La buena vida de Robert Crumb
El m¨ªtico dibujante de c¨®mics visita Bilbao para recibir el premio La Risa La Risa en el festival de literatura y humor
El negocio del c¨®mic es extra?o, reflexiona Robert Crumb (Filadelfia, 1943). Profesional desde los a?os sesenta, logr¨® su mayor ¨¦xito en 2009 con G¨¦nesis.¡°Es mi trabajo menos creativo. Sencillamente, puse im¨¢genes al inicio del Antiguo Testamento. Ha vendido diez veces m¨¢s que cualquiera de mis tomos anteriores¡±. Fue una labor monumental pero instructiva. ¡°Me divierte que leyes pensadas para un pueblo de pastores, rodeado de enemigos, todav¨ªa rijan a buena parte de la humanidad. En realidad, no tiene gracia¡±. Crumb ha viajado a Espa?a para recibir el Premio BBK La Risa de Bilbao, otorgado por el festival Ja! de literatura y humor. ¡°Agradezco el entrar en una lista de escritores. Para m¨ª, lo esencial es el relato. He mejorado t¨¦cnicamente aunque lo que me motiva es narrar¡±.
Asiente Santiago Segura, que participa en la entrevista; unas horas despu¨¦s, conversar¨¢ en p¨²blico con el homenajeado. La charla deriva hacia Hollywood, planeta que Crumb detesta. Sinti¨® repugnancia al acudir a la entrega de los Oscar por encargo de la revista Premi¨¨re. ¡°No exager¨¦ en mis dibujos, los asistentes me parec¨ªan¡ reptiles¡±. Entiende que el negocio del cine requiere perseverancia. ¡°Tuve mala suerte con mi Fritz El Gato pero admiro a tipos que dominan ese juego. Spielberg, por ejemplo: me impresion¨® su pel¨ªcula sobre Abraham Lincoln. Es la obra de un hombre maduro, que sabe que la vida est¨¢ llena de compromisos. Como el propio Lincoln¡±.
Tambi¨¦n recomienda Blue Jasmine, la nueva pel¨ªcula de Woody Allen. Sin embargo, chez Crumb, en cuanto a consumo audiovisual, tiende a ver las primeras pel¨ªculas habladas. ¡°Y los dibujos animados de Betty Boop, ?qu¨¦ imaginaci¨®n, qu¨¦ inventiva! En pel¨ªculas con actores me encanta encontrarme con m¨²sicos actuando, la t¨ªpica escena del club nocturno o el vagabundo que se pone a cantar¡±.
Crumb es miembro destacado de la secta de buscadores de discos de 78 r.p.m. ?Qu¨¦ encuentra en esos sonidos lejanos? ¡°Una expresi¨®n aut¨¦ntica. Un tiempo en el que todos cantaban o tocaban alg¨²n instrumento. Tras la radio y el juke-box, la m¨²sica est¨¢ en retroceso, lo que se graba es m¨¢s artificial¡±. El de las pizarras es un mundo inacabable, explica. ¡°En Francia, descubr¨ª el bal musette. Me top¨¦ con miles de postales de grupos con acorde¨®n. La minor¨ªa cosmopolita adoraba el hot jazz pero el resto de la poblaci¨®n sigui¨® bailando valses, polcas, mazurcas y dem¨¢s¡±.
Habr¨¢n comprendido que Crumb prefiere tratar asuntos generales. As¨ª que hay que agarrar al toro por los cuernos y preguntar si cree que la vida ha sido buena con ¨¦l. ¡°Desde luego. Tengo largas relaciones con peque?as editoriales en diferentes pa¨ªses; pagan poco aunque son fiables. Y me han permitido cumplir mis humildes deseos. Tengo una buena colecci¨®n de discos. Toco en directo de vez en cuando. Amo a mi esposa. Disfruto del sexo. Tengo dos nietos. Me reconocen con premios como el de hoy. No, no volver¨¦ a Estados Unidos. Estoy bien de salud pero un hombre mayor cada vez necesita m¨¢s cuidados. Y Obama nunca llegar¨¢ a implantar la sanidad universal¡±.
Babelia
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