vida. La presentaci¨®n ayer del libro, al que seguir¨¢ la celebraci¨®n de noviembre en el teatro de la Maestranza de Sevilla, estuvo marcada por la tristeza, a pesar de que el ambiente inicial era de revuelo por las hordas de alumnos del Instituto Universitario de Danza Alicia Alonso (ISDAA) que coparon el sal¨®n de actos de los Teatros del Canal. La bailarina no pod¨ªa asistir, anunci¨® Mayda Bustamante, por haber sufrido una fuerte subida de tensi¨®n.
¡°Si me preguntan de qu¨¦ va este libro, dir¨¦ que trata sobre un ejemplo de superaci¨®n constante¡±, afirm¨® Alberto Garc¨ªa, director del ISDAA, al que acompa?aron los bailarines Marta Garc¨ªa y Orlando Salgado. Ya de vuelta en Nueva York, los doctores descubrieron que Alicia Alonso hab¨ªa perdido la visi¨®n del ojo y la perif¨¦rica del otro. Necesitaba dos puntos de luz al final del escenario como referencia cuando no bailaba con su partenaire. En Espa?a, tuvo la oportunidad de recuperar algo la vista por un tratamiento m¨¦dico, pero renunci¨® a ¨¦l porque la cortisona le hac¨ªa ganar peso. Nada la detuvo, prosigui¨® Garc¨ªa: su reconstrucci¨®n en la ?pera de Par¨ªs de Giselle, precisamente sobre el mismo escenario en el que el personaje hab¨ªa sido presentado por primera vez, hizo que se subiera el tel¨®n veinte veces. Las ovaciones no paraban.
Alicia Alonso logr¨® en Giselle ¡°hacer visible lo invisible¡± con su estilo casi trasl¨²cido; una representaci¨®n de Giselle jam¨¢s era igual a la anterior porque en ella iba el estado de ¨¢nimo de la bailarina, quien promulgaba que era un error tratar de imitarse a uno mismo. ¡°El partenaire ten¨ªa que estar muy atento, incluso a los saludos¡¡±, cont¨® Orlando Salgado, quien interpret¨® con ella Carmen.
Palabras de grandes sobre la gran Giselle de Alonso
¡°Lo asombroso en Alonso no es solamente su trascendencia en Giselle, algo que va desde la perfecci¨®n t¨¦cnica hasta una cristalizaci¨®n est¨¦tica que como he asegurado en mi estudio, marca un antes y un despu¨¦s para ese personaje, sino en la profundidad prism¨¢tica de la artista, su capacidad para cambiar de registro siempre en un grado de excelencia ejemplar. Fue una Giselle ¨²nica, pero no debemos olvidar que su Swanilda de Copp¨¦lia (por citar solo un ejemplo) tambi¨¦n marc¨® unas cotas alt¨ªsimas en ese rol¡±. Roger Salas, cr¨ªtico de danza de EL PA?S.
¡°A menudo he visto bailar Giselle pero raramente he encontrado la emoci¨®n de encontrar ¡°una Giselle¡± (¡) entonces vi a Alicia¡ no soy cr¨ªtico y menos a¨²n un escritor¡ ?por qu¨¦ no se podr¨ªa hacer un ballet para traducir una emoci¨®n tan fuerte como la que me produjo su Giselle? ?Por qu¨¦ no hacer un ballet sobre Alicia como sobre Baudelaire o sobre Wagner?¡±. Maurice B¨¦jart, bailar¨ªn, core¨®grafo y director de ¨®pera.?
¡°La primera vez que vi bailar a Alicia Alonso el rol principal del ballet Giselle fue en diciembre de 1943, en el Chicago Civic Opera House. Fue una funci¨®n conmovedora. (¡) Han transcurrido 50 a?os desde aquella primera funci¨®n. Muchas veces Giselle ha sido interpretada por excelentes bailarinas; sin embargo, Alicia Alonso constituye sin dudas la Giselle definitiva del siglo XX¡±. Ann Barzel, escritora, profesora y cr¨ªtica de danza.
La ?pera de Par¨ªs, el gigantesco teatro concebido por Charles Garnier (¡) es teatro de paradojas. All¨ª fue silbado el Tannh?user de Wagner, aunque all¨ª fue aclamado tambi¨¦n El ruise?or de Stravinski muchos a?os m¨¢s tarde. (¡) All¨ª, antes de que se alzara el tel¨®n, millares de ojos muy habituados a ver cosas portentosas (¡). Y apareci¨® Alicia en Giselle. Hubo una expectaci¨®n intensa y poco a poco, imponiendo su gracia calculada, su armon¨ªa humana, su ciencia que nunca parece ciencia, su poder de trascender el gesto para llevarlo al plano de la emoci¨®n pura, Alicia se apoder¨® del p¨²blico". Alejo Carpentier, escritor.
¡°Nunca est¨¢ m¨¢s viva Giselle que cuando muere¡± (¡) Ella es de veras una luz que se mueve. (¡) Acaso se ha extendido el cronista m¨¢s de la cuenta en sus consideraciones sobre el ballet de Alicia Alonso, pero necesitaba consignar de alguna manera mi admiraci¨®n a la cubana que nos honra en el extranjero, y para ello no preciso de m¨¢s t¨ªtulos que el de sentir en cubano y el de haber visto bailar a Anna Pavlova¡±. Dulce Mar¨ªa Loynaz, poeta.
Babelia
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