Una pel¨ªcula del desconcierto
¡®Todos queremos lo mejor para ella¡¯, filme que abre la Seminci, confirma el talento de la directora catalana
La patada de Mar Coll (Barcelona, 1981) a las dudas existenciales es de ¨®rdago. En cambio, Geni, la protagonista de su segunda pel¨ªcula, Tots volem el millor per a ella (Todos queremos lo mejor para ella), que hoy inaugura la Seminci de Valladolid antes de su estreno el viernes pr¨®ximo, se zambulle con elegancia y rotundidad en esas mismas disquisiciones. Si alguna vez Coll se plante¨® c¨®mo hab¨ªa llegado hasta aqu¨ª, a estrenar con ¨¦xito su primera pel¨ªcula, eso ha quedado muy atr¨¢s. Hoy tiene claro d¨®nde est¨¢, o al menos no le da vueltas al asunto, y probablemente esa seguridad le ayuda a empujar a su protagonista al extremo opuesto, al vac¨ªo vital. Cuando en 2009 Tres diez amb la fam¨¬lia (Tres d¨ªas con la familia) obtuvo tres premios en el festival de M¨¢laga, el mundo del cine se fij¨®, primero, en los frutos que estaban surgiendo desde la ESCAC, la Escuela de Cine de Catalu?a, y segundo, en esa peque?a chica que finalmente se llevar¨ªa el Goya a mejor direcci¨®n novel.
Durante el rodaje no pod¨ªa imaginar la sensaci¨®n de vapuleo que vivimos¡±
Pasada la ola, lleg¨® la resaca: muchas veces es m¨¢s dif¨ªcil rodar la segunda pel¨ªcula que la primera. ¡°S¨ª, muchos me han preguntado cu¨¢ndo iba a estar mi siguiente pel¨ªcula, si ten¨ªa el guion ya escrito, que c¨®mo lo llevaba. Yo he seguido a lo m¨ªo, construyendo poco a poco¡±, cuenta la directora, sobre una pausa en la que ha dado clases como profesora e incluso realizado la labor de script en el rodaje de Animals, de su amigo Mar?al Forest. Y en esa resaca entre ola y ola, en la que se hunden muchos directores, Coll ha sabido nadar, preparar la siguiente arremetida y subirse a su nueva tabla, la de Todos queremos lo mejor para ella.
La ola hoy la impulsa es el festival de cine de Valladolid. En esta ocasi¨®n, la protagonista, Geni, es mayor que su creadora, mejor, que sus creadoras, porque Coll ha escrito de nuevo el guion con Valentina Miso, su amiga de la infancia. Cualquiera que vea la pel¨ªcula encontrar¨¢ r¨¢pidos paralelismos entre ambas y la pareja que conforman Geni, una mujer que ha salido viva de milagro de un accidente de coche y que debe reconstruir todos sus cimientos emocionales, y Marina, la amiga argentina de la infancia que entra de nuevo en su vida.
Geni vive desorientada, absolutamente desconcertada ante lo que le rodea: su pareja, sus hermanas, sus amigos, su padre, su b¨²squeda de nuevo trabajo¡ ¡°El t¨ªtulo provisional era El desconcierto¡±. Un desconcierto que puede asemejarse al que se vive ahora en Espa?a, y que deja el mismo poso al espectador que a la salida de otra pel¨ªcula clave del cine actual patrio, Gente en sitios, de Juan Cavestany. ¡°Es curioso. El cine no tiene una r¨¢pida capacidad de reacci¨®n, y ni escribiendo el guion y en el rodaje una pod¨ªa imaginarse que vivir¨ªamos lo que estamos viviendo, esta constante sensaci¨®n de vapuleo. Por ejemplo, Geni va a una entrevista de trabajo en una empresa alemana. Podr¨ªa parecer un gui?o a la actualidad y ocurri¨® de manera casual, porque ten¨ªamos actores que hablaban ese idioma, pero en guion pod¨ªa ser una compa?¨ªa coreana o japonesa. S¨ª tengo algo claro: la pel¨ªcula no es mi terapia particular, no le echo para exorcizar ninguna confusi¨®n propia¡±.
Coll vuelva a la familia, a los hermanos eternos amigos-enemigos. ¡°Es la relaci¨®n m¨¢s intensa que vive la gente de manera m¨¢s distinta. El mismo gesto para unos es un detalle m¨¢s y para otros un hecho doloroso. Tienen un peso poderoso en nuestra vida¡ y dan mucho juego en el cine¡±. Ella estar¨ªa feliz m¨¢s escondida, en su modo hormiguita laboriosa, y con el radar encendido absorbiendo lo que pasa a su alrededor. ¡°Es cierto que como directora debes tomar decisiones, tanto en la filmaci¨®n como en la promoci¨®n, construyendo un discurso, lo que a veces genera ansiedad¡ pero tambi¨¦n disfruto de una situaci¨®n de privilegio. En mi caso, porque, primero, ruedo rodeada de amigos, y, segundo, porque en los tiempos que corren estreno pel¨ªcula¡±. Y al inaugurar la Seminci ¡ª¡°todo un privilegio¡±¡ª se convierte esta semana en la cara del cine espa?ol. ?Alg¨²n mensaje para ministros varios? ¡°Que nos dejen hacer cultura y que nos dejen hacer industria¡±, responde rotunda. ?Y le preocupa que vean su pel¨ªcula? ¡°Claro, y quieres que te vaya bien por ti y porque esa semana [en su caso, la que viene, porque estrena en salas su filme el viernes 25] eres la representante del cine espa?ol. Si te va bien, a muchos les puede ir bien¡±.
En Todos queremos lo mejor para ella, la directora bucea otra vez en las relaciones entre personas mayores que ella misma, y si en su debut cinematogr¨¢fico la protagonista era una veintea?era, Geni ha superado los cuarenta. ¡°Bueno, todos tenemos amigos mayores, ?no? Con el tiempo siento que las distancias se acortan, y que los sentimientos son m¨¢s similares Quer¨ªa contar la historia de alguien que se enfrenta a este interrogante: si cambio, ?sigo siendo el mismo?¡±.
Otra vez surge la sospecha de que no est¨¦ hablando de una persona, sino de una sociedad. ¡°Uno crea la pel¨ªcula y luego el espectador saca conclusiones. T¨² ruedas una historia, el p¨²blico ve la suya. Te hace sentirte muy bien, desde luego. Y a veces sorprende¡±. Y si va mal, a Coll le quedan las clases como profesora: ¡°Antes daba en el Master, con lo que no me llevaba mucha diferencia de edad con los alumnos. Ahora son de tercero. Como no les guste Tres d¨ªas con la familia, me los¡ [se echa a re¨ªr]. No, yo solo quiero servirles de ayudar. Pero no creo que me vean como una profesora mayor¡ espero¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.