John, Paul, Ringo y George: todas las facetas de los cuatro fabulosos
El ¨ªdolo ingenioso Lennon, el ambicioso compositor McCartney La extraordinaria alternativa de Harrison y el coraz¨®n de Ringo Starr
Lennon, el ¨ªdolo ingenioso y contradictorio
Ya lo dec¨ªa Nietzsche hace m¨¢s de un siglo en El ocaso de los ¨ªdolos: ¡°En el mundo hay m¨¢s ¨ªdolos que realidades¡±. El caso de John Lennon es un buen ejemplo. Icono inconmensurable del rock, ap¨®stol y m¨¢rtir de la m¨²sica popular, Lennon es un ¨ªdolo tan gigantesco que tapa todas sus realidades, incluso en el interior de los Beatles, la banda m¨¢s famosa del planeta.
Con y sin sus socios de Liverpool, Lennon fue una persona repleta de contradicciones, consiguiendo erigirse en un s¨ªmbolo de la paz mundial al tiempo que se dejaba engatusar por la rama m¨¢s violenta del black power. Pero en relaci¨®n con el grupo de pop que le llev¨® a los altares de la memoria colectiva estas contradicciones tambi¨¦n existieron: amaba al grupo pero no se sent¨ªa parte de ¨¦l. No solo porque siempre quiso ser el l¨ªder de una banda sin l¨ªder sino tambi¨¦n por su ferviente individualismo, que convirti¨® en virtud en su capacidad para otorgar personalidad al cancionero m¨¢s aventurero de los Fab Four. El mismo individualismo, no exento de dosis de soberbia, que le llev¨® a asegurar, ya disueltos los Beatles: ¡°Nunca fui consciente de ser un beatle. Nunca. Solo soy yo¡±. En la canci¨®n God, perteneciente a su primer disco individual, cant¨®: ¡°No creo en los Beatles, solo creo en m¨ª¡±.
John Lennon no solo fue fundador sino que adem¨¢s era la esencia misma del grupo?
Pero, a decir verdad, Lennon no se entender¨ªa nunca sin los Beatles, ni ellos sin ¨¦l. No solo fue fundador, sino que adem¨¢s era la esencia misma, la parte m¨¢s roquera de una formaci¨®n que triunf¨® desde sus primeras grabaciones como talentosos representantes del Mersey Sound, un sonido sustentando en el rock ¡¯n¡¯roll americano, el doo-wop y el skiffle. Ah¨ª estaba Lennon, el joven teddy boy de clase media, versionando a Gene Vicent, Eddie Cochran o Chuck Berry. Ah¨ª estaba un chico que amaba el rock¡¯n¡¯roll primigenio estadounidense y lo col¨® en las composiciones universales de los Beatles, las mismas a las que se abrazaron con locura los j¨®venes.
Al nervio de Lennon habr¨ªa que a?adirle su ingenio. La sociedad perfecta que hizo con McCartney tuvo en ¨¦l a un motor creativo incuestionable. Y sin Lennon, adem¨¢s, no se entender¨ªa la parte mordaz de los Beatles, ese punto que no les hac¨ªa tan peligrosos como sus amigos los Rolling Stones pero s¨ª lo suficientemente indolentes y sat¨ªricos para resultar invenciblemente atractivos, hasta hacerles embajadores mundiales de la juventud en los agitados sesenta.
Pero Lennon pas¨® del entusiasmo al cansancio. Su carisma con los escarabajos se fue apagando hasta zafarse del entorno cerrado del grupo y sentirse m¨¢s libre en todos los aspectos de su vida fuera de la banda. Gracias a su talento y a su arrolladora personalidad, consigui¨® labrarse una destacada carrera en solitario, con sobresalientes trabajos como John Lennon / Plastic Ono Band o Mind games, y convertirse en el h¨¦roe de la clase obrera que anhelaba ser. Pero, sin desearlo, consigui¨® algo m¨¢s: asesinado por Mark David Chapman, a las puertas de su casa en los apartamentos Dakota de Manhattan en 1980, se transform¨® en mito. Algo al alcance de muy pocos.
McCartney, el maravilloso y ambicioso compositor pop
Lo de elegir entre pap¨¢ o a mam¨¢ siempre ha sido una pregunta tan absurda como malintencionada pero todo el mundo la formula. El universo de los Beatles no escapa a ello. Aqu¨ª los padres son Lennon y McCartney, la mejor pareja compositiva de la historia del pop. Y la respuesta entre los fans m¨¢s pasionales puede traer r¨ªos de pol¨¦mica. Pero, en t¨¦rminos musicales, posiblemente sea Macca, menos carism¨¢tico que Lennon, quien gane por los puntos. Al menos, se puede afirmar que muchas de las canciones inmortales y a su vez grandes ¨¦xitos de los Beatles llevan su impronta como Yesterday, Hey Jude o Let it be.
La historia coloca justamente a McCartney, en deuda con la maestr¨ªa y el concepto musical de Buddy Holly, como uno de los mejores y m¨¢s influyentes compositores pop, sino el mejor y el m¨¢s influyente. El tipo con la f¨®rmula de la canci¨®n pop perfecta: composiciones en torno a los cuatro minutos, con melod¨ªas arrebatadoras y estribillos que se agarran como anclas en la mente. Canciones a las que se acuden, que se repiten, como si fueran oraciones sentimentales infalibles. D¨¦cadas despu¨¦s de su desaparici¨®n, si los Beatles se han ganado el coraz¨®n del planeta, son por este tipo de composiciones, que llegan a nuestros d¨ªas con la misma fuerza inocente. Por eso, no extra?a que Yesterday sea la canci¨®n m¨¢s versionada de la historia, seg¨²n datos del Libro Guinness de los R¨¦cords, que afirma que sir Paul es el compositor con m¨¢s ¨¦xitos de todos los tiempos. Su toque m¨¢gico le ha acompa?ado tambi¨¦n en solitario, aunque de forma muy irregular, en ¨¢lbumes redondos como Ram o Band on the run.
Paul, el 'beatle' m¨¢s diplom¨¢tico y amable, siempre fue a la vez el m¨¢s ambicioso
El beatle m¨¢s diplom¨¢tico y amable siempre fue a la vez el m¨¢s ambicioso, el hombre de negocios que intentaba ser pr¨¢ctico o aplicar el sentido com¨²n en las situaciones m¨¢s comprometidas. Incluso en la famosa separaci¨®n de la banda, que se debi¨® mucho m¨¢s al deterioro de las relaciones entre sus componentes que a la intromisi¨®n de Yoko Ono, hizo todo lo que estuvo en sus manos para evitarla. A diferencia del resto de sus compa?eros, interesados solo en la m¨²sica, se preocupaba del negocio. Consciente de la publicidad, se dej¨® el cuerpo y el alma en rodar pel¨ªculas como Magical mystery tour. Y de ¨¦l surgi¨® tambi¨¦n la idea de crear Apple, poniendo el empuje necesario para conseguirlo al entender que pod¨ªan convertirse en una gran corporaci¨®n.
Pero digamos que mejor que Paul no se saliera con la suya. Tal vez, entonces, los Beatles se habr¨ªan convertido en lo que son ahora los Rolling Stones, un mastod¨®ntico negocio de rock muy lejos de la esencia de su m¨²sica impagable. Siempre habr¨¢ quien hubiese preferido que los cuatro de Liverpool continuasen pero, entonces, muy dif¨ªcilmente, ser¨ªan el grand¨ªsimo e irrepetible relato cerrado y maravilloso que son y ser¨¢n para la eternidad. Y, por su parte, McCartney tampoco puede quejarse: sigue vivo, es multimillonario, comparte actualmente pelda?o de popularidad con la reina Isabel II en Reino Unido y disfruta de la m¨²sica, su afici¨®n. En octubre est¨¢ prevista la publicaci¨®n de su nuevo disco, del que ya se ha podido escuchar la canci¨®n New. Al final, a la vista de los resultados, le ha ido mejor que a nadie.
George Harrison, la extraordinaria alternativa
Solo por conseguir destacar ante dos colosos de la talla y el ego de John Lennon y Paul McCartney, solo por eso, George Harrison se gan¨® su lugar y su nombre por derecho propio en la historia. Pero, ciertamente, fue algo m¨¢s que el estupendo escudero, a las cuerdas de su guitarra, de una pareja creativa inigualable en el mundo del pop: fue la extraordinaria alternativa beatle.
El legado de los escarabajos no ser¨ªa lo mismo sin su aportaci¨®n, que al principio no cont¨® con el benepl¨¢cito de McCartney ni Lennon y fue ganando presencia hasta dejar su huella imborrable en la m¨²sica de la banda. Porque Harrison, conocido como el beatle tranquilo, abri¨® a¨²n m¨¢s la paleta de colores en el sonido de la formaci¨®n. Lo hizo desde su condici¨®n del tercero en discordia, el hombre a la sombra de los pesos pesados, pero lo consigui¨® con destreza, jugando sus cartas e introduciendo detalles e ideas, como ese brillante riff en A hard day¡¯s night, hasta que por fin incluy¨® sus propias composiciones. Desde ese momento, se col¨® una nueva visi¨®n, m¨¢s abierta a los experimentos y con alma propia. Como un calidoscopio, los Beatles tuvieron en Harrison un giro m¨¢s en su fascinante paisaje sonoro en plena efervescencia del pop-rock de los setenta. De esta manera, fue uno de los primeros m¨²sicos en utilizar un sitar en un ¨¢lbum de estudio para Norwegian Wood de Rubber soul.
Harrison era un guitarrista magn¨ªfico. Su talento resid¨ªa en saber dar las notas exactas, ajustadas con precisi¨®n de relojero
Pero las primeras creaciones bajo su firma llegaron en 1966 en esa obra maestra llamada Revolver, siempre a la sombra de Sgt. Pepper¡¯s lonely hearts club band pero que conviene colocar como un ¨¢lbum crucial, irrepetible. En ese pl¨¢stico, Harrison escribe I want to tell you, Love you to y Taxman, consiguiendo expandir a los Beatles hacia caminos inexplorados, tanto en la c¨ªtara y el esp¨ªritu hind¨² de Love you to como en el inquietante y adictivo pop de Taxman. Fueron tr¨¢nsitos art¨ªsticos fant¨¢sticos que llegaron de su mano pero que no siempre resultaron igual de fruct¨ªferos. Harrison, excesivamente m¨ªstico, fue el que introdujo al resto de sus compa?eros en el hinduismo y el que les present¨® al l¨ªder espiritual Maharishi Yogi. La historia no ha sido ben¨¦vola con esa etapa, al final del trayecto beatle, donde los legendarios chicos de Liverpool terminaron perdiendo el norte m¨¢s que otra cosa. Del ¨ªmpetu juvenil y la exuberancia emocional pasaron a lo sopor¨ªfero y lo barroco.
La v¨ªa Harrison tambi¨¦n incluye joyas como While my guitar gently weeps, Old brown shoes, Here comes the sun o Something. Palabras mayores. Como demostr¨® desde sus primeros d¨ªas, Harrison, criado en su juventud en los intensos guitarrazos del rockabilly de los discos de Carl Perkins y sus compa?eros de quinta, era un guitarrista magn¨ªfico. Su talento resid¨ªa en saber dar las notas exactas, ajustadas con precisi¨®n de relojero, relucientes con la sensaci¨®n de impecables. Sus mejores canciones estaban vestidas con la gala de estas virtudes llevadas al pop.
Fue el beatle que mejor se llev¨® con Bob Dylan, aut¨¦ntico gur¨² para la banda. Y eso se tradujo en los pasos que sigui¨® por su cuenta. Dos momentos son m¨¢s que rese?ables: la publicaci¨®n de All things must pass, el m¨¢s ambicioso de los discos en solitario de los cuatro Beatles, que cont¨® con la propia colaboraci¨®n de Dylan y parec¨ªa perseguir su senda, y la participaci¨®n en la superbanda Travelin Wilburys, el delicioso combo formado con el propio Dylan, Tom Petty, Roy Orbison y Jeff Lynne. Un c¨¢ncer acab¨® con su vida en 2001. Entonces, la historia le puso en su sitio: a la altura de los grandes.
Ringo, el coraz¨®n de los Beatles
En toda pandilla, siempre hay alguien que ni es el l¨ªder ni es el guapo ni es el ingenioso. En toda pandilla, siempre hay uno que es el amigo de todos y al que todos aprecian por ser simplemente como es. En toda pandilla, siempre est¨¢ el colega al que todos quieren tener cerca, el que se termina haci¨¦ndose imprescindible para los dem¨¢s. Ese era Ringo Starr, el bater¨ªa de los muchos anillos, el hombre que figur¨® entre la conjunci¨®n de talentos que representaban Lennon, McCartney y Harrison. En definitiva, el cuarto beatle pero, a la postre, tan imprescindible como los otros tres.
Fue el ¨²ltimo en llegar. Lo hizo en sustituci¨®n de Pete Best, al que sus compa?eros dieron puerta. Al principio, no contaba con las bondades del manager Brian Epstein ni del productor George Martin, pero termin¨® por hacerse hueco en una banda que a finales de 1962 estaba a las puertas de dar su gran salto mundial. De esta manera, Ringo, proveniente de Rory and the Hurricanes, se subi¨® al avi¨®n supers¨®nico de la beatleman¨ªa justo antes de despegar.
A partir de ah¨ª, el baterista siempre fue consciente de su fortuna, aunque no le falt¨® cierto complejo de inferioridad con respecto a sus compa?eros. Mientras Lennon y McCartney convirtieron a los Beatles en un fen¨®meno sin precedentes y Harrison se termin¨® consolidando como otro creador m¨¢s del grupo, ¨¦l apenas aportaba nada. Ni compon¨ªa ni sus ideas en las sesiones de grabaci¨®n ten¨ªan tanto peso como las del resto. Pero, m¨¢s all¨¢ de que fue la voz principal en una composici¨®n muy recordada como Yellow submarine, sin Ringo el beat no ser¨ªa el mismo. ?l era el pulso necesario para que la magia empezara a fluir, el ingrediente especial en el laboratorio de los Beatles.
Ringo Starr era el pulso necesario para que la magia empezara a fluir, el ingrediente especial en el laboratorio de los Beatles
Muchos han especulado que hubiese sido el m¨¢s substituible, m¨¢s cuando lleg¨® a ser reemplazado durante unos conciertos en 1964 debido a unas anginas, pero esa afirmaci¨®n no dejar¨ªa de ser algo temeraria. La bater¨ªa es esencial en cualquier banda y Ringo dio a los Beatles el ¨¦nfasis, ese extra?o y distintivo toque rock. Su estilo era ¨²nico. Desenfadado y genuino, cog¨ªa las baquetas como martillos, dot¨¢ndolas de tensi¨®n y clase, avanzando en la la evoluci¨®n sonora de los bateristas que llevaban Elvis Presley, Jerry Lee Lewis y otros pioneros de los cincuenta que eran m¨¢s comedidos y se apoyaban en el swing. Con Ringo, las pulsaciones estaban en otra dimensi¨®n. Basta escuchar A day in the life o Tomorrow never knows para comprobarlo.
Adem¨¢s, protagoniz¨® momentos muy simb¨®licos. Cuando los Beatles se introdujeron en las drogas, el simp¨¢tico Ringo fue el que se atrevi¨® a coger el porro de marihuana que Bob Dylan les dio a probar por primera vez ante la cara de pasmada de los dem¨¢s. Luego, ese canuto rul¨® y lo que vino despu¨¦s ya es historia. Y, tal vez, no fuera un l¨ªder pero ten¨ªa su car¨¢cter. Durante la grabaci¨®n del ¨¢lbum blanco, se hart¨® de las luchas de egos de sus amigos y se esfum¨® ante el asombro de todos. No tardaron en hacerle ver que era m¨¢s que necesario su regreso, aunque para entonces la banda ya estaba en ca¨ªda libre.
En solitario, apenas ha publicado trabajos destacables m¨¢s all¨¢ del que llevaba su nombre en 1973, pero siempre cont¨® con amigos que le cedieron canciones o le echaron una mano como los propios Lennon, McCartney y Harrison o, fuera del entorno beatle, Marc Bolan, Robbie Robertson, Van Dyke Parks o Ben Harper. Porque si hay algo que Ringo siempre ha conseguido es ganarse a los dem¨¢s.
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