La banda de la ESCAC
En la Escuela Catalana de Cine han hallado la f¨®rmula del ¨¦xito. Sus alumnos acumulan cada vez m¨¢s ¡®goyas¡¯ Mar Coll, premiada en 2010 y una de sus puntales, nos abre las puertas de una gran cantera
El primer d¨ªa de clase en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Catalu?a (ESCAC), Mar Coll apareci¨® con un herpes en el ojo izquierdo. ¡°Iba desfigurada. Era brutal. Lo ten¨ªa morado, como si me hubiesen pegado una paliza¡±. Ninguno de sus compa?eros recuerda a nadie de estas caracter¨ªsticas, as¨ª que es probable que en realidad nadie la recuerde a ella. La directora, que ahora tiene 32 a?os y est¨¢ a punto de presentar su segundo largometraje, Todos queremos lo mejor para ella, en la Semana Internacional de Cine de Valladolid, es una persona corriente en el mejor sentido de la palabra. Pasa desapercibida. Durante el rodaje de su primera pel¨ªcula, por la que gan¨® el Goya a la mejor direcci¨®n novel, el perchista se le acerc¨® en su primer d¨ªa de trabajo y le pregunt¨® ¡°una tonter¨ªa¡±, seg¨²n recuerda este. Dos horas despu¨¦s se enter¨® de que aquella persona era la directora. Y reconoce: ¡°Me sorprendi¨®; no era la imagen que hab¨ªa proyectado de Mar Coll¡±. En realidad, en aquella filmaci¨®n nadie parec¨ªa quien era. La edad media rondaba los 26 a?os. Y cerca del 80% eran mujeres salidas de las aulas de la ESCAC. Muchas, compa?eras de curso. Algunas, de piso. O de vida. En sus rodajes no hay paridad. El territorio de Mar es eminentemente femenino. Igual que sus pel¨ªculas, siempre protagonizadas por mujeres. Y a aquel perchista, llamado Eric Arajol, tambi¨¦n tostado en el horno de la escuela (rama de sonido), y que en la segunda pel¨ªcula de la directora ha ascendido, convirti¨¦ndose en el jefe del equipo de sonidistas, las mujeres le dicen con sorna antes de retratarse para estas p¨¢ginas:
¨CEric, el hombre.
¨CEl ¨²nico que tiene pito.
En seis a?os, tres alumnos de la ESCAC han ganado el goya a la direcci¨®n novel
Mar y su incre¨ªble ojo aterrizaron en la ESCAC en 1999. Ella nunca se consider¨® una persona creativa. De ni?a quiso ser actriz, como muchos. Le gustaba llamar la atenci¨®n. Pero no hac¨ªa fotos, no grababa, no escrib¨ªa. Su familia no ten¨ªa relaci¨®n con el cine. El padre es microbi¨®logo; la madre trabaja en un laboratorio. Cuando les anunci¨® su decisi¨®n, dijeron: ¡°No te vamos a poder ayudar¡±. Ella tampoco se ve¨ªa como directora. Pero sinti¨® algo parecido a una llamada. ¡°Buscaba algo que me hiciera mejor persona. Que me permitiera crecer, expresarme, comunicar, tener un punto de vista. Que estuviera ¨ªntimamente ligado a m¨ª, donde no existiera esa dicotom¨ªa entre la profesi¨®n y la vida¡±. Se enter¨® de la existencia de esta titulaci¨®n, adscrita a la Universidad de Barcelona, por un amigo de su hermano mayor. El centro carec¨ªa entonces de la fama de hoy, cuando sus exalumnos acumulan unos 25 premios Goya (c¨¢lculos de ESCAC). Y han ganado en casi todas las disciplinas. Desde el montaje hasta los efectos especiales. La escuela hab¨ªa echado a andar en 1994. Aunque el origen se encuentra unos a?os antes, en un embri¨®n que podr¨ªamos considerar el banco de pruebas: un centro de formaci¨®n profesional, liderado por un tipo llamado Josep Maixenchs, en el que se tocaban los distintos palos audiovisuales. Y el cine supon¨ªa una peque?a ¨¢rea.
De este pasado parco en cine nos habla Sergi Casamitjana, de 45 a?os, uno de los alumnos de aquella FP. Hoy dirige la ESCAC, tras casi dos d¨¦cadas de Maixenchs en el cargo. Casamitjana, podr¨ªamos decir, ha sido su brazo ejecutor. El hombre sobre el terreno. Cara a cara con ¡°los ni?os¡±, as¨ª los llama, curti¨¦ndose en ¡°la guerrilla del corto¡±. Casamitjana es tambi¨¦n el productor de numerosas pel¨ªculas de los exalumnos (de las dos de Mar, entre otras). Y uno de los nombres m¨¢s repetidos en los agradecimientos desde el estrado en los festivales de cine en los ¨²ltimos a?os, casi siempre citado como ¡°temerario¡± o incluso ¡°loco¡±. Lo encontramos en su despacho en una de las plantas altas de la enorme sede ESCAC, en Terrassa (Barcelona), adonde se llega por un pasillo en el que se suceden frases de Hitchcock y Amen¨¢bar grabadas en las vigas. Casamitjana, con camiseta de Superman, cuenta que cuando acab¨® aquellos cursos de FP, sinti¨® que ¡°con la mierda de formaci¨®n¡± recibida no hab¨ªa aprendido ¡°nada de cine¡±. Eran 16 alumnos. Y antes de poner la zarpa sobre una c¨¢mara les hac¨ªan estudiar el manual de instrucciones y pasar un examen. Rodaban un corto entre todos; ese era el proyecto de fin de curso. Despu¨¦s de protestar por la escasa formaci¨®n de batalla, logr¨® una beca para estudiar cine en la New York University. ¡°La ESCAC es la fusi¨®n de aquella FP y lo que importamos de EE UU¡±, asegura. A la vuelta de la NYU, recuerda una reuni¨®n, mientras comenzaban a dar forma a la futura escuela, en la que propuso que se hiciera hincapi¨¦ en las pr¨¢cticas con el rodaje de cinco cortos por alumno al a?o. Los presentes no daban cr¨¦dito. Le echaron de la reuni¨®n de malos modos. Pero lo llamaron al d¨ªa siguiente y le propusieron: ¡°?Por qu¨¦ no organizas las pr¨¢cticas?¡±. Conclusi¨®n: ¡°El primer curso de la ESCAC rodamos 250 cortos¡±.
Durante seis a?os, ¨¦l fue el profesor de pr¨¢cticas. Luego cedi¨® el testigo a algunos reci¨¦n graduados. Tipos aventajados. Con estilo propio. Mar Coll recuerda, entre otros, que recibi¨® clases de un tal J. A. Bayona en primero; de otro tal Kike Ma¨ªllo en tercero. Desde hace tres a?os, ella tambi¨¦n da clase. Es parte de la filosof¨ªa ESCAC. Los maestros han de resultarles cercanos a los disc¨ªpulos. Nada de dinosaurios hablando del viejo cine. Se suele elegir gente pr¨®xima en edad e intereses. Profesionales con un pie en el negocio que hablen de c¨®mo se hace una pel¨ªcula hoy. Algunos tiran de pupilos para sacar adelante proyectos. Coll trabaj¨® en su etapa de estudiante a las ¨®rdenes de Ma¨ªllo y Bayona, y para los cortometrajes de fin de curso, los alumnos de cuarto suelen coger ¡°de machacas¡± a los de primero. De esta forma se mantiene la jerarqu¨ªa y se forja el respeto debido hacia las promociones anteriores. Pero tambi¨¦n se mezclan y se vuelven una amalgama. Y para Casamitjana, el modelo se parece al sistema operativo Linux: ¡°Todo el mundo hace aportaciones. El conocimiento est¨¢ en red. Es una competencia en abierto. Y cada vez que uno consigue algo se extiende. Sean unos fondos plomizos o ciertos resultados de los actores¡±. Las pr¨¢cticas abundan. Pero el coste es elevado. La ESCAC cuesta 8.850 euros al a?o, durante los tres primeros, y 9.400 el ¨²ltimo curso. Su exdirector Josep Maeixenchs lleg¨® a airear en 2001 que podr¨ªa convertirse en un ¡°centro para pijos¡± si no llegaban m¨¢s apoyos de las administraciones.
La primera promoci¨®n de la ESCAC, de la que Bayona y Ma¨ªllo son, junto a Roser Aguilar, los alumnos m¨¢s destacados, se gradu¨® en 1998. Tres a?os despu¨¦s, ninguno hab¨ªa conseguido a¨²n oler el cine con may¨²sculas. No hab¨ªan rodado ninguna pel¨ªcula. No consegu¨ªan trabajo. Y no se conformaban con ser meritorios. En 2001, la directiva de la escuela ide¨® la productora Esc¨¢ndalo Films como una prolongaci¨®n para generar eso que les faltaba: industria cinematogr¨¢fica entre los exalumnos. Se lanzaron al mundo del cortometraje, el videoclip y la publicidad. Y cuando empezaban a dar sus primeros pasos en el mundo del largometraje, Mar Coll acab¨® el grado de direcci¨®n de cine. Su trabajo de fin de carrera se llama La ¨²ltima polaroid y cuenta en 20 minutos el ¨²ltimo d¨ªa de dos adolescentes juntas. Una se muda a otra ciudad con su familia. Pasan la noche fuera. Hablan. R¨ªen. Se echan en cara cosas. Pero no son capaces de despedirse. La vida misma.
El director de la escuela trajo el cambio: ¡°El primer a?o rodamos 250 cortos¡±
Despu¨¦s de aquel corto, la directora tambi¨¦n decidi¨® dejar Barcelona. Consigui¨® una beca para estudiar en el Centro de Capacitaci¨®n Cinematogr¨¢fica de M¨¦xico junto a otras dos compa?eras de curso, Aina Calleja (montadora de su cortometraje) y Liliana Torres. Las tres cruzaron el charco y all¨ª compartieron piso y mucho m¨¢s. Pronto se les uni¨® una cuarta, X¨¨nia Besora, ajena a la burbuja ESCAC, pero iniciada en sus c¨ªrculos gracias a Neus Oll¨¦, otra compa?era de la rama de direcci¨®n de fotograf¨ªa. X¨¨nia se hizo muy amiga de Lili, que viv¨ªa con Neus en el piso m¨¢s animado de la promoci¨®n, donde abundaban las fiestas y siempre se hablaba de cine. En fin, un l¨ªo. Lo importante: todas ellas ¨CNeus, Lili, X¨¨nia y Aina¨C acabar¨ªan trabajando en las pel¨ªculas de Mar.
Un a?o despu¨¦s de irse, Coll vol¨® a Barcelona para pasar unos d¨ªas y aprovech¨® para entregarle a Casamitjana el primer borrador de un guion. Se volvi¨® a M¨¦xico con la palabra de que estudiar¨ªan el proyecto. La productora Esc¨¢ndalo acababa de poner en marcha la iniciativa Opera Prima, con la idea de rodar el largometraje de alg¨²n director novel de la ESCAC cada a?o. Por la mesa de Casamitjana pasaron El orfanato, de Bayona, y una comedia protagonizada por un ni?o al que le hablaban los p¨¢jaros, de Javier Ruiz Caldera, otro de los alumnos prodigio (Spanish Movie, Promoci¨®n Fantasma). Pero los rechazaron. Tal y como lo ve el director de la escuela, ¡°nosotros ten¨ªamos que hacer pelis arties¡±. Y ni el terror de Bayona ni el humor de Ruiz Caldera daban el perfil, por mucho que sus largometrajes acabaran reventando la taquilla. La propuesta de Mar era diferente. La historia de una estudiante que vuelve a Barcelona del extranjero para acudir al entierro de su abuelo y pasa tres d¨ªas vagando entre las grietas de su familia. La productora trabajaba entonces en Lo mejor de m¨ª, de Roser Aguilar, que se llev¨® el premio de la cr¨ªtica en el Festival de Cine de Locarno. Fue el primer largometraje de Opera Prima. El de Mar ser¨ªa el segundo.
Mientras esperaba, la realizadora sigui¨® d¨¢ndole vueltas al guion. Y para perfilarlo cont¨® con Valentina Viso, su mejor amiga. Se conocieron con 10 a?os, en sexto de EGB. Sus caminos han crecido desde entonces en paralelo, aunque no siempre han estado juntas. La primera vez que hablaron fue en clase de gimnasia, en el Liceo Franc¨¦s de Barcelona. La profesora pregunt¨® si alg¨²n alumno hac¨ªa deporte fuera del horario lectivo. Mar levant¨® la mano. ¡°Gimnasia deportiva¡±. Valentina, de origen venezolano y reci¨¦n aterrizada en Barcelona, se le acerc¨®. Sol¨ªa practicar el mismo deporte en Caracas. Se apunt¨® al gimnasio con Mar y hasta los 16 a?os soportaron 12 horas semanales de entrenamientos. Incluso llegaron a competir en campeonatos amateur de Catalu?a y de Espa?a. Y sobre todo comenzaron a pasar todas las tardes juntas.
¡°La ESCAC es como una familia¡±, dice Valentina Viso, coguionista de Mar Coll
Aquel corto de fin de curso, La ¨²ltima polaroid, est¨¢ dedicado ¡°a Valentina¡± y en el fondo cuenta una separaci¨®n parecida a la suya. Viso se fue a Par¨ªs a estudiar Filosof¨ªa. Coll se qued¨® en la ESCAC de Barcelona. Pero siguieron en contacto por carta. Y a los tres a?os, Viso decidi¨® reengancharse. Volvi¨® a Espa?a y se matricul¨® en el curso de guion en la ECAM, la hermana y rival madrile?a de la ESCAC. Fundada en 1994 y dirigida hasta 2012 por Fernando M¨¦ndez-Leite, entre los cometidos del nuevo director, Gonzalo Salazar-Simpson, productor de No habr¨¢ paz para los malvados, se encuentra lograr la repercusi¨®n cinematogr¨¢fica de la ESCAC. En los ¨²ltimos goyas sus exalumnos se llevaron tres estatuillas.
El siguiente paso de las amigas fue l¨®gico: acabaron escribiendo juntas Tres d¨ªas con la familia, el primer largometraje de Mar Coll. Comenzaron a rodar en 2008, con producci¨®n ejecutiva de Sergi Casamitjana, Neus de directora de fotograf¨ªa y X¨¨nia en el dise?o de producci¨®n. Al set de rodaje, la directora llevaba siempre un fetiche: una imagen de su ¨¦poca de gimnasta a punto de subir a la barra de equilibrio.
A partir de aqu¨ª, la historia de Mar se vuelve conocida. Llegaron los premios del festival de M¨¢laga. Y la nominaci¨®n al Goya. Y la noche en el Palacio de Congresos de Madrid, con Iciar Bollain anunciando: ¡°El Goya este a?o es para la directora Mar Coll¡±. La premiada ten¨ªa 29 a?os y la melena tan corta que le dejaba la nuca al aire. Las c¨¢maras la enfocan en el patio de butacas y se ve c¨®mo entre los besos y abrazos se le suelta el pendiente que le ha dado para la gala Mariana, la hermana de Valentina; su amiga se encuentra sentada m¨¢s arriba, en una de las ¨²ltimas filas del gallinero, junto a Neus. Desde all¨ª observan c¨®mo baja unos pelda?os mientras intenta recolocarse el pendiente, una especie de pluma, y suena la m¨²sica y siguen los aplausos, y un tipo la llama y Mar se acerca, y cuando logra desenganchar el pendiente, se lo entrega. Ese es Sergi Casamitjana. Cuando Mar sube por fin al escenario, mira al auditorio y pronuncia: ¡°Bueno, much¨ªsimas gracias por este Goya. Eh. Quiero compartirlo, por supuest¨ªsimo, con el equipo t¨¦cnico de la pel¨ªcula formado ¨ªntegramente por gente de la ESCAC, en su mayor¨ªa noveles como yo, y que creo que su falta de experiencia ha sido compensada por su implicaci¨®n y su ambici¨®n en este proyecto¡±. Y tambi¨¦n dedica unas palabras a un tipo ¡°temerario¡±.
Este fue el segundo Goya a la direcci¨®n novel que le ca¨ªa a un exalumno en tres a?os (Bayona lo recibi¨® en 2008, por El orfanato; en 2012 se a?adir¨ªa a la lista Kike Ma¨ªllo, por Eva) y de aquella noche g¨¦lida en Madrid, Neus, Valentina y Mar van recordando an¨¦cdotas mientras avanza el tren que las lleva a Terrassa, donde van a ser retratadas junto a parte del equipo de la nueva pel¨ªcula. Vuelven a participar las tres. Y tambi¨¦n Lili, que estos d¨ªas estrena su opera prima, Family Tour, y Aina, que sigue viviendo en M¨¦xico, pero viaj¨® a Barcelona para editar el filme. Al equipo se ha unido Marta Rodr¨ªguez, en la producci¨®n, de una hornada posterior. Y el tren avanza y ellas hablan de la fiesta de Celda 211, del dolor de pies por los tacones, de la nieve aquella madrugada y de las tres durmiendo en la misma habitaci¨®n de hotel, cuando a Neus le suena el m¨®vil y le comunican que la contratan en una serie brit¨¢nica. Las amigas lo celebran, pero tambi¨¦n bromean con su acento ingl¨¦s al tel¨¦fono. Se adivina el buen ambiente que ha debido de reinar en el segundo rodaje de Mar y de su banda.
La nueva pel¨ªcula, protagonizada por Nora Navas, cuenta la historia de una mujer que ha sufrido un grave accidente de tr¨¢fico. Se ha recuperado, pero no del todo. Y el espectador se encuentra a Geni, as¨ª se llama, ¡°desorientada, perpleja, torpe¡±, en palabras de la directora, mientras su familia se empe?a en conseguir que vuelva a su estado previo al siniestro. En Todos queremos lo mejor para ella, lo ¨²nico que no est¨¢ del todo claro es si Geni quiere volver a ser como antes. La trama, en realidad, plantea la pregunta: ?si cambio, sigo siendo el mismo?, que les cay¨® a las coguionistas en un examen de filosof¨ªa del Liceo Franc¨¦s. ¡°La respuesta no importa¡±, dice Coll. ¡°Lo relevante es la argumentaci¨®n. Lo que dibujas cuando exploras algo¡±.
En la pel¨ªcula, Geni se reencuentra con su mejor amiga de la infancia y ese chispazo hace que la historia avance. Es como si las dos amigas de aquel corto se reunieran 20 a?os despu¨¦s. Y en este caso, hasta se hace expl¨ªcito que la protagonista y su alter ego estudiaron juntas en el Liceo. Da la sensaci¨®n de que Valentina y Mar est¨¢n empe?adas en contar su historia desde distintos ¨¢ngulos. ¡°Nos hemos construido la una a la otra¡±, cuenta Mar en el and¨¦n, mientras Valentina empuja un carrito. Se ha tra¨ªdo a su beb¨¦ de excursi¨®n a Terrassa y, a medida que nos acercamos al edificio de la ESCAC, habla con la autoridad que le confiere haber estudiado en la escuela madrile?a, para acabar siendo adoptada por la catalana (donde ha dado clases en el m¨¢ster de guion). ¡°Esto es como una familia¡±, dice. Luego toma en brazos a su ni?a. Y Mar la sigue empujando el carrito y golpe¨¢ndolo cada poco contra las paredes.
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