La vida adolescente
Andr¨¦s Felipe Solano, con dos novelas publicadas, ha encontrado su refugio en Corea del Sur En la biblioteca de su abuelo ciment¨® su pasi¨®n por los libros y dej¨® el f¨²tbol y sus sue?os de bajista
En los momentos l¨²gubres Andr¨¦s Felipe Solano (Bogot¨¢, 1977), incluido en la lista de j¨®venes promesas de la revista Granta de 2010, recuerda el bar oscuro y musical del centro de Medell¨ªn donde una noche su vida comenz¨® a resquebrajarse mientras sus piernas flotaban instintivamente al son de la salsa. No sab¨ªa bailar, pero se sent¨ªa pleno, feliz. All¨ª terminaban seis meses de una larga cr¨®nica que le encargaron de la revista Soho de Bogot¨¢ en 2007, donde trabajaba como editor, para contar c¨®mo sobrevive un colombiano con el salario m¨ªnimo (al cambio unos 180 euros). A ese bar, de nombre Brisas de Costa Rica, no solo acud¨ªan sicarios y funcionarios, sino hombres solitarios que espantaban la pobreza con m¨²sica y aguardiente. Despu¨¦s de aquella experiencia, Solano no pudo regresar a una sala de redacci¨®n. Su imaginaci¨®n se estaba preparando para construir una historia inusual en la literatura de su pa¨ªs, Los hermanos Cuervo (Alfaguara Colombia, 2012).
¡°Despu¨¦s de Medell¨ªn cambiaron muchas cosas en mi vida. Entend¨ª que el dinero nunca ser¨ªa una prioridad. Tambi¨¦n me ayud¨® a hacer las paces con cierta parte de m¨ª que estaba a punto de sucumbir a un mal end¨¦mico: el arribismo, las ganas de aparentar lo que no se es¡±, comenta desde Se¨²l, su nuevo hogar. Hasta all¨ª lo llev¨® el fogonazo que supuso cortar con su vida en Bogot¨¢ para sumergirse en una comuna de Medell¨ªn y vivir la vida de un obrero, de subir y bajar las laderas de la ciudad cuidando cada paso y cada moneda. La cr¨®nica Seis meses viviendo con el salario m¨ªnimo fue finalista en 2008 del Premio de la Fundaci¨®n para un Nuevo Periodismo Iberoamericano de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y se incluy¨® en Lo mejor del periodismo de Am¨¦rica Latina (FNPI-FCE, 2009) y en Antolog¨ªa de la cr¨®nica latinoamericana actual (Alfaguara, 2012).
Granta destac¨® de la obra de Solano, el placer de leer ¡°las texturas de la vida adolescente contempor¨¢nea¡± en Colombia
De esos a?os como cronista tambi¨¦n le quedan un libro recopilatorio: Bandidos, profetas y vagabundos. Cr¨®nicas de vidas extra?as (Schavelzon, Barcelona, 2011), personajes que fue recogiendo en sus viajes por Colombia, y su primera novela, S¨¢lvame, Joe Luis (Alfaguara, Colombia, 2007), un retrato sat¨ªrico y de tintes autobiogr¨¢ficos de un joven y desencantado fot¨®grafo de far¨¢ndula que sue?a atravesar la ciudad en un Ford Impala para ¡°aplastar ratas pardas y gordas en la oscuridad¡±.
¡°Viv¨ª las salas de redacci¨®n con intensidad casi diez a?os. Cuando empec¨¦ todav¨ªa se pod¨ªa fumar y con el alcohol se bendec¨ªa cada cierre semanal. Me asom¨¦ a la promiscuidad. Era un ritmo endemoniado que disfrut¨¦ mucho, pero que me estaba alejando de los libros y sobre todo me estaba horadando el alma. El trabajo que consegu¨ª en una revista me ten¨ªa atado a una silla, me empec¨¦ a sentir triste sin motivo. Ya no quer¨ªa vivir encerrado¡±, agrega el escritor.
Los extra?os hermanos Cuervo
En medio del puzle en que se convirti¨® su vida, el escritor ech¨® mano de una invitaci¨®n de seis meses del Ministerio de Cultura de Corea del Sur a la residencia literaria de Toji Center. Para entonces Solano ya hab¨ªa enviado su primera novela a Granta (a t¨ªtulo personal) como ¡°una botella lanzada al mar¡±, recuerda. No solo la leyeron sino que le escribieron para anunciarle su inclusi¨®n en su prestigiosa lista de j¨®venes escritores. Granta destaca las tem¨¢ticas de la obra de Solano, el placer de leer ¡°las texturas de la vida adolescente contempor¨¢nea¡± en Colombia, un aspecto poco conocido de un pa¨ªs donde las se?ales suelen apuntar a Macondo, la violencia o al mundo del narcotr¨¢fico. Solano no niega un componente de huida en su decisi¨®n de instalarse en Corea, aunque no sabe muy bien por qu¨¦, ¡°por el estado de ¨¢nimo de Bogot¨¢, por su clasicismo¡±. Con el cambio de escenario conoci¨® a una coreana con la que se casar¨ªa mientras se sumerg¨ªa en su segunda novela, Los hermanos Cuervo.
Misterio y boxeo
?Periodismo o literatura? Un pie en cada orilla, necesita ambos caminos, la disciplina de la reporter¨ªa y la libertad para imaginar.
Misterio y ambig¨¹edad. El periodismo le ha permitido encontrar historias y personajes, y la literatura, la posibilidad de inyectarles ambig¨¹edad y un ingrediente que Solano considera esencial: misterio.
El boxeo como met¨¢fora. S¨¢lvame Joe Louis, el t¨ªtulo de su primera novela, evoca al boxeador estadounidense que, ahogado por las deudas, termin¨® de portero en un casino de Las Vegas. La novela no es de boxeo, pero s¨ª refleja el gusto de Solano por la met¨¢fora de la lucha.
Pesimismo vital. Solano puede definirse como un pesimista al que le gusta vivir. No cree que los colombianos sean los m¨¢s felices del mundo como subrayan algunas encuestas. "Es gente emproblemada, con ganas de beber, de trabajar, de tener sexo furtivo. Como todo el mundo. Hay quienes dicen que son las personas m¨¢s amables. A veces s¨ª, a veces no".
La historia, dividida en tres partes, cuenta la vida de dos adolescentes exc¨¦ntricos y hu¨¦rfanos de la clase media alta bogotana, dos espec¨ªmenes de piel lechosa sobre los que sus compa?eros de colegio tejen todo tipo de rumores, desde que son hermafroditas hasta sus supuestos ritos sat¨¢nicos o su origen extraterrestre por coleccionar servilletas usadas, leer enciclopedias, beber Coca-Cola con orines o nunca llevar vaqueros. En la segunda parte Solano aborda con tono de cr¨®nica el ascenso ¨¦pico de un ciclista, Vicente Aguirre, ganador de tres Vueltas a Colombia cuando se atravesaban los r¨ªos con la bicicleta al hombro, que cay¨® en desgracia despu¨¦s de que su esposa desapareciera. Por ¨²ltimo, el viaje de Aguirre y una joven mujer al desierto de La Guajira, una road movie que escribi¨® pensando en cumbias y canciones de Bob Dylan. ¡°Soy un omn¨ªvoro musical. Primero el rock, desde The Kinks hasta Leningrad Cowboys pasando por grupos colombianos como Hora Local. Despu¨¦s algunos boleristas, Vinicius de Moraes, Gainsbourg, Kraftwerk. Hasta Los Chunguitos est¨¢n entre mis amores¡±, detalla.
La vida detr¨¢s de la violencia
¡°No me interesa hacer literatura de la violencia con fines sociol¨®gicos. Es muy grande el dolor de otros como para querer empaquetarlo y volverlo literatura. Yo no me atrevo. Adem¨¢s no creo que los libros tengan el poder de sanar hasta tal punto. A lo que quiz¨¢s me atreva es a tratar cierta locura inmanente a la violencia. Vamos a ver si puedo. Quiz¨¢s por eso me ha gustado tanto Kurt Vonnegut desde que lo descubr¨ª¡±, detalla Solano. El escritor estadounidense recordado por obras como Matadero Cinco, donde describe sus experiencias como soldado en la Segunda Guerra Mundial, es una de las influencias del novelista colombiano.
Solano cuenta la vida en Colombia detr¨¢s de la violencia o a pesar de ella. Tambi¨¦n se ven episodios desapercibidos en la narrativa colombiana como el apag¨®n de 1992, un racionamiento energ¨¦tico de casi dos a?os que orden¨® el Gobierno y que sumi¨® a la urbe de siete millones de habitantes en una oscuridad espesa. ¡°Crec¨ª en una ciudad violenta, que a pesar de haber mejorado, me parece todav¨ªa muy hostil, muy agresiva. Siempre que camino por Bogot¨¢ estoy alerta. Por fortuna no me toc¨® directamente ning¨²n episodio violento aparte de un d¨ªa en que me robaron el tel¨¦fono celular y me partieron la cabeza. Quiz¨¢s lo m¨¢s fuerte es que siempre relacionar¨¦ puntos de la ciudad con la muerte: en este parqueadero pusieron tal bomba, en esta esquina mataron a tal persona, aqu¨ª secuestraron a otra. La muerte queda flotando, no se desvanece del todo y eso desencaja aunque hayan pasado veinte a?os¡±, detalla Solano.
La biblioteca del abuelo materno
El escritor recuerda que de ni?o, cuando comenz¨® a leer Tarz¨¢n de los monos, sinti¨® que el autor lo ¡°agarraba por el cuello¡±, dejando a un lado el f¨²tbol que no se le daba del todo bien y sus sue?os de bajista, su amor frustrado. De fondo estaba la separaci¨®n de sus padres (su padre se fue a vivir a una finca cafetera y su madre se march¨® a Nueva Jersey) y la inagotable biblioteca de su abuelo. ¡°Mi abuelo materno era un abogado conservador al que mataron justo a la edad que tengo yo ahora, 36 a?os. Dej¨® tres hijas y una biblioteca. Le¨ª La monta?a m¨¢gica, Crimen y castigo, Fausto y el Quijote en las ediciones que compr¨® por correspondencia. El bien m¨¢s preciado que hered¨¦ fue su diario, que mi abuela me regal¨® cuando cumpl¨ª 18 a?os. Ah¨ª est¨¢n rese?adas sus lecturas, los intentos de suicidio de sus amigas, su inter¨¦s en la pol¨ªtica, sus temores, sus planes de ir a Buenos Aires con mi abuela antes de que lo mataran en la plaza de su pueblo, Montenegro¡±, comenta el escritor.
¡°No me interesa hacer literatura de la violencia con fines sociol¨®gicos. Es muy grande el dolor de otros como para? volverlo literatura.
Le¨®n Sierra, abuelo de los Cuervo, comienza su andadura como comentarista de radio al tener que exiliarse del mismo pueblo donde asesinaron al abuelo de Solano, Montenegro, como si de esta manera el autor le diera otra vida en su novela. Sierra encarna a los locuaces comentaristas deportivos de los a?os cincuenta y sesenta en Colombia que comparaban las etapas de ciclismo con batallas ¨¦picas, y a los corredores, muchos de ellos obreros y campesinos analfabetos, con dioses de El Olimpo a los que bautizaban con nombres lapidarios como El ?ngel Exterminador.
El ciclismo ¨¦pico
Cuando trabajaba para la revista Cromos, Solano recibi¨® el encargo de cubrir en 2000 los 50 a?os de la Vuelta a Colombia, una experiencia para un joven graduado de literatura que le permiti¨® conocer de cerca el mundo del ciclismo y recorrer buena parte del pa¨ªs tomando nota de sus paisajes y de huellas imperceptibles como una estatua o un edificio abandonado. Algunas de las anotaciones recogidas en este viaje han formado luego parte de la ¡°Peque?a enciclopedia de construcciones y monumentos inesperados¡± que redactan los hermanos Cuervo en su novela: ¡°M¨¢s que lugares curiosos eran lugares hist¨®ricos con una carga particular: las ruinas de un antiguo leprosario ¡ªle¨ª en alg¨²n lado que a principios del siglo XX Colombia era considerado uno de los lugares con m¨¢s leprosos en el mundo¡ª, un cementerio para ateos y masones a la salida de un pueblo (Circasia), una bodega para congelar pescado y mariscos en medio del desierto, una r¨¦plica de la Casa Blanca mandada a construir por un narcotraficante¡±.
Un escritor en las ant¨ªpodas
Solano parte de una imagen, de una atm¨®sfera y de unos personajes sobre los que se pregunta sobre su pasado y los motivos que los arrastraron a una determinada orilla. En su caso el rompecabezas de los ¨²ltimos cinco a?os lo ha llevado a vivir en cuatro pa¨ªses diferentes: Colombia, Estados Unidos, Espa?a y Corea del Sur, algo que se refleja en su obra: ¡°Mi primera novela la escrib¨ª en Barichara (un pueblo cercano a Bogot¨¢) por temporadas. Los hermanos Cuervo en muchos lados. La empec¨¦ en el puerto coreano de Busan, la continu¨¦ en una finca en el Valle (Colombia), la segu¨ª en una residencia literaria de Estados Unidos (Yaddo) y en Salamanca, mientras mi esposa estudiaba. Mi refugio fue la biblioteca de la Casa de las Conchas. Quiz¨¢s por todas esas mudanzas la novela tiene una estructura tan particular¡±.
Ahora Solano quiere un hogar, as¨ª sea en las ant¨ªpodas. Entre Se¨²l y Bogot¨¢ existe un cord¨®n de curiosidad y extra?a hermandad que une a los colombianos con los surcoreanos por el apoyo de un contingente de soldados andinos en la guerra que dividi¨® a Corea. Al escritor le siguen sorprendiendo las 24 horas de actividad de Se¨²l, el poder ir a un cine a las tres de la madrugada, los noraebang (karaokes) donde triunfan boleros en espa?ol como Quiz¨¢s, Quiz¨¢s o las cirug¨ªas de apertura de ojos para que las coreanas luzcan m¨¢s occidentales, una pr¨¢ctica que el periodista compara con los implantes de silicona que las adolescentes colombianas les piden a sus padres.
¡°Trabajo en la radio. A veces leo las noticias en el servicio en espa?ol de KBS, que es como la BBC coreana. Comento las noticias del d¨ªa, doy el parte del tiempo y los indicadores econ¨®micos. Almuerzo comida coreana mientras pasan b¨¦isbol en la cafeter¨ªa y mis compa?eros comentan el nivel de radioactividad en Jap¨®n, que de alguna manera ya afecta a Corea. La gente est¨¢ preocupada¡±, detalla.
?Bogot¨¢? ?Se¨²l? ?Nueva Jersey? ?Medell¨ªn? Su esposa, m¨¢s proclive a los viajes, le susurra adem¨¢s destinos como Jap¨®n.
¡°Conoc¨ª la felicidad plena un par de noches en Brisas de Costa Rica. Si amanezco deprimido me acuerdo de una de esas noches, de un par de rostros y la tonter¨ªa se me va r¨¢pido¡±. El bar ya no existe.
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