Genio eterno para los j¨®venes
El compositor italiano rodea de retos a cualquier director de orquesta La conjunci¨®n entre palabra y nota es el primero de ellos
Existe un Verdi eterno que nos cuenta y nos revela asuntos vitales a cualquier edad. Para un director de orquesta joven resulta un poso de sabidur¨ªa y hondura, una extensi¨®n emocional tan basta que nos llega constantemente al alma. Pero la clave est¨¢ en trasladar todo eso al espectador. Los directores de orquesta somos hilos conductores. Nos encontramos en el centro de un circuito que comprende al compositor, a la orquesta y al p¨²blico. No hay trabajo que me haga m¨¢s feliz que recrear la m¨²sica de los genios. Y Verdi, lo era.
Su m¨²sica nos rodea de retos. El primero y el m¨¢s importante es la conjunci¨®n entre palabra y nota. Cada expresi¨®n musical y vocalizada debe transmitir un sentimiento muy concreto. Su m¨²sica est¨¢ perfectamente conectada a la claridad y la honestidad de las emociones. Las expresiones se muestran perfectamente relacionadas con la atm¨®sfera que debe conseguir la orquesta. Esa es la clave principal.
Verdi ten¨ªa una concepci¨®n diferenciada para cada m¨²sica que compon¨ªa. Pero lo que de ¨¦l me gusta destacar es su profundo sentido del drama. Lo consideramos un compositor oper¨ªstico y la ¨®pera, en gran medida, es el g¨¦nero que mejor lo retrata. Aunque una de las piezas que m¨¢s me fascina de su repertorio es el R¨¦quiem. Quiz¨¢s porque alcanz¨® con ¨¦l la misma intensidad dram¨¢tica sin un esquema oper¨ªstico en su imaginaci¨®n. Para m¨ª se trata de una misa escrita como una ¨®pera.
La hondura de sus emociones abarca todos los estados de ¨¢nimo de la vida
Como int¨¦rprete de su m¨²sica creo que debemos entender esa dimensi¨®n en cada instante: en el sonido, en el texto, y cuando eso se produce, cuando la orquesta que envuelve a los cantantes alcanza esa voluntad intr¨ªnseca de drama total, se convierte en algo muy especial.
La hondura de sus emociones abarca todos los estados de ¨¢nimo de la vida. Los sentimientos que nos brotan al abordarlo nos permiten escuchar la oscuridad del sufrimiento, la suavidad de la ternura, la terrible destrucci¨®n, al tiempo que nos llena de esperanza su voluntad creadora y su permanente compromiso con la libertad.
Al terminar cualquier obra suya ¡ªaparte del R¨¦quiem he abordado A¨ªda y Rigoletto¡ª te sientes m¨¢s sabio. En el camino te adentras en una experiencia completa de principio a fin. Nada queda al margen, en cada obra consigue la complejidad sistem¨¢tica con tanta precisi¨®n que esa es la raz¨®n por la cual nos llega tan adentro.
Su relaci¨®n con Wagner no fue ideal. Se tem¨ªan, pero tuvieron tanto en com¨²n que solo el paso del tiempo nos ayuda a conectarlos. La l¨ªnea, la coherencia buscada en cada pieza es lo que m¨¢s les caracteriza, aparte de algunos aspectos t¨¦cnicos como aunar el vibrato y el tremolo tanto en las cuerdas como en las voces.
No obstante, la m¨²sica de uno y otro llega perfectamente a cualquier esquina del planeta. He interpretado a Verdi en Venezuela, en Los ?ngeles, en Mil¨¢n y en tour por otras ciudades con La Scala, llegando a cualquier tipo de p¨²blico. En Los ?ngeles lo programamos a menudo al aire libre en el Hollywood Bowl. Recuerdo justo este verano, entre bambalinas, antes de abordar el R¨¦quiem, mientras miraba en el camerino las fotos de quienes hab¨ªan actuado all¨ª: Jimi Hendrix, The Beatles, Ella Fitzgerald¡ Todos iconos muy populares y, en mitad de ellos, Verdi. En Italia, algunos podr¨¢n decir que la comparaci¨®n es un sacrilegio, pero el hecho de haberlo hecho sonar en medio de 18.000 personas es tanto como decir que en un d¨ªa se hab¨ªan reunido m¨¢s espectadores que en todas las representaciones que pueda haber de un t¨ªtulo en un teatro de ¨®pera.
A Verdi le habr¨ªa gustado y pensar¨ªa que a la audiencia le ofrecemos un vaso de buen vino cuando descorchamos su m¨²sica. En parte es como representarlo en La Arena de Verona, el caso es serv¨ªrselo a las nuevas generaciones y sentir c¨®mo se emocionan, gritan y se ponen en pie al escuchar la ¨²ltima nota.
Con respecto a mi pa¨ªs, Venezuela, la ¨®pera es algo que vamos construyendo. Nuestro sistema de orquestas ¡ªtan concienzudamente armado por el maestro Jos¨¦ Antonio Abreu¡ª va camino de cumplir 40 a?os y es hora de que demostremos nuestras capacidades en el mundo de la ¨®pera.
Este a?o, junto a la orquesta Sim¨®n Bol¨ªvar, interpretamos Tannhauser, de Wagner, en Bogot¨¢. Fue el estreno de dicho t¨ªtulo en Colombia, ?se lo imaginan? La maravillosa sensaci¨®n de aportar algo tan profundamente europeo a mi continente me conmovi¨®. Mi sue?o es construir un gran teatro de ¨®pera en Caracas ¡ªaparte de lo que junto al arquitecto Frank Gehry estamos proyectando para Barquisimeto, mi ciudad natal¡ª y para ello tengo grandes planes. Entre ellos est¨¢ el de representar Otelo. Ser¨ªa un gran deseo cumplido, es la ¨®pera que m¨¢s deseo hacer de Verdi.
Gustavo Dudamel es director de orquesta.
Babelia
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