El triunfo del ¡®outsider¡¯
Es un producto evidente de la fiebre en medio mundo por las carreras en general y la f¨®rmula 1 en particular
El derecho a la diferencia y, m¨¢s all¨¢, el triunfo del hasta entonces oprimido y/o ninguneado, siguen copando buena parte de las pel¨ªculas infantiles de animaci¨®n. Hubo un tiempo en el que las chicas eran princesas; los chicos fuertes, guerreros; las arp¨ªas, brujas, y los ogros daban miedo. Ahora una princesa de la Edad Media puede ser guerrera (Brave), una vampira puede ser princesa (Hotel Transilvania), un ping¨¹ino, el mejor bailar¨ªn (Happy feet) o, como ahora, un caracol, el m¨¢s r¨¢pido de la Tierra y ganar en la f¨®rmula 1: Turbo, debut en la direcci¨®n de David Soren, producido por DreamWorks y los creadores de Madagascar y Kung-fu Panda. Pel¨ªculas que, como esta, se inspiraban en la paradoja de la distinci¨®n, la venganza del recluido, el mito de que cualquiera puede ser lo que se proponga (incluso presidente), aunque parezca alejado de sus condiciones naturales y los condicionamientos sociales.
TURBO
Direcci¨®n: David Soren.
Int¨¦rpretes: Ryan Reynolds, Paul Giamatti, Michael Pe?a, Samuel L. Jackson (voces).
G¨¦nero: animaci¨®n. EE UU, 2013.
Duraci¨®n: 96 minutos.
Producto evidente de la fiebre en medio mundo por las carreras en general y la f¨®rmula 1 en particular, Turbo destaca m¨¢s por un par de elementos colaterales que por la calidad intr¨ªnseca de su animaci¨®n, siempre solvente, como no pod¨ªa ser de otro modo en una gran producci¨®n, pero nunca con aportaciones exquisitas o innovadoras en materia de color, fondos o puesta en escena. Primero, la curiosidad de ver un personaje, a un franc¨¦s, tan parecido en f¨ªsico y car¨¢cter a Fernando Alonso. Y segundo, muy revelador en cuanto al cambio de la sociedad, el hecho de que los h¨¦roes secundarios del relato sean inmigrantes hispanos en busca de su propio sue?o americano.
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