El ¡®disco-carnaval¡¯ de Arcade Fire
El grupo de rock alternativo m¨¢s importante del mundo presenta su cuarto ¨¢lbum, ¡®Reflektor¡¯
Subido en un escenario al aire libre con media docena de desmelenadas palmeras como tel¨®n de fondo, Win Butler, el cantante de Arcade Fire, arranca el cuarto concierto de presentaci¨®n de su nuevo disco. Le dice al p¨²blico de Miami que espera que est¨¦n contentos con el lugar escogido y tengan suficiente espacio para bailar.
La cita, convocada la noche del jueves en el apartado Centro cultural de Little Haiti, tampoco es una extravagante casualidad. De hecho, nada relativo a Arcade Fire parece serlo. ¡°Un show debe ser memorable, no estupendo¡±, dice Win Butler y habla de los excepcionales recuerdos que a veces rodean una experiencia.
A Butler le acompa?an 10 miembros de su banda, entre los que se encuentran su esposa R¨¦gine Chassagne, su hermano Will, y dos percusionistas haitianos. Todos ellos, vestidos con estrafalarias ropas, entablan un juego-farsa en el que pretenden formar parte de una banda, Reflektors, que toca alg¨²n tema de Arcade Fire, el grupo de Montreal que en cuatro discos se ha convertido en icono de la m¨²sica indie. L¨²dicos y profundos; personales y entusiastas; teatrales sin aspavientos.
La relaci¨®n con el pa¨ªs caribe?o la explican al d¨ªa siguiente, durante la ronda de entrevistas. Chassagne y su familia emigraron a Canad¨¢ desde Hait¨ª durante la brutal dictadura de Papa Doc Duvalier. Ella se reencontr¨® con ese pa¨ªs tras la muerte de su madre. Fue una extra?a semana de 2011, que llev¨® a Arcade Fire de la entrega de los premios Juno en Canad¨¢ a su primer concierto en Hait¨ª con el disco Suburbs, y de all¨ª a la despedida del grupo neoyorquino LCD Soundsystem en el Madison Square Garden.
Ha sido, por cierto, James Murphy, l¨ªder de LCD, quien ha mezclado las canciones del nuevo ¨¢lbum. ¡°Esa semana fue intensa y arranc¨® el sentimiento que inspira Reflektor¡±, cuenta Will Butler. ¡°En Hait¨ª tocamos canciones de los Rolling Stones y de Blondie. Y pensamos: ¡®?C¨®mo tocamos nosotros las canciones de otros?¡±.
Por eso los 14 temas del ¨¢lbum, titulado Reflektor, son en palabras de este singular artista fruto del encuentro ¡°de Studio 54 con ritmos haitianos¡±. El disco-carnaval, ir¨®nico y sincero a partes iguales, est¨¢ servido.
A los asistentes a esta fiesta en Miami se les ha pedido que se vistan para la ocasi¨®n. Era obligatorio acudir disfrazado, o de gala. Por eso hay piratas y m¨¢scaras, ¡ªning¨²n bikini, ni camisetas chillonas como las que pueblan las playas de esta ciudad¡ª. Un juego de espejos con la soledad del escenario, a la que aluden en un verso. Es una lectura de las muchas capas y referencias que arman sus canciones. Hay espacio para el mito de Orfeo, David Bowie o las esculturas de un colectivo haitiano, Atis Rezistans.
Tambi¨¦n para el padre del existencialismo Kierkegaard, uno de cuyos ensayos Win Butler ley¨® a su grupo durante su ¨²ltima gira. ¡°Escribi¨® sobre una era pasional y reflexiva. Es interesante este tiempo que nos ha tocado vivir. Tambi¨¦n hay mucho en este disco sobre las relaciones entre hombres y mujeres. Al hacerte mayor todo gira sobre c¨®mo hacerlas funcionar. No es simple escapismo¡±, dice el l¨ªder de la banda.
Si la atenci¨®n duradera es un bien preciado y escaso en estos tiempos que corren, Arcade Fire se lanza a pedir m¨¢s. Su rock no es agresivo, sino reflexivo, sus canciones nunca trazan un c¨ªrculo. ¡°Nada se inventa, todo viene de alg¨²n sitio, tomas algo y con esos mimbres haces algo nuevo, solo empujando hacia otro lado. La gente se atasca buscando influencias, pero es algo absurdo, como fijarse en la lente que ha usado un director de cine y solo en eso. Se trata de pensar en juntar y procesarlo, ?New Order y Motown? ?C¨®mo sonar¨ªa eso? Ah¨ª arrancamos el anterior disco¡±, explica el cantante.
Butler menciona un episodio de su infancia, una inundaci¨®n en Texas, ¡ªdonde se cri¨® antes de asistir al exclusivo internado Phillips Exeter¡ª, y como fue a la iglesia aquel d¨ªa con su chubasquero y ayud¨® a arrancar la moqueta de varias casas. De las muchas visitas a la iglesia que hizo con su familia solo recuerda esa. ¡°Tratamos de capturar un esp¨ªritu y de encontrar un lugar del disco donde aflore. Es algo que nos importa porque la gente cuando va a un concierto trae un determinado estado an¨ªmico, que puede ser violento, feliz o ligero y quieres conectar con ese esp¨ªritu colectivo¡±, relata la ma?ana siguiente al carnaval de Miami, acompa?ado por su hermano, en la ronda de entrevistas que el grupo concede en un ins¨®lito restaurante haitiano, Tap Tap, lleno de peque?os cuartos pintados de colores.
Trabajan con discogr¨¢ficas pero quieren mantener el control. Han arrancado una campa?a en la que donan dinero de las entradas de sus conciertos para la ONG Partners in Health y han puesto en marcha un sistema para que otros grupos como Vampire Weekend hagan lo mismo. Tambi¨¦n buscaron este restaurante, ¡°mucho mejor que la habitaci¨®n de un hotel, ?No te parece?¡±, comenta Will Butler.
En uno de los salones est¨¢ dispuesta una larga mesa para que la populosa banda tome su almuerzo, con el beb¨¦ de R¨¦gine y Win, los managers, los percusionistas y los m¨²sicos. Reflejo quiz¨¢ de su estilo, una mezcla misteriosa.
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