Mariana Cornejo, cantaora, alegr¨ªa y pena de C¨¢diz
Maestra en chuflillas y tanguillos, dominaba tambi¨¦n la vertiente grave del flamenco gaditano
La cantaora Mariana Cornejo, Mariana de C¨¢diz, falleci¨® el pasado mi¨¦rcoles con 66 a?os de un s¨²bito fallo multiorg¨¢nico en la ciudad en la que naci¨® y cuyo cante llev¨® por bandera. Los aficionados, sus compa?eros, la ciudad entera, pudieron despedirse de ella entre el dolor y la sorpresa que su muerte ha causado. Su cuerpo estuvo expuesto durante el d¨ªa de ayer en el Centro Flamenco de la Merced, en el coraz¨®n del popular Barrio de Santa Mar¨ªa, muy cerca de la estatua de su amigo Chano Lobato de quien, al fallecer, recibir¨ªa el testigo simb¨®lico de portadora de los estilos gaditanos. Ella era C¨¢diz por naturaleza y por vocaci¨®n. Siempre sencilla y cercana, no se reconoc¨ªa graciosa, pero su ser irradiaba una simpat¨ªa natural nada pretendida. Para su cante eligi¨® los estilos de la tierra porque, confesaba, era lo que mejor sab¨ªa hacer. Fue as¨ª dominadora de las chuflillas con su vertiginoso comp¨¢s, sabia en canti?as y se?ora del tanguillo, pero Mariana portaba tambi¨¦n esa vertiente grave del flamenco gaditano, el de la sole¨¢ de Enrique El Mellizo, por ejemplo, que interpretaba con una soberbia contenci¨®n.
Su carrera fue curiosa cuanto menos. Sobrina de Canalejas de Puerto Real, con quien se iniciar¨ªa, fue artista precoz de ni?a y se asom¨® a los escenarios y a las radios, con sus concursos tan en boga. Le gustaba recordar que la llegaron a anunciar como La Paquera Chica, quiz¨¢s por su fuerza o quiz¨¢s por su devoci¨®n por la cantaora jerezana. Su otra pasi¨®n art¨ªstica ser¨ªa Antonia Gilabert, La Perla de C¨¢diz, por cuyo marido, Curro La Gamba, volver¨ªa a retomar una carrera abandonada prematuramente por exigencias paternas. Curro la anim¨® porque dec¨ªa que su voz era la que m¨¢s le recordaba a su difunta Antonia. Tambi¨¦n la anim¨® el poeta arcense Antonio Murciano, con el que se volver¨ªa a reunir despu¨¦s. Por fin, a mediados de los ochenta del pasado siglo, ya casada y con una hija, Mariana volver¨ªa al arte haciendo compatibles sus obligaciones de madre y de artista con la misma pasi¨®n. Imposible no pensar que una faceta se empap¨® de la otra y viceversa: derroch¨® arte en el d¨ªa a d¨ªa con su extraordinario ¨ªmpetu y generosidad, y mim¨® el cante con un cuidado casi maternal. Quiz¨¢s por eso el ¨¦xito y el reconocimiento no tardaron en llegarle pese a una carrera discogr¨¢fica irregular. Entre sus discos cabe destacar su trabajo de debut en 1988 con Cosas de Cai, su grabaci¨®n C¨¢diz por Canti?as (2007), dirigida por Antonio Murciano y de la que Mariana se sent¨ªa muy orgullosa, o su disco de villancicos De Cai a Bel¨¦n (2009). Y, por supuesto, Tela marinera, de 2005, la obra con la que dec¨ªa sentirse m¨¢s identificada.
En 2007, durante el XXV Congreso Internacional de Arte Flamenco, la cantaora recibi¨® el Premio Miguel Acal de la Asociaci¨®n Nacional de Cr¨ªticos, Escritores e Investigadores del Arte Flamenco como reconocimiento por su trayectoria art¨ªstica y por su calidad como persona, adem¨¢s de por la citada grabaci¨®n Tela Marinera. En ella inclu¨ªa el cl¨¢sico tanguillo La guapa de C¨¢diz, de Quintero, Le¨®n y Quiroga, que habr¨ªa de proporcionarle una curiosa proyecci¨®n. El bailaor Antonio El Pipa la incorpor¨® a su compa?¨ªa con el espect¨¢culo De Tablao y Mariana pase¨® su genio gaditano por los escenarios de medio mundo, recreando el mon¨®logo de La Guapa. La historia ha querido que sea otro tanguillo, pero muy distinto, el que constituya su ¨²ltima grabaci¨®n aparecida. Se inclu¨ªa dentro de la grabaci¨®n El bar nuestro de cada d¨ªa del grupo La Canalla, con quien acept¨® grabar pese a las distancias estil¨ªsticas. Hace apenas unos meses acud¨ªa en persona a la presentaci¨®n del disco y dejaba su fuerza cantaora arropada por un grupo de metales y secci¨®n de ritmo. Cant¨® a d¨²o con el l¨ªder del grupo, Chipi Romera, que al despedirla exclam¨®: ¡°?Ay, qui¨¦n tuviera veinte a?os m¨¢s!¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.