El aut¨¦ntico oeste americano (tambi¨¦n) es madrile?o
'True West', montaje dirigido por Jos¨¦ Carlas Plaza, nos hace preguntarnos de qu¨¦ est¨¢ hecha la identidad
El dramaturgo estadounidense Sam Shepard (Fort Sheridan, Illinois, 1943) que ya ocupa un lugar entre los cl¨¢sicos, ha retratado en sus obras los residuos de un mundo rural que desapareci¨®, una realidad en que las conexiones entre el mito, la comunidad y el sentido de la vida se han disuelto en los desmanes de la existencia moderna. Un universo teatral en el que se combinan la cultura popular ¡ªla ciencia ficci¨®n, el rock and roll o el pop¡ª los conflictos familiares y la alienaci¨®n del ser humano, el absurdo, aquellos que perdieron, los losers. Una escenograf¨ªa realizada a base de tiza seguir¨¢ recreando el lunes 25 de noviembre, el martes 26 y el martes 10 de diciembre esos paisajes estadounidenses en los que se enfrentan dos personalidades muy distintas en apariencia. True West (el aut¨¦ntico oeste) se estren¨® en 1980 y llega ahora al Hall del Teatro Lara dirigida por Jos¨¦ Carlos Plaza y por la iniciativa de la cooperativa 94 West Producciones con 15 a?os de recorrido y llevada adelante por tres de los actores de la obra: Alberto Berzal, Israel Fr¨ªas y Luis Rallo.
La acci¨®n se sit¨²a a unos 65 kil¨®metros de Los ?ngeles. Dos hermanos se re¨²nen y deber¨¢n encontrar la manera de solventar sus diferencias; son muchas en la superficie. ¡°Se profundiza a partir de una an¨¦cdota hacia multitud de capas. Todo el equipo ha intentado llegar a ellas¡±, indica Plaza, que considera que el arraigo de la obra de Shepard al oeste estadounidense, esa Am¨¦rica profunda ¡°es solo una costra que, una vez que se quita, da paso a temas universales y sentimientos desgarrados¡ Es igual decir la Andaluc¨ªa o la Castilla aut¨¦nticas¡±. De esta forma, prosigue este director que lo ha sido todo en la escena espa?ola, en True West se produce ¡°ese paso de gigante¡± que destaca a los cl¨¢sicos. Esta obra forma parte de la trilog¨ªa sobre la familia del polifac¨¦tico Shepard ¡ªactor, m¨²sico y guionista de Paris,Texas de Wim Wenders, Palma de Oro de Cannes en 1984¡ª junto con Curse of the starving class (la maldici¨®n de la clase hambrienta) (1976) y Buried Child (El ni?o enterrado) (1978).
Jos¨¦ Carlos Plaza ha llegado a la direcci¨®n de este montaje invitado por los actores. Joaqu¨ªn Abad, Alberto Berzal, Inma Cuevas, Israel Fr¨ªas, Daniel Gallardo, Esther Ortega y Luis Rallo componen el elenco, y de ellos cuatro (Berzal, Fr¨ªas, Ortega y Rallo) se han formado en el Laboratorio de Teatro William Layton? que Jos¨¦ Carlos Plaza fund¨® y del que es profesor de interpretaci¨®n y direcci¨®n. Plaza se confiesa atrapado por este proyecto que desde su base rompe las jerarqu¨ªas tradicionales con respecto a la relaci¨®n director-actor, adem¨¢s de por la calidad del texto. ¡°True West se caracteriza por una dramaturgia perfecta en la que nada queda por justificar al final¡±. Para Plaza es admirable que Shepard recoja en sus obras ¡°la tradici¨®n de todos los grandes dramaturgos norteamericanos: Arthur Miller, Tennessee Williams... en su esencia¡¡±.
El montaje funciona, describe, como un espejo de dos seres humanos ¡°aparentemente distintos¡±. Se debate nada m¨¢s y nada menos que la cuesti¨®n de la identidad. El uno es ¡°pol¨ªticamente correcto¡±; el otro, ¡°un marginal¡±. Y el tipo de reflejo que se proyecta nos dice que ¡°la persona burguesa tiene un fondo salvaje¡ y viceversa. Hay una ¨®smosis, se devoran al fin¡¡±. Sam Shepard as¨ª lo contaba: ¡°Quer¨ªa escribir una obra sobre la naturaleza doble, pero no una que fuese simb¨®lica o metaf¨®rica. Quer¨ªa expresar lo que se siente al tener dos lados. La naturaleza doble es real.¡± Y True West lleva por otros derroteros que, seg¨²n su director, nos ponen en contacto directo con la realidad actual. ¡°Se trata de la filosof¨ªa del yin y del yang. Qu¨¦ sucede cuando lo sofisticado y lo ancestral no llegan a la armon¨ªa¡±.
Ejemplo de ese caos es ¡°la mentira del Gobierno de ahora, que no tiene pudor en erigirla como bandera y la descomposici¨®n de una sociedad en la que impera la falsedad y en la que la ¨¦tica y la moral ya no son v¨¢lidas¡±. Madrid lleno de basura funciona como ¡°met¨¢fora¡± de la ciudad corrupta.
El mensaje de Plaza despu¨¦s de la experiencia es claro: ¡°Que la gente joven proteste todo lo que tenga que protestar, pero que no esperen a que los llamen, que generen trabajo¡¡±.
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