Oliver Stone, otra historia (de EE UU)

El guerrillero cinematogr¨¢fico, el amante de los excesos, el cineasta provocador viene hoy vestido con el atuendo de un profesor universitario de Historia. Oliver Stone (Nueva York, 1946) est¨¢ en San Sebasti¨¢n presentando el cuarto montaje ¡ªasegura que el definitivo¡ª de la pel¨ªcula Alejandro Magno y tambi¨¦n su serie televisiva The untold history of United States (La historia nunca contada de Estados Unidos), 12 cap¨ªtulos que desvelan la cara oculta ¡ªo al menos oscura¡ª de su pa¨ªs. El primero, el dedicado a la Segunda Guerra Mundial, arranca su monta?a rusa con un montaje vibrante, sin entrevistas cara a cara, pero s¨ª con toneladas de documentos visuales y sonoros y la voz efervescente como narrador de Stone.

Ese cap¨ªtulo es tambi¨¦n el que le sirve como pr¨®logo. ¡°Quer¨ªamos darle la vuelta a todo, poner en duda lo establecido, porque lo que estudi¨¦ yo, lo que han estudiado mis hijos, no es la aut¨¦ntica verdad. Nac¨ª en 1946 y lo que he visto ha sido asombroso. Nunca sospech¨¦ que se derrumbar¨ªa el sistema comunista, que el gobierno estadounidense se convertir¨ªa en el imperio de un mundo del que es el polic¨ªa. Les decimos a todos lo que deben de hacer. Edward Snowden ha huido de Estados Unidos a Rusia; en los a?os cincuenta hubiera salido de la URSS para llegar a mi pa¨ªs. El mundo est¨¢ al rev¨¦s. Estados Unidos es hoy el gobierno sin ley, nadie se mete con nosotros, somos el imperio que lo controla todo, una sociedad agresiva y militarista, y yo cuento c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª¡±, explica Stone.

Televisi¨®n Espa?ola va a emitir a partir del pr¨®ximo lunes diez de esos cap¨ªtulos. ?Por qu¨¦ solo diez de los doce? ¡°Entregu¨¦ los dos ¨²ltimos episodios un par de a?os despu¨¦s de los primeros, y son una especie de pr¨®logos que arrancan desde la guerra de 1898, pasando por las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, y el periodo de entreguerras. Est¨¢n llenos de nombres y lugares. Son m¨¢s complejos para la gente joven¡±.

Oliver Stone jam¨¢s se ha quedado de brazos cruzados. Ante algo que le detuviera siempre reaccion¨® empujando fuerte. Contra toda frustraci¨®n, siempre opuso acci¨®n. ¡°No quiero sonar fatuo, pero esta serie documental es tal vez el mayor logro de mi vida profesional. Espero que quede para las generaciones futuras. Hay que hacer lo que debemos hacer aunque no haya esperanza, dec¨ªa Martin Luther King. Mi conocimiento es el del cineasta, y mi alma la de un director de ficci¨®n, pero a veces es imposible dramatizar, ficcionar la aut¨¦ntica historia. Peter Kuznick, coautor de la serie y profesor de historia en la American University, adem¨¢s de experto en temas nucleares, dice que mucha de esa informaci¨®n se conoce en las facultades, pero que ten¨ªamos que llevarla a los chavales de los institutos. Usamos herramientas del cine de ficci¨®n, como la m¨²sica y un montaje ca?ero para atraerles, y as¨ª aprendes mucho. No espero que la gente se lo vea del tir¨®n, porque es m¨¢s grande que una pel¨ªcula¡±.

Con los a?os, Oliver Stone se ha convertido en director hist¨®rico: con sus pel¨ªculas uno puede recorrer y entender parte del siglo XX y lo que llevamos del XXI. ¡°Bueno, es tu opini¨®n, otros dir¨ªan que ese era John Ford. Yo soy un cineasta amante de la ficci¨®n al que le atraen las tramas pol¨ªticas. Crec¨ª en un ambiente muy conservador, y ten¨ªa el punto de vista de mi padre. Necesit¨¦ m¨¢s de treinta a?os en cambiar mis ideales, fue muy lento. En los setenta viv¨ª algunas revelaciones que me transformaron: y cuanto m¨¢s investigas m¨¢s te das cuenta de lo equivocado que estabas. No es rebeld¨ªa contra mi padre, que muri¨® hace ya mucho, sino sencillamente, que he madurado. Formo parte del imperio americano, vivo en Nueva York, he sido bendecido con un mont¨®n de privilegios, pero debes rebelarte contra esos privilegios. Roosevelt lo hizo en su presidencia. Si no, todos acabaremos como en Rebeli¨®n en la granja o 1984 de Orwell. Yo soy un cineasta con alma de historiador¡±.

Oliver Stone no apuesta por Obama ¡ª¡°es un producto del sistema que muestra la serie, y ning¨²n hombre puede con el imperio. Solo Roosevelt y Kennedy lograron agitarlo¡±, sostiene¡ª y reh¨²ye cualquier teor¨ªa conspirativa alrededor del 11-S. ¡°Lo que hizo Bush [con el que curiosamente el cineasta coincidi¨® en Yale; ¨¦l cree que llevan vidas paralelas] con sus acciones ha sido m¨¢s da?ino que el ataque original. Es una ecuaci¨®n imposible de resolver ahora. Esos fundamentalistas, a los que apoyamos durante a?os mientras eran ¨²tiles matando comunistas, no nos atacaron por odio, como dec¨ªa el entonces presidente, sino por las malas decisiones de Bush padre en la primera Guerra del Golfo. Las conspiraciones son muy atractivas para la ficci¨®n, sin embargo, eso no nos hace comprender las cosas, las causas y las consecuencias¡±. El director asegura que fue la presidencia de George W. Bush la que le empuj¨® a estos cinco duros a?os de trabajo en esta obra: ¡°?l no es una aberraci¨®n, sino otro mal ejemplo de la pol¨ªtica imperialista americana¡±.