Marc Fumaroli: ¡°Amazon son ladrones, unos vampiros¡±
Palad¨ªn de la gran cultura francesa y erudito de los de antes, Marc Fumaroli trata en su ¨²ltimo libro sobre la utop¨ªa europea de la Rep¨²blica de las ideas Alerta en esta entrevista sobre los peligros de los monopolios tecnol¨®gicos
El erudito Marc Fumaroli, catedr¨¢tico de la Sorbona y del Coll¨¨ge de France, c¨¦lebre por sus estudios culturales y sus tratados sobre literatura francesa, rastrea en su nuevo libro, La Rep¨²blica de las letras (Acantilado), la existencia de una comunidad transnacional de hombres de la cultura que mantuvo f¨¦rtiles relaciones desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII. Un civismo ilustrado que se basaba en el ocio y la ret¨®rica, y que muri¨® cuando el romanticismo propuso conceptos contrarios: la autoexpresi¨®n, el nacionalismo, las vanguardias¡
Pregunta. Parece que todos los autores de los que habla en su libro fuesen excelentes personas. ?Es una cualidad imprescindible para ser un buen escritor, o m¨¢s bien sucede lo contrario?
Respuesta. [Risas] Es una buena cuesti¨®n, que ya se plante¨® Gide. Dijo que no se hace literatura con buenos sentimientos. Y creo que tiene raz¨®n. Las bellas artes no tienen nada que ver con ninguna ortodoxia moral. ?Al contrario! La complejidad del hombre hace que no se pueda limitar a reglas estrictas, fijas.
El autor de ¡®El Estado cultural¡¯ publica en Espa?a ¡®La Rep¨²blica de las letras¡±
P. Pensaba en casos como Sade, tan apreciado por los literatos franceses, o, ya en el siglo XX, C¨¦line o Brasillach, tres autores tan importantes como da?inos.
R. Bueno, son diferentes. Brasillach fue un maravilloso escritor, un joven genio, que se equivoc¨®, pero yo no lo colocar¨ªa en la misma categor¨ªa. C¨¦line era un genio. Y en cuanto a Sade, se ha exagerado mucho en Francia con ¨¦l. Fueron las vanguardias las que lo presentaron como un genio cuando en realidad nadie lo lee, es demasiado aburrido.
Las bellas artes no tienen nada que ver con ninguna ortodoxia moral¡±
P. ?Por qu¨¦ detiene sus estudios sobre la Rep¨²blica de las letras en el siglo XVIII?
R. No paso al XIX porque los pilares, los principios sobre los que descansaba la existencia de una rep¨²blica de letras europea que trascend¨ªa naciones, religiones, diferentes opiniones, filosof¨ªas e incluso g¨¦neros literarios, desaparecieron en el siglo XIX. En primer lugar, en el Antiguo R¨¦gimen el valor central es el ocio. Es decir, desde la antig¨¹edad, el otium, pero no en el sentido de pereza, sino que el valor central de la vida era dedicar el tiempo libre a consagrarse a las actividades m¨¢s dignas del hombre libre. Ahora bien, en el Antiguo R¨¦gimen la Iglesia, la monarqu¨ªa, distribu¨ªan pensiones, becas¡ el n¨²mero de personas que ten¨ªan medios de vivir para las cosas del esp¨ªritu era muy numeroso, mucho. Y eso explica esa clase de ocio que se ha calificado de Rep¨²blica de Letras, y que efectivamente enriqueci¨® el conocimiento y la literatura, las artes, las letras. Mientras que en el mundo industrial, moderno, el valor central es el trabajo. Es el beneficio, ganar, un mundo en que artes y letras est¨¢n cada vez m¨¢s marginalizados, no son de la misma necesidad que en un mundo centrado en el ocio. Este es un primer punto. El segundo es que en el Antiguo R¨¦gimen est¨¢bamos todav¨ªa en la tradici¨®n ret¨®rica, mientras que en el siglo XIX entramos en el romanticismo que condena a la ret¨®rica, y en las vanguardias, que no s¨®lo la condenan sino que la quieren subvertir. ?Y qu¨¦ es la ret¨®rica?
P. ?El arte de la persuasi¨®n?
R. Exactamente, el arte de dialogar, de adivinar al otro para poder persuadirle, es toda una ciencia de superar el ombliguismo, el ego¨ªsmo y la subjetividad absoluta. Esto es fundamental en la Ret¨®rica, mientras que en el sistema rom¨¢ntico se trata de expresarse, y para ¡°expresarse¡± hay que recurrir ?a qu¨¦?
P. Al lenguaje.
R. ?S¨ª, y por desgracia, el lenguaje no se expresa! El lenguaje, ?sabe usted? Es una cosa muuuuuy vieja. Cada palabra, cada frase, ha sido utilizada un mill¨®n de veces. El romanticismo plantear¨¢ una contradicci¨®n casi intolerable para el ejercicio de la literatura: hay que expresar el ¡°yo interior¡±, y para expresarlo hay que recurrir a palabras, ?a frases que todo el mundo utiliza! De ah¨ª, tres poetas terribles, Rimbaud, Lautr¨¦amont, Mallarm¨¦, que hicieron de esto un principio tr¨¢gico que hace la literatura imposible¡ Adem¨¢s, las vanguardias rechazan todas las categor¨ªas ret¨®ricas: lo suave, lo bello, lo elegante, etc¨¦tera, son reputados como innobles, populistas, vulgares, propiedad de todo el mundo o sea de nadie, y a eso oponen la categor¨ªa de ¡°lo sublime¡±. ?Todas las vanguardias son sublimes! En pintura es la abstracci¨®n, que destruye toda figuraci¨®n, en poes¨ªa el surrealismo, que remite a los sue?os porque de ah¨ª viene algo in¨¦dito, trastornador, no quieren m¨¢s que ser trastornados, revolucionados, atormentados¡ hasta volverse locos. La literatura moderna quiere liberarse de lo vulgar a cualquier precio. ?Es parad¨®jico, en los reg¨ªmenes democr¨¢ticos!... Toda mi obra est¨¢ orientada en torno a un libro magn¨ªfico de Jean Paulhan que plantea esto. Ah¨ª se explica muy bien c¨®mo la ret¨®rica es el para¨ªso de la comunicaci¨®n, mientras que la anti-ret¨®rica es es el terror. ?l llama ¡°el r¨¦gimen del terror¡± al r¨¦gimen moderno de la literatura.
P. ?C¨®mo sinti¨® usted la llamada de las letras?
R. En 1940 o 1942 yo ten¨ªa unos 10 a?os y viv¨ªa en Marruecos. En 1942 desembarcaron los americanos y las comunicaciones con Francia quedaron suspendidas hasta 1945. Ya no recib¨ªamos libros de Francia. Pero en casa ten¨ªa libros. ?Cu¨¢les? Moli¨¨re, Corneille, Racine, La Rochefoucauld, y los le¨ªa con una felicidad incre¨ªble. Moli¨¨re me parec¨ªa tan divertido, tan revelador¡ Era como si todas las paradojas de la condici¨®n humana se me revelasen de repente. Me re¨ªa solo, en mi cuarto. Y a partir de ah¨ª trat¨¦ de descubrir el misterio de aquel clasicismo franc¨¦s que me parec¨ªa a la vez l¨ªmpido, accesible a todos y muy profundo, muy ir¨®nico, acorde a la naturaleza humana en lo que tiene de m¨¢s inquietante y m¨¢s bello. Ese fue mi principio: tuve la suerte de estar privado de libros que no fueran los cl¨¢sicos.
P. Por cierto, que La Rep¨²blica de las letras menciona a un escritor espa?ol, Juan de Huarte, autor de el Examen de los esp¨ªritus. Pero aparte de eso apenas menciona usted la literatura espa?ola, que en el siglo XVII influy¨® tanto sobre la francesa¡
R. Los maestros de Europa son los italianos. Ustedes y nosotros somos sus alumnos. La pareja, en mi libro, es el maestro italiano y el alumno franc¨¦s. No pod¨ªa a?adir adem¨¢s a Espa?a, no se puede hablar de todo a la vez. Aunque es cierto que en Par¨ªs hasta el reino de Luis XIV estaban los mayores hispanistas de la ¨¦poca, Corneille saque¨® su teatro, la reina de Francia era espa?ola¡ Pero yo he publicado un largo prefacio al Or¨¢culo manual de Graci¨¢n y all¨ª efectivamente hablo de todo aquella cultura francoespa?ola que dur¨® mucho tiempo, porque incluso a principios del siglo XVIII cuando Espa?a tuvo Borbones¡ Una de nuestras novelas m¨¢s famosas, de Lessage, Gil Blas de Santillana, es una versi¨®n francesa de vuestra picaresca, y es uno de los grandes cl¨¢sicos de la literatura francesa, y Don Quijote apasion¨® a todo el siglo XVIII franc¨¦s, a pintores, a poetas, a Voltaire¡
P. Usted, que escribi¨® El estado cultural, contra la pol¨ªtica ideologizante ?c¨®mo valora la defensa estatal de los libreros franceses contra Amazon?
R. Estoy a favor de las librer¨ªas. ?Es el combate de David contra Goliat! ?Esas enormes maquinarias internacionales como Amazon que comen dinero y no pagan impuestos son ladrones, son vampiros, los detesto, no hay nada m¨¢s horrible que esos Steve Jobs y compa?¨ªa! En El Estado cultural yo no dije que el Estado no tiene que intervenir en los temas culturales; lo que dije es que debe apoyar solo lo mejor, y no derrochar en apoyar el rock o el rap y esas cosas que se venden muy bien solas. ?Apoyar el libro, s¨ª, al cien por cien! O nos convertiremos en subamericanos. En Nueva York todas las librer¨ªas interesantes han cerrado, quedan un par de Barnes and Noble, nada m¨¢s...
Ret¨®rica y literatura
Marc Fumaroli (Marsella, 1932) es catedr¨¢tico de La Sorbona, miembro de la Academia Francesa y del Coll¨¨ge de France. Ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de la ret¨®rica y de la literatura francesas. Adem¨¢s, es autor de importantes ensayos sobre figuras de las letras francesas como Rabelais, Montaigne, Poussin, Corneille, Pascal, Retz, Perrault, La Tour o La Fontaine. Estas son algunas de sus obras de referencia:
El Estado cultural. Ensayo sobre una religi¨®n moderna (1991).
La educaci¨®n de la libertad (1994).
Historia de la ret¨®rica en la Europa moderna (1999).
Las abejas y las ara?as: las querellas entre los antiguos y los modernos (2000).
La diplomacia del ingenio (2001).
Chateaubriand: poes¨ªa y terror (2004).
Pintura y poder en los siglos XVII y XVIII: de Roma a Par¨ªs (2007).
Par¨ªs-Nueva York-Par¨ªs (2010).
La diplomacia del ingenio (2011).
Babelia
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