Palanganas
Tiene que ser bastante desolador para muchos jueces espa?oles ver caer sus esfuerzos contra natura en prescripciones, amnist¨ªas y archivos
La sentencia de la Operaci¨®n Malaya condena a un quinto del castigo solicitado a los imputados. Es una reducci¨®n considerable de las penas por el saqueo probado del dinero p¨²blico en Marbella. En las consideraciones sobre el juicio ha habido dos ausencias. La primera es la de Jes¨²s Gil, cuya desaparici¨®n f¨ªsica liber¨® al tribunal de unas cotas de esperpento notable. Verdadero mu?idor pol¨ªtico, cont¨®, casi siempre, con el respaldo social mayoritario. Nunca ser¨¢ suficiente el agradecimiento al juez instructor, Miguel ?ngel Torres, que fue capaz, cuando un rosario de jueces anteriores optaron por el traslado, la pereza o la invisibilidad, de encarar el asunto con persistencia y soportar el acoso, las insidias y las descalificaciones. Tiene que ser bastante desolador para muchos jueces espa?oles ver caer sus esfuerzos contra natura en prescripciones, amnist¨ªas y archivos.
Ha coincidido esta sentencia en el tiempo con la apertura del juicio a Carlos Fabra, en Castell¨®n. Aqu¨ª tambi¨¦n los jueces de instrucci¨®n han sido pasto de las llamas, los traslados, las novatadas y ese curioso entendimiento de la justicia que tienen los grandes partidos cuando campan a sus anchas en alguna regi¨®n. El juez que logr¨® llevar adelante la instrucci¨®n, Jacobo Pin, pidi¨® amparo ante las presiones directas de superiores y gobernantes. Pero una sociedad permisiva con la corrupci¨®n como la nuestra no prest¨® demasiada atenci¨®n a esta llamada de auxilio. El proceso ha pegado ya en su inicio un viraje que anuncia que habr¨¢ curvas. Si llegamos a puerto con un quinto de la condena ser¨¢ otro amargo triunfo en una naci¨®n que necesita regenerarse y airearse por completo, pero tan solo llega a levantar una esquinita del felpudo.
Hacia la impunidad absoluta apunta el informe de Hacienda sobre las donaciones no declaradas al PP durante los a?os B¨¢rcenas. Otra vez la p¨®lvora de la justicia mojada a manguerazos. Si el dinero ilegal se considera desgravable, hemos de sumar a la prescripci¨®n y la amnist¨ªa un nuevo amiguito del alma: la contabilidad creativa recaudatoria. Sin ser capaces de confirmar que lo que llamamos donaciones eran comisiones a cambio de contratas, la enorme bolsa de corrupci¨®n que ha hundido Espa?a va a obtener una respuesta judicial tan contundente como desaguar las cataratas del Ni¨¢gara con palanganas.
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