La invasi¨®n de los gatos digitales
La fiebre de v¨ªdeos de gatos traspasa Internet y contagia al mundo real Festivales de cine y bares con mininos confirman la fuerza de esta corriente
Grumpy es una gata valorada en un mill¨®n de d¨®lares. No se trata de una efigie egipcia, ni est¨¢ hecha de oro macizo. La ¨²nica peculiaridad que adorna a este minino estadounidense es su sempiterna cara de cabreo, y gracias a ella se ha convertido en una estrella de la Red. Sus v¨ªdeos de YouTube acumulan m¨¢s de 24,5 millones de reproducciones; su libro, Grumpy Cat: a grumpy book, ha entrado en la lista de t¨ªtulos m¨¢s vendidos de The New York Times, y seg¨²n su representante, Ben Lashes, ha despachado m¨¢s de 100.000 camisetas. Adem¨¢s, ha protagonizado la portada de New York Magazine y The Wall Street Journal. El animal es una m¨¢quina de hacer dinero y tambi¨¦n un estandarte de la fiebre felina que se propaga por Internet y que, en un ir¨®nico giro posmoderno, ha dado el salto de la pantalla a las tres dimensiones anal¨®gicas. La Casa Encendida de Madrid acogi¨® ayer el primer Cat Film Festival celebrado en Espa?a, y la pr¨®xima semana se abre, tambi¨¦n en la capital, La gatoteca, un bar donde uno puedo tomarse un caf¨¦ mientras juega con alguna de sus bigotudas mascotas a raz¨®n de seis euros la hora.
La gata Grumpy tiene 24,5 millones de reproducciones en YouTube
¡°La clave de la fascinaci¨®n por los v¨ªdeos de gatitos est¨¢ en que apelan al concepto de lo mono¡±, explica Delia Rodr¨ªguez, autora de Memecracia (Gesti¨®n 2000). Seg¨²n la experta en viralidad digital, los seres humanos estamos programados evolutivamente para que las im¨¢genes de cachorros semejantes a los humanos nos hagan sentir bien. ¡°Adem¨¢s, tambi¨¦n nos reconforta saber que hacemos sentirse bien a los dem¨¢s compartiendo estas im¨¢genes con ellos. Nos produce un subid¨®n de endorfinas. Y nos automedicamos con estos v¨ªdeos para rebajar la ansiedad del d¨ªa a d¨ªa¡±, como si fuese un mentol¨ªn digital.
Este fen¨®meno es casi tan viejo como Internet. Los primeros memes gatunos ¡ªuna suerte de vi?etas fotogr¨¢ficas¡ª cumplen ya 15 a?os, y Maru, el pionero de los gatos estrella, abri¨® su blog en 2008. ¡°A diferencia de los due?os de perros, los de gatos no podemos sacarlos, as¨ª que la Red se ha convertido en una especie de parque donde presumimos de ellos y mostramos sus travesuras y habilidades¡±, resume Jos¨¦ Carlos Saire, responsable del Madrid Cat Film Festival. Esta iniciativa busca recaudar fondos para la Asociaci¨®n de Amigos de los Gatos del Retiro y toma como referente el Cat Video Festival organizado por el Walker Art Center de Minneapolis en agosto de 2012. M¨¢s de 10.000 personas pagaron entonces una entrada de 10 euros para contemplar una selecci¨®n de v¨ªdeos de YouTube protagonizados por reyes del maullido como Keyboard Cat, Roomba Cat o la peque?a Lil Bub.
Esta gatita desdentada y que naci¨® con un deformidad en sus patas, no solo tiene su propio libro, The extraordinary life of the most amazing cat in the planet, sino una pel¨ªcula, Lil Bub and friendz. Un documental producido por Vice y que ha ganado el premio a la mejor cinta online en la ¨²ltima edici¨®n del festival de Tribeca, en cuya alfombra roja Bub pos¨® junto a Robert de Niro.
Son como v¨ªdeos porno para gente que no ve porno
dice una productora
El mundo anal¨®gico quiere atraer y explotar este inmenso y entregado nicho de fans gatunos. El Ayuntamiento de Nueva York organiz¨® el a?o pasado el #Nyancatcity, un evento dedicado a celebrar la influencia de la cultura web y articulado en torno a la figura de Nyan Cat: un gato que ni siquiera es real, sino un dibujo en 8 bits creado por Chris Torres.
¡°Que el icono de la cultura popular de esta generaci¨®n sea el gato habla de c¨®mo Internet ha hecho que nuestra forma de comunicarnos sea m¨¢s semi¨®tica, y la necesidad de compartir, prioritaria¡±, cuenta v¨ªa mail Julliette Eisner, productora de Lil Bub & Friendz. O, como resumir¨ªa en su pel¨ªcula Steve Ibsen, creador del meme Kitty cat dance, ¡°los v¨ªdeos de gatos son como porno para gente que no ve porno¡±.
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