Santiago Posteguillo: ¡°Alonso le ganar¨ªa siempre a Ben-Hur¡±
Santiago Posteguillo compara las carreras de cu¨¢drigas retratadas en su ¨²ltima novela `Circo M¨¢ximo? con las del piloto asturiano
Pregunta. En su nueva novela, Circo M¨¢ximo,narra usted de forma electrizante una carrera de cuadrigas. ?Qu¨¦ hubiera hecho Fernando Alonso como auriga?
Respuesta. Hubiera ganado siempre.
P. Vaya. ?Hasta a Ben-Hur?
R. Sin duda. Hubiera usado esa t¨¦cnica que explico en el libro, el diversium: los aurigas intercambiaban el carro con el del rival y ah¨ª Alonso ser¨ªa imbatible. ?Imag¨ªnatelo con el Red Bull de Vettel!
P. ?Se parec¨ªan realmente las carreras del circo a la f¨®rmula 1?
R. En parte s¨ª, en la emoci¨®n que desataban, en el dinero que mov¨ªan. Hab¨ªa diferencias, claro. Eran mucho m¨¢s peligrosas. Los aurigas se jugaban la vida en cada giro. Un asunto sanguinario, y eso gustaba.
P. ?Cree que Ben-Hur reflejaba bien ese mundo?
R. En algunas cosas. Las dos pel¨ªculas m¨¢s famosas que se han hecho sobre la novela son muy buenas: la de Ram¨®n Novarro y la de Charlton Heston. Las he vuelto a ver varias veces para inspirarme.
P. Debe preferir usted m¨¢s a Mesala que a Ben-Hur. Era el malo, pero era m¨¢s romano.
R. Ah, no, yo voy con Ben-Hur siempre, Mesala me es muy antip¨¢tico. Era muy mala gente.
P. Hablando de hijos de puta. Se ve que Cat¨®n lo era. No lo digo yo, v¨¢lgame J¨²piter, lo dice, con esas palabras, el historiador Jerry Toner, de la Universidad de Cambridge.
Espada en mano
Le digo a Posteguillo (Valencia, 1967), nuestro gran autor de best seller romanos, que tengo un gladio, la espada de las legiones (es una copia moderna, un regalo). ?Sopesarla contribuye a entender el ¨¦xito de Roma, su poder militar? "S¨ª, como tomar un escudo o ponerse un yelmo de gladiador; tocar la historia ayuda. Mucho. ?Yo tambi¨¦n tengo un gladio!".
R. S¨ª. Cat¨®n era un desalmado, recomendaba deshacerse de los esclavos viejos. Hubiera sido muy apreciado por el Fondo Monetario Internacional. Era muy culto, eso s¨ª, y moralizaba como nadie... sobre los dem¨¢s. Con Escipi¨®n se excedi¨®, y eso me lo tomo como algo personal. A?ade que Adriano, pese a la Yourcenar, era un miserable en la intimidad, incluso maltratador.
P. Suetonio relat¨® la vida de 12 c¨¦sares, de Julio a Domiciano, en menos de 300 p¨¢ginas. Usted le lleva dedicadas a uno solo, Trajano, 2.400, y a¨²n vamos por el segundo volumen de la trilog¨ªa, este Circo M¨¢ximo. Jope.
R. S¨ª, son unas cuantas p¨¢ginas, pero procuro que por muy largo que resulte sea siempre muy entretenido. Y did¨¢ctico, aunque no de manera enervante. En fin, no puedo olvidar mis 20 a?os de oficio de profesor.
P. ?Trajano se lo montaba con un mimo?
R. Eso dicen las fuentes. Y con muchachos, aunque no los maltrataba como Tiberio. Tuvo problemas con el alcohol, pero fue un gran emperador que, por cierto, luch¨® contra la corrupci¨®n.
P. ?De no haberse producido la derrota de Teutoburgo y el abandono de la romanizaci¨®n de Germania habr¨ªamos tenido a Shopenhauer, a Hitler, a Merkel?
R. A Merkel seguro que no. Los alemanes no nos entienden. Nos han mirado siempre por encima del hombro. L¨¢stima que los romanos se echaran atr¨¢s. Entre los europeos romanizados nos llevamos mejor.
P. A¨²n estoy bajo el impacto de la nueva temporada de Spartacus. ?La sangre salpica fuera de la pantalla! Y el sexo, uf... ?Era tan as¨ª el sexo romano?
R. No he visto la serie. La romana era una sociedad con muchos matices. Cosas buenas y malas. Los acueductos, el derecho, por parafrasear La vida de Brian. Pero tambi¨¦n cosas muy oscuras.
P. El sexo...
R. Lo vivimos de forma diferente. Nos puede resultar extra?o que, por ejemplo, no distinguieran entre homosexualidad y heterosexualidad masculinas sino entre actitud activa y pasiva en la penetraci¨®n. Lo primero no supon¨ªa ning¨²n problema, lo segundo era indigno de un ciudadano romano. Hoy esta distinci¨®n no la tenemos, all¨¢ cada uno. Y la felaci¨®n les parec¨ªa deshonrosa: una patricia romana nunca deb¨ªa practicarla.
P. V¨ªa Apia, ?Via Catalana?, ?entender¨ªan la independencia de una provincia?
R. No, imposible, inasumible para ellos. Quiz¨¢ militarmente, si fuera un asunto muy costoso. Se dej¨® libertad a Armenia, por ejemplo, como Estado tap¨®n entre Roma y su mortal enemigo Partia. Pero Roma era un imperio muy centralizado.
P. Menciona usted un men¨² con loros hervidos y alb¨®ndigas de delf¨ªn. ?Se hubiera sorprendido un romano en elBulli?
R. No. En realidad Ferran Adri¨¤ habr¨ªa disfrutado cocinando para los emperadores.
P. ?Le habr¨ªa apreciado Ner¨®n?
R. Oh, y tanto. Las clases altas romanas ten¨ªan mucho paladar.
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