?Traici¨®n a la traducci¨®n para reconciliar religiones?
El escritor Fernando Barrej¨®n publica ¡®El cielo roto¡¯, relato de la intolerancia tras la ca¨ªda de la Granada de Boabdil el Chico
El relato hubiera sido muy diferente de haberse declarado su autenticidad. Eso dice el escritor Fernando Barrej¨®n (Fuente el Fresno, Ciudad Real, 1946) de los libros del Sacromonte o libros pl¨²mbeos, cuyo misterio, junto con la historia de varias generaciones de moriscos en la Granada que cae ante los Reyes Cat¨®licos, forman el eje de El cielo roto (Suma de Letras), su ¨²ltima novela. Y el cambio en las p¨¢ginas de la Historia, el registro de la realidad con may¨²sculas, hubiese sido ni m¨¢s ni menos una relaci¨®n distinta entre cristianos y musulmanes; la tolerancia, el entendimiento, "la comprensi¨®n del otro". Pero a t¨ªtulo oficial aquellas planchas circulares escritas en lat¨ªn y con extra?os caracteres ¨¢rabes y dibujos descubiertas a finales del siglo XVI fueron consideradas una falsificaci¨®n. Se habl¨® de ellas como del quinto evangelio, que hab¨ªa sido revelado por la Virgen en ¨¢rabe para su divulgaci¨®n en Espa?a. Pero los moriscos Alonso del Castillo y Miguel de Luna fueron acusados de manipular los documentos con el objeto de impedir su expulsi¨®n y lograr una reconciliaci¨®n que por cierto, narra la novela, ya estaba rota por el incumplimiento de las Capitulaciones de Santa Fe por parte de los nuevos due?os de Granada. Ellos tambi¨¦n protagonizan El cielo roto.
Barrej¨®n es autor de relatos cortos, poemas y novelas como El crisalidario y otras hist¨®ricas como El collar de la loba sobre Viriato que se public¨® en 2010. Es un hombre de pocas palabras, y as¨ª es, asegura, desde que se decidi¨® a marcharse de Madrid a Andaluc¨ªa para vivir en el campo en 1987. Su amigo el periodista David Romero, quien ha participado en un grupo de investigaci¨®n de 15 personas para la tarea de documentar la novela, es mucho m¨¢s elocuente. Fue ¨¦l quien le llev¨® la noticia que la Biblioteca Nacional de El Cairo hab¨ªa dado en 2009: la instituci¨®n hab¨ªa descubierto un documento escrito por un granadino involucrado en el grupo de traductores de los libros de plomo, y que se exili¨® por estar en desacuerdo con las traducciones del arzobispo de la ciudad Pedro de Castro, que contribu¨ªan a la confusi¨®n. ¡°Era una carta privada que veneraba esas reliquias. Ah¨ª [el autor del documento] podr¨ªa haberse jactado del enga?o, pero no lo hac¨ªa¡¡±, indica.
Barrej¨®n, quien en primera instancia se resisti¨® a escribir esta historia porque la ve¨ªa inundada por la sospecha de la mentira, se lanz¨® al proyecto continuando as¨ª su adentramiento en una cultura que admira desde la juventud, la isl¨¢mica. ¡°La Iglesia se niega a investigar¡±, explica el escritor. ¡°En un s¨ªnodo celebrado en 1600 los libros se consideraron aut¨¦nticos, pero aquello despert¨® el miedo en Roma y ya se cerr¨® el tema con Inocencio XV. Robaron las reliquias de la Abad¨ªa del Sacromonte en 1634¡.¡±, prosigue. En 2000 el entonces cardenal Joseph Ratzinger devolvi¨® los 18 vol¨²menes confeccionados con 233 planchas de plomo y a¨²n declarados ap¨®crifos a su ciudad de origen ¡°con la promesa de que se analizar¨ªan¡±. Pero esto no ha sucedido hasta la fecha.
¡°Se habla de los ¨¢rabes a quienes se expuls¨®, pero estos eran una minor¨ªa, unas cuantas familias. Hubo una confrontaci¨®n entre hermanos que ten¨ªan otra religi¨®n, pero no una reconquista porque tampoco existi¨® jam¨¢s conquista, sino una filtraci¨®n de la filosof¨ªa y de la religi¨®n, del orden que tra¨ªa el islam ante el desorden que hab¨ªa con los ¨²ltimos reyes godos...¡±, sostiene Barrej¨®n. ¡°La lecci¨®n que falta por aprender es de respeto al otro¡ Todas las religiones han buscado dominar a las personas a trav¨¦s de las creencias. Hay que valorar y enriquecerse a trav¨¦s del otro¡±.
As¨ª, el escritor insiste en que su libro representa ¡°una llamada a reconocer la historia como realmente fue¡±, seg¨²n ¨¦l, ¡°una guerra civil entre espa?oles¡±. ¡°Quiero que se sepa la realidad hist¨®rica, no las leyendas¡±, agrega. Y para el autor lo que sucedi¨® en Granada tras la salida de Boabdil el Chico ¡°fue un atropello¡± por parte de los cristianos, un cielo roto de destrucci¨®n ¡°del mundo cultural e intelectual maravilloso de Al Andalus¡±. ¡°No podemos renunciar a ese legado¡±, concluye.
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