Durero, primer artista moderno
Dos muestras en Fr¨¢ncfort y Londres describen al pintor y grabador como un creador avanzado a su tiempo
No solo fue uno de los hombres m¨¢s aplaudidos por su ¨¦poca, en la que se erigi¨® en uno de los artistas m¨¢s vers¨¢tiles, inspirado por el magisterio espiritual de Leonardo da Vinci. Durero tambi¨¦n fue un hombre avanzado a su tiempo, adem¨¢s de uno de los primeros artistas en el sentido moderno. El pintor y grabador alem¨¢n convirti¨® su firma en una marca personal e intransferible, de la que no dud¨® en servirse como una especie de copyright. Potenci¨® los encargos estrechando los v¨ªnculos con compradores potenciales y estudi¨® las necesidades del incipiente mercado del arte. E incluso aprovech¨® la invenci¨®n de la imprenta para multiplicar la difusi¨®n de su obra a lo largo y ancho del continente, como un creador tirando a h¨¢bil podr¨ªa hacer hoy.
Se trata de una de las principales ense?anzas de la gran exposici¨®n inaugurada en el Museo St?del de Fr¨¢ncfort, cuya fachada preside desde hace unos d¨ªas la efigie del artista, que parece observar con desd¨¦n el skyline de rascacielos levantados en la orilla opuesta del Meno. La muestra, sobriamente titulada D¨¹rer, re¨²ne 280 obras, dos centenares del propio artista y ochenta m¨¢s de contempor¨¢neos que le inspiraron o sobre los que ejerci¨® su influencia. Adem¨¢s de explotar la gran colecci¨®n del St?del, la exposici¨®n cuenta con decenas de pr¨¦stamos llegados del Louvre, el British Museum, la National Gallery, el Rijksmuseum o el Museo del Prado. "El objetivo era poder presentar un Durero al completo", afirma el comisario de la muestra, Jochen Sander, especialmente interesado en la modernidad del artista. "Su innovaci¨®n art¨ªstica, su investigaci¨®n te¨®rica y su talento para el marketing y la puesta en escena de su obra lo convirtieron en uno de los artistas europeos m¨¢s influyentes".
La muestra recoge las grandes obras de Durero, de las pinturas religiosas al paisajismo pastoril, pasando por los encargos del emperador Maximiliano I y los ¨²ltimos lienzos inspirados por la reforma luterana. Pero se detiene con especial atenci¨®n en sus grabados, que el propio pintor consideraba bastante m¨¢s interesantes que sus pinturas. El conjunto aparece insistentemente explicado a trav¨¦s del contexto hist¨®rico y de los debates te¨®ricos en boga, como la obsesi¨®n medieval por la representaci¨®n de las proporciones del cuerpo humano, reflejo del orden divino. "No quer¨ªamos hablar solo de su obra, sino tambi¨¦n de su personalidad, de sus influencias y del tiempo que le toc¨® vivir. La ¨¦poca ten¨ªa que quedar plenamente reflejada en la muestra", a?ade el director del St?del, Max Hollein.
El tiempo que le toc¨® vivir a Durero, nacido en 1471, fue el de los malos augurios que acompa?aron el cambio de siglo, uno de esos reflejos supersticiosos de los que nuestra cultura todav¨ªa no se ha desprendido. Por aquellos d¨ªas, sus contempor¨¢neos sol¨ªan detectar s¨ªntomas de un Apocalipsis inminente en todos los rincones. Seg¨²n la ex¨¦gesis de las sagradas escrituras, los acontecimientos anormales constitu¨ªan avisos de que el fin de los d¨ªas se acercaba. Durero no qued¨® al margen de esta fiebre preapocal¨ªptica, como demuestra la conocida serie de doce grabados realizada en 1498, en la que figuran desde los cuatro jinetes hasta la prostituta de Babilonia. Muchos de sus grabados dieron cuenta del nacimiento de gemelos siameses y extra?os animales, como La cerda monstruosa de Landser, con dos cuerpos y una sola cabeza, considerado otro s¨ªntoma de que el fin del mundo estaba a punto de llegar. Durero reprodujo sus grabados a trav¨¦s de la imprenta y los difundi¨® por centenares por todo el pa¨ªs. "Con una tirada de mil ejemplares o m¨¢s, estos folletos impresos son considerados precursores de los medios de masas modernos. Estaban disponibles en ferias de ganado y libreros, pero tambi¨¦n eran distribuidos por comerciantes itinerantes que recorr¨ªan el pa¨ªs vendiendo de puerta en puerta", confirma Almut Pollmer-Schmidt, uno de los conservadores-jefe del museo, en el cat¨¢logo de la exposici¨®n.
Esos grabados, que hay quien considera la antec¨¢mara del periodismo sensacionalista de hoy, daban cuenta de realidades desconocidas y pon¨ªan de manifiesto los l¨ªmites del conocimiento del mundo. El Rinoceronte que Durero dibuj¨® en 1515, vendido hace pocos meses por 866.500 d¨®lares (628.000 euros) en la sede neoyorquina de Christie's, se inscribi¨® en esa misma l¨®gica. El Sult¨¢n de Gujarat hab¨ªa regalado esa inmensa criatura, desconocida en tierras europeas, al rey Manuel de Portugal. La voz corri¨® enseguida por el continente. Durero retrat¨® al animal en un espectacular grabado que triunf¨® por su exotismo: no se hab¨ªan visto ejemplares de la misma especie en Europa desde muchos siglos atr¨¢s.
Durero tambi¨¦n se empe?¨® en que todas sus creaciones fueran reconocidas como suyas, firmando sus cuadros y grabados con un dibujo inmutable que conten¨ªa sus iniciales. Lo convirti¨® en un sello personal, en el marco de una operaci¨®n de branding que tambi¨¦n resulta bastante contempor¨¢nea. "Se promocion¨® a s¨ª mismo a trav¨¦s de ese monograma, asegur¨¢ndose de que su arte fuera f¨¢cilmente identificable como su propiedad art¨ªstica e intelectual", asegura Stephanie Buck, comisaria de otra muestra que se expone hasta el 12 de enero en la Courtauld Gallery de Londres, centrada en los viajes del artista durante sus a?os de juventud. Gracias a esos trayectos por Alemania, Italia y Flandes, realizados entre 1490 y 1495, el joven Durero logr¨® concluir su metamorfosis de artesano del metal, formado en el taller de orfebrer¨ªa de su padre, a genio renacentista en toda regla. El retrato de su esposa Agnes, trazado con l¨ªneas de una delicada imperfecci¨®n, parece la mejor prueba de ello: los c¨¢nones del dibujo medieval empezaban a dar lugar a algo bastante distinto.
Buck considera que el pintor estaba "perfectamente al corriente del poder de su arte y de las posibilidades que le confer¨ªa el marketing". Seg¨²n la comisaria, los periplos de Durero le permitieron "visitar otros talleres en el norte de Alemania y hacer networking, estableciendo una red de contactos". Fueron viajes de formaci¨®n pero tambi¨¦n de negocios, en los que explor¨® las necesidades del mercado. Viaj¨® a Italia para descubrir la obra de los grandes pintores de su tiempo, pero tambi¨¦n a Flandes en busca de encargos de adinerados clientes. Uno de los m¨¢s ricos industriales de Fr¨¢ncfort le solicit¨® para un retablo sobre la asunci¨®n y la coronaci¨®n de la Virgen, con la intenci¨®n de ganar prestigio social y favorecer su salvaci¨®n personal, tal vez consciente de haber pecado. Por primera vez, la muestra de Fr¨¢ncfort re¨²ne la totalidad de los fragmentos del llamado Altar de Heller, distribuidos en distintas colecciones p¨²blicas y privadas.
Pero si Durero resulta moderno, tal vez sea por el indescifrable enigma que encierran algunos de sus grabados, que siguen resonando en un tiempo aferrado a las mismas obsesiones enfermizas. El que se lleva la palma es uno de los m¨¢s conocidos, Melancol¨ªa I, retrato de una figura cabizbaja, rodeada de figuras geom¨¦tricas y relojes de arena y envuelta en un indescriptible sentimiento que apunta que algo terrible est¨¢ a punto de suceder. Durero la firm¨® en 1514, cuando el supuesto Apocalipsis ya hab¨ªa quedado atr¨¢s. Pero su estado de desasosiego parec¨ªa seguir intacto, tal vez porque sospechaba que el siguiente se deb¨ªa de encontrar a la vuelta de la esquina.
Babelia
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