Sociolog¨ªa de la entrada de cine
La ins¨®lita explosi¨®n popular de la Fiesta del Cine ofrece argumentos para el debate sobre el precio de las entradas, en un tiempo de salas vac¨ªas
Sociolog¨ªa de la entrada de cine, 1: "Co?o, es que solo puedo mandar a los cr¨ªos al cine cuando me dan puntos al poner gasolina" (un conductor de autob¨²s de la l¨ªnea 26 de Madrid, el otro d¨ªa, hablando con un pasajero).
Sociolog¨ªa de la entrada de cine, 2: "Es que si una pareja de novietes jovencitos quiere ir al cine y luego a tomarse un gin-tonic... ?pues ya no puede, tiene que elegir una de las dos! Eso s¨ª, el gin-tonic seguro que se lo toman" (un periodista padre de hijos jovencitos, hoy, en la sala de reuniones de EL PA?S).
Sociolog¨ªa de la entrada de cine, 3: "Pues a ver si se ponen de acuerdo exhibidores y distribuidoras y bajan un poco los precios. Igual hasta se les llenan los cines como anta?o" (espantajo, alias firmante de uno de los comentarios a una informaci¨®n publicada en este diario sobre el ¨¦xito de la Fiesta del Cine).
Sociolog¨ªa de la entrada de cine, 4: "S¨ª, muy bien, vale, el cine es caro, pero yo pregunto: '?De verdad hay muchas cosas que se puedan hacer en este pa¨ªs durante dos horas por siete euros?'. Y luego mucha gente se queja del precio de las palomitas y de que despu¨¦s del cine hay que ir a cenar y tal y cual. Y lo que yo digo: ir a misa es gratis, pero si al salir te vas a comer unas gambitas y como eres buen cristiano invitas a tus amigos, pues claro, la misa te sale cara" (Enrique Gonz¨¢lez Macho, presidente de la Academia de Cine, y propietario de los cines Renoir y Princesa).
Sociolog¨ªa de la entrada de cine, y 5 (el arriba firmante): Ilusiona levantarse en la ma?ana gris y enterarse de que m¨¢s de 350.000 personas entraron ayer en una sala de cine de este pa¨ªs, y de que en total, un mill¨®n y medio de ellas aspiran a hacerlo a lo largo de tres d¨ªas, con el invento este de la Fiesta del Idem. Es ilusionante pensar que, gracias a los 2,90 euros de la acreditaci¨®n, un espectador, ni?o, adolescente, joven, maduro, de edad provecta o incluso en los oto?os de la vida tenga acceso al mundo de los sue?os en formato de sala oscura; que gente que a lo peor no hab¨ªa pisado una sala en tres a?os haya vuelto a hacerlo, que los brotes verdes del presente negro acaben siendo rosas para una industria, la del cine en Espa?a (que no es lo mismo que la del cine espa?ol) cuyas? metas prioritarias son, conveng¨¢moslo, dos: ganarse el pan con mejor o peor fortuna y dar placer y enriquecimiento intelectual al personal, que los necesita casi como el comer en tiempos as¨ª, aunque todav¨ªa haya gobiernos para los que la cultura es mero ocio, o peor, para los que la cultura es un lujo, un lujo prescindible... en tiempos as¨ª.
Dicho lo cual: tampoco seamos demagogos. ?Es caro ir al cine? S¨ª. O no. Todo es relativo. ?Es caro ir al f¨²tbol? S¨ª. O no. Todo depende de si 80 euros -en vez de los 8 del cine- te lo parecen. Y de si te gusta la tonter¨ªa maravillosa de 22 zapatones correteando detr¨¢s de una pelotita. A m¨ª me gusta. Y me parece car¨ªsimo, teniendo en cuenta que la mayor¨ªa de los partidos de f¨²tbol son filfa, malas operetas de tres al cuarto. Tambi¨¦n una gran parte de las pel¨ªculas de la cartelera son malas operetas. Otras no. Si t¨² entras, por ejemplo, un martes por la noche, a ver 'La herida', de Fernando Franco, y durante dos horas te dejas maltratar (es la palabra adecuada para esta pel¨ªcula y su tem¨¢tica) por la haza?a interpretativa de la actriz Marian ?lvarez, pues entonces esos ocho euros constituyen un pasaporte tirado de precio que te da acceso al placer, al malestar, a la reflexi¨®n, a las interrogantes sobre el sentido de tu vida, a las interrogantes sobre el sentido de la vida de los dem¨¢s... ?es eso caro? Parece que no. En cambio ante un destartalado Rayo Vallecano-Real Sociedad (y eso que soy de la Real) por 40 euros a uno le dan ganas de entonar la cl¨¢sica melod¨ªa "?las manos en alto, esto es un asalto!". Y ante un gin-tonic de garraf¨®n cayendo por tu gaznate previo pago de ocho o diez euracos, directamente es que te entran ganas de poner en marcha un plan de ejecuciones sumarias ah¨ª mismo, dentro del bar. O pagar 40 absurdos euros por una cena absurda en un absurdo restaurante de los que abundan en Madrid. O 11 euros por un trayecto a bordo de un taxi con olor a Cabrales (tambi¨¦n los hay que huelen a maravillosa esencia de coco). O 22 euros por una novela infame... todo es eso, relativo.
Dicho lo cual, una vez m¨¢s: el estallido popular e ilusionante de la Fiesta del Cine, con colas b¨ªblicas alrededor de las salas, es un 'evento', organizado como tal por productores, exhibidores y distribuidores en busca de ese efecto-avalancha, cerrado en el tiempo y sin vocaci¨®n de largo plazo, dirigido en gran medida a un p¨²blico joven. Y no es posible extrapolarlo fuera del tiesto y de ah¨ª concluir que los due?os de los cines, los exhibidores, son los ¨²nicos malos de la pel¨ªcula y que lo que tienen que hacer es bajar los precios ya, porque, co?o, a 2,90 ir¨ªamos m¨¢s al cine, ?verdad?, incluso a 4,90. Hay otros malos. Por ejemplo, los que distribuyen las pel¨ªculas, que no quieren o¨ªr hablar de bajar los precios. Y pensemos que sobre poco m¨¢s o menos un 80% de la red de distribuci¨®n cinematogr¨¢fica est¨¢, en este pa¨ªs, en manos de las 'majors' estadounidenses. Que no s¨¦ yo si son muy sensibles a la idea de que alguien pueda comprar por 4,90 un pasaporte a los sue?os, por oscuros que estos sean (y vuelvo al ejemplo de 'La herida', pero hay muchos otros). Por otra parte, con el actual 21% del IVA gravando las entradas del cine no es viable un descenso repentino del precio de la entrada. Que se estiren un poco quienes as¨ª lo impusieron y ya se ver¨¢.
Hay muchos malos aqu¨ª. Incluso los cineastas incapaces de conectar con el p¨²blico lo son. Y los ministros de zapatos a los que les da por hablar de paraguas.
Tambi¨¦n lo somos un poco todos, consumidores en potencia o en actos, muy capaces de la queja e incapaces de reflexionar sobre los porqu¨¦s, los d¨®ndes, los c¨®mos y los cu¨¢ndos. Incapaces a menudo de discernir acerca de lo que merece la pena, incluido el acto de gastarse los cuartos.?
?Es caro el cine?
S¨ª. Que reflexionen los que viven de ¨¦l, ahora bastante mal, por cierto.
Pero ese 's¨ª' es, como todo, relativo.
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