Veleta
El dram¨¢tico naufragio junto a Lampedusa ha reorientado la sensibilidad de los europeos
Una sociedad que no se gu¨ªa por principios b¨¢sicos sino por impulsos emocionales, es como una veleta que vira con el viento. El dram¨¢tico naufragio de una embarcaci¨®n rebosante de emigrantes junto a la costa de Lampedusa ha reorientado la sensibilidad de los europeos. En pleno ascenso de los partidos nazis y ultranacionalistas, llega ahora un viento del sur con olor a cad¨¢ver. Es dif¨ªcil que el mar devuelva los varios cientos de fallecidos, pero sus olas nos hablan de c¨®mo nada cambia y todo cambia en un mismo movimiento perpetuo. El suceso invita a reescribir las leyes antimigratorias con las que se protegen los pa¨ªses fronterizos, pero no implica al exitoso norte continental en un drama algo m¨¢s desasosegante que el del aumento de unas d¨¦cimas en su controlada inflaci¨®n.
Hace unas semanas advert¨ªamos sobre im¨¢genes de infierno en la valla de Melilla ante el final del buen tiempo, con las mafias empujando a un ¨²ltimo asalto a los desesperados. Hoy sabemos que el Gobierno italiano ha concedido la ciudadan¨ªa a todos los muertos. Se trata de eso, de morir por los papeles. Ojal¨¢ sirviera para que los europeos recuperaran m¨¢s que el sentimiento de culpa, su autoestima. Incapaces de dar respuesta al proceso descolonizador, tampoco parece que tengamos un plan para encarar el drama de un ?frica corrupto, radicalizado y cuya precariedad se reparten las naciones pujantes, ahora China, verdadero gigante invisible detr¨¢s de casi todo el desarrollismo local. Recuperar la autoestima para al menos entender por qu¨¦ alguien arriesga su vida para alcanzar nuestro desprecio.
Ser¨ªa demasiado f¨¢cil citar por en¨¦sima vez, y mal, la consigna de la novela del vecino m¨¢s ilustre de la regi¨®n, el conde de Lampedusa, en su obra maestra El gatopardo: es necesario que todo cambie si queremos que todo siga igual. Receta ideal para salir del estado catat¨®nico de Europa con su triunfadora Merkel y el resto de fracasados l¨ªderes que componen su coro. Pero ellos son expertos en leer el car¨¢cter veleta de sus ciudadanos, y saben que, detr¨¢s del sobrecogimiento ante la tragedia, volver¨¢ a aparecer un negro que les molesta en la urgencia del m¨¦dico o al pedirles una limosna a la salida del supermercado o al ofrecerles su cuerpo en un bulevar trasnochado.
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