El hombre que nunca vio la frontera
Llega a Espa?a la pel¨ªcula 'Kon-Tiki' Retrata la mitol¨®gica navegaci¨®n de Thor Heyerdal en una balsa de Per¨² a Polinesia
Nadar no era exactamente su especialidad. De hecho, era m¨¢s bien un trauma. Porque de peque?o Thor Heyerdahl se cay¨® en un lago congelado al lado de su casa y fue agarrado por una bota y salvado por sus amigos. Un poco mayor, se precipit¨® de un puente en medio de las olas y nuevamente tuvo que ser rescatado. Pero precisamente este se?or noruego tan poco amigo del agua es el mismo que en 1947 decidi¨® construir una balsa con troncos y cuerdas y lanzarse a una aventura que ser¨ªa el orgullo de cualquier psicoanalista: navegar¨ªa por todos y cada uno de los 7.000 kil¨®metros que separan Callao (Per¨²) del atol¨®n de Raroia, en las islas Tuamotu. Su haza?a mitol¨®gica protagoniza la pel¨ªcula Kon-Tiki (el nombre de la balsa), que se estrena hoy en Espa?a, tras ser finalista del Oscar a la mejor pel¨ªcula de habla no inglesa de este a?o.
Su misi¨®n, con semblanza de locura, ten¨ªa en realidad objetivos y fundamentos hist¨®rico-cient¨ªficos. Heyerdal sosten¨ªa que siglos atr¨¢s los sudamericanos pudieron instalarse en Polinesia. Sus cr¨ªticos, en cambio, se basaban en la hasta entonces s¨®lida argumentaci¨®n de que navegar hasta all¨ª con medios y condiciones primitivas era imposible. As¨ª que al explorador noruego no se le ocurri¨® mejor respuesta que demostrar su teor¨ªa f¨ªsicamente, en primera persona. Con resultados que miles de personas ya conocen pero que aqu¨ª no se adelantar¨¢n por razones de spoiler.
¡°Thor nunca persegu¨ªa la aventura por s¨ª sola. Siempre hab¨ªa una b¨²squeda, un objetivo¡±, cuenta por tel¨¦fono desde Tenerife Jacqueline Heyerdahl, viuda del etn¨®logo noruego. All¨ª vive la actriz francesa que fue la tercera y ¨²ltima mujer del ¨¦pico navegador y all¨ª estuvo compartiendo hogar con ¨¦l durante a?os, hasta su fallecimiento en Italia en 2002. De hecho, precisamente en la isla se conocieron, en una fiesta a principios de los noventa, aunque Thor Heyerdahl prefer¨ªa contar otra versi¨®n. ¡°Sol¨ªa decir que me encontr¨® encima de una pir¨¢mide¡±, relata Jaqueline.
Justo las pir¨¢mides, junto con la navegaci¨®n y el estudio del pasado y las antig¨¹edades eran las grandes pasiones de un hombre que lo mismo se sub¨ªa a una embarcaci¨®n de papiro y desafiaba el oc¨¦ano Atl¨¢ntico que se iba a Rusia a excavar en busca de las huellas del dios n¨®rdico Od¨ªn. ¡°Fronteras. S¨¦ que existen en la mente de la mayor¨ªa. Pero yo nunca he visto una¡±, dec¨ªa a menudo Heyerdahl. Tanto que su filosof¨ªa era ¡°mirar siempre hacia el futuro¡±, seg¨²n su viuda, que cuenta que no recuerda a su marido hablando nunca de la Kon-Tiki.
Para conocer esa historia, de todos modos, est¨¢ un documental que el propio Heyerdahl rod¨® a bordo y que en 1950 se hizo con el Oscar. O el libro del navegador que vendi¨® m¨¢s de 40 millones de ejemplares. O el museo Kon-Tiki de Oslo. Y ahora, claro, tambi¨¦n la pel¨ªcula de ficci¨®n m¨¢s cara de la historia de Noruega.
Aunque de ficci¨®n tampoco es que haya mucha. M¨¢s all¨¢ de que en el rodaje se empleara la misma balsa con la que un nieto de Thor Heyerdahl copi¨® el viaje de su abuelo en 2007, ¡°la pel¨ªcula se acerca todo lo posible a la realidad, y la mayor¨ªa de los eventos ocurrieron realmente¡±, en palabras de P?l Sverre, el actor noruego que interpreta a su ic¨®nico compatriota. Son, al fin y al cabo, seis tipos navegando por el oc¨¦ano y esquivando olas, imprevistos y des¨¢nimo. Jacqueline Heyerdahl confirma: ¡°Es un filme muy real. El guionista habl¨® muchas veces con Thor¡±.
Se refiere, en concreto, al ¨²ltimo autor en retocar el guion de Kon-Tiki. Porque, si bien es imposible competir en excentricidad con la historia de su protagonista, el recorrido de la pel¨ªcula tambi¨¦n tiene su inter¨¦s. La aventura arranca con dos coleccionistas de arte que coinciden en una venta de obras en Nueva York. Uno es el editor de los libros de Heyerdahl. El otro es, seg¨²n le cuenta Johan Stenersen a su mujer por tel¨¦fono, un tal ¡°Michael Douglas¡±. Ambos se hacen amigos, por la noche quedan para cenar y el actor le desvela que entre lo poco que conoce de Noruega est¨¢ Thor Heyerdahl. De ah¨ª que acaben hablando de cine y Douglas convenza a Stenersen para adquirir los derechos del libro para rodar un filme y dej¨¢rselo producir a Jeremy Thomas (El ¨²ltimo emperador).
Al igual que la balsa, la pel¨ªcula Kon-Tiki empieza a navegar de una esquina del mundo a otra. Arranca en Hollywood, con Brad Pitt, Ewan McGregor y Ralph Fiennes que suenan para ser Heyerdahl. Y termina en Noruega, con dos directores poco conocidos (Joachim Ronning y Espen Sandberg) y un guionista tambi¨¦n aut¨®ctono. En medio hay varios cambios detr¨¢s de la c¨¢mara y del guion, un cabreo de Thor Heyerdal que a punto estuvo de tirarlo todo por la borda y un espacio de 16 a?os.
Once han pasado, en cambio, desde el fallecimiento de Thor Heyerdahl. Aunque su recuerdo sigue vivo en su museo, en sus libros, desde hoy, de nuevo, en las salas, y en la mente de cada aventurero. Y en la de Jaqueline: ¡°Dios, c¨®mo le echo de menos¡±. Por lo menos, seg¨²n Sverre, el etn¨®grafo ha dejado un gran legado: ¡°No aceptes necesariamente la verdad. Ve y m¨ªralo con tus propios ojos¡±. Habr¨¢ que hacerle caso. Aunque solo sea para ver si existen las fronteras.
Babelia
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